martes, 3 de marzo de 2020

NOÉ JITRIK





De día siempre



Un perro
lejano
ansioso
un niño que despierta
amarrado
por un dolor
por un terror
incomprensible
zumbidos
presencias
fuegos que fueron
fuegos
de amor
todo cae sobre la luz
del insomne
hace de su noche
un claro
de ansiedad
terminar pronto.


De “Las cartas que no se mandan”



RUBÉN BAREIRO SAGUIER





Carta filial



Tu palabra borbota
Junto a la sal y el papel
Tu corazón de música
Crepita entre la leña
De entre las brasas brota
Crece del fuego
llega
Este río de pasto
Una canción dormida en tu regazo
El guardapolvo de agua
La lengua del azúcar

Al fondo
Los mismos campesinos
Bordan los mismos surcos
En una tierra vieja
Cansada de semillas
Más atrás
El retrato de abuelo en marco oval
El de papá en el marco de la puerta
En el patio
En los muros
En el cielo
Y en su caballo zaino

Pero has vuelto a tu carta
Con aroma de leño
Al íntimo registro civil afectuoso
(Que ha nacido
Que ha muerto
Que ha casado
La fiesta del bautismo)
La historia en miga fresca

Yo pienso en tus palabras
Yo pienso en el follaje
Constelado de pájaros
Los labios del cariño han escrito mi piel
Lo sé
Pero me gusta oírtelo de nuevo

Entre el fogón y el día
Una paloma de humo
Levanta vuelo
Desde tu mano


De; “Biografía de ausente”


WILLIAM CARLOS WILLIAMS





El descenso



El descenso nos llama
como nos llamó el ascenso
La memoria es como
un logro,
una especie de renovación
casi
una iniciación, nuevos espacios abiertos
habitados por hordas
y por tanto, no implica
nuevas especies –
pues su movimiento
se dirige hacia destinos nuevos
(aunque hayan sido abandonados)

Ninguna derrota se compone sólo de derrota – pues
el mundo que abre siempre es un lugar
hasta entonces
insospechado. Un
mundo perdido,
un mundo insospechado,
nos llama a nuevos lugares
y ninguna blancura (perdida) es tan blanca como
el recuerdo de la blancura

Con la tarde, el amor despierta
aunque sus sombras
vivas por el brillo
del sol –
somnolientas ahora se abandonen
al deseo
El amor sin sombras surge ahora
comienza a despertar
conforme la noche
avanza.

El descenso
hecho de desesperanza
sin logros
cae en la cuenta
del nuevo despertar:
que es el revés
de la desesperanza.
Así, lo que no logramos,
lo negado al amor,
lo que hemos perdido antes –
se hace descenso
sin fin, indestructible.


De: “Selected Poems”


MYRIAM MOSCONA





La anunciación



La miro desde el agua: viene a ofrecerse en la fornicación del nombre. Dibujo su sombra, le hablo a lo negro del oído. Amarga: No te toco. Acaso el ojo sólo deba verte y regresar.

***

Quise conocer la exultación de su carne. Por ella cubrí mis caderas con sedas de oriente, fortalecí mi cuerpo, rodé mi vida en torno de su gracia.

Por ella aprendí a rezar.

Quise sus ojos, depravarme en sus cuidados, sacrificarle carneros. Y le agradaron mis costumbres: bebió de mi mano, se ocultó tras mis zarzales, durmió bajo el castaño de mi casa y una noche se posó en mi borrador.

Trazó unos signos, me mostró el camino que conduce a la muralla y al dibujar sobre el papel una ciudad se perdió en las líneas como un perro imaginario.

***

La cubrí de unciones, le di leche de cabra, le entibié pócimas en el caldero. Puse amapolas en su lengua, inyecté en sus pupilas mis visiones, apreté contra su mano una semilla. Aquí está la utopía del árbol, le dije, pero ella se negó a hablar.

***

Cuando se anda a pie quebrado y se encabalga en línea recta hacia el sendero donde el yambo ofrece su verdor, se llega a dominar el borde. Desde ese punto el descenso brilla y se dilata. En todos los sentidos la cumbre apunta hacia el vacío.


De: “Vísperas”



WYSTAN HUGH AUDEN





Canción



¿En qué piensas paloma mía, mi gazapa?
crecen como plumaje tus pensamientos, callejón sin salida
    de la vida:
¿en hacer el amor o en contar el dinero,
o en robarte unas joyas, planes de ladrón?

Abre los ojos, tú, la más querida;
déjame cazar con tus manos que de mí se han escapado;
haz los movimientos que exploran lo familiar;
levántate en el margen del tibio y blanco día.

Levántate con el viento, mi gran serpiente;
silencia a los pájaros y oscurece el aire;
cámbiame con terror, vive un momento;
ataca al corazón y ahí detenme.



WALLACE STEVENS





El vidrio índigo en la hierba



¿Cuál es la realidad?
¿Esta botella de vidrio índigo en la hierba,
O la banca con el tiesto de geranios, el teñido
Colchón y los overoles lavados secándose al sol?
¿Cuál de ellos contiene en verdad al mundo?
Ni uno, ni los dos juntos.