"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 16 de octubre de 2019
ROLANDO REVAGLIATTI
Exagerar
Intuía
lo
que hube pretendido
en
desesperada intentona descalificante
extirparme
de encima y de adentro
—excitación,
fastidio, corrosiva curiosidad—
cuando
aduje ante otros que me parecías
estrafalario
Exagerar,
mi querido, inicialmente
no
me ha impedido destronar, poco después
a
la señora malograda
que
yo era.
MIRON BIAŁOSZEWSKI
Mironpena
pena
el hombre Mirón pena
otra vez pende —
jo de las palabras
incierto de quehaceres
un ser es
otra vez pende —
jo de las palabras
incierto de quehaceres
un ser es
GINO SCARTAGHIANDE
Noche
Ahora
queremos ser
poeta de orden ínfimo
creador de minucias.
Preferimos el descuido.
Descienden viejos cojos
y musulmanes los escalones
de las dos orillas
del Tíber; es el corazón
de una oscura noche lluviosa.
Los miro entre uno y otro
guagüis. Ellos miran
masturbándose de celos,
juntos, necesarios en el ritual
orgiástico. Dulcísimas manos mías
custodien y alegren su
búsqueda sacra. Si es necesario
desgramatizaremos también
a los elementos. Absolutamente lo
falso dicho a las tres de la mañana.
poeta de orden ínfimo
creador de minucias.
Preferimos el descuido.
Descienden viejos cojos
y musulmanes los escalones
de las dos orillas
del Tíber; es el corazón
de una oscura noche lluviosa.
Los miro entre uno y otro
guagüis. Ellos miran
masturbándose de celos,
juntos, necesarios en el ritual
orgiástico. Dulcísimas manos mías
custodien y alegren su
búsqueda sacra. Si es necesario
desgramatizaremos también
a los elementos. Absolutamente lo
falso dicho a las tres de la mañana.
De: “Sonetos de amor para King
Kong”
ÁLVARO CUNQUEIRO
Poema 1°
La casa tenía el rostro desdoblado por sus mismos techos
y ninguno de los dos sabía como comenzar a romper el encaje
de las grietas de las paredes.
Ella andaba desnuda por los alambres de las lámparas.
Él tenía un codo descolgado de su lado izquierdo
y un haz de habitaciones estrechas le subía hasta los ojos.
Tampoco nadie sabía cómo adormecer las exactitudes de la luz
y era el día cabal de la invenci6n de un pequeño amor
en una escalera de caracol.
La casa tenía el rostro desdoblado por sus mismos techos
y ninguno de los dos sabía como comenzar a romper el encaje
de las grietas de las paredes.
Ella andaba desnuda por los alambres de las lámparas.
Él tenía un codo descolgado de su lado izquierdo
y un haz de habitaciones estrechas le subía hasta los ojos.
Tampoco nadie sabía cómo adormecer las exactitudes de la luz
y era el día cabal de la invenci6n de un pequeño amor
en una escalera de caracol.
De: "Poemas do si e
non"
Versión de Vicente Araguas
ANTONIO MARTÍNEZ SARRIÓN
El Preso: Van a matarme... ¿Qué dirá mañana
esa prensa canalla?
Max: Lo que le manden.
Valle-Inclán
esa prensa canalla?
Max: Lo que le manden.
Valle-Inclán
¿Cuánto,
antes y luego de las dulces fiestas
-que no es intención de uno alterar digestiones
ni pulsos que belén o árbol adornan-,
vale un niñín inglés o americano?
Mucho, en divisas fuertes.
Mucho, de clase media para arriba.
Mucho, si cuentas lo que su familia
y otras instancias, públicas o no,
invirtieron en él desde el primer vagido.
Ya le gustara, ya, a ese niño iraquí
mutilado o entero, pero aún vivo
(nunca libre, pues sufre a un tirano bestial),
que le fuera asignada, no digo aquella suma:
sólo la millonésima fracción
del coste de un misil «inteligente»
que borró de su lado y para siempre
al tibio compañero de pupitre o estera
cuyo hueco aullará contra nosotros
hasta el fin de los tiempos
exigiendo venganza.
De: "Cordura"
ROBERT FROST
El pastizal
Voy a limpiar el arroyo, en los pastos...
Sólo rastrillaré las hojas secas.
(Y quizás me detenga hasta ver clara el agua.)
No, no tardaré mucho. -Ven también.
Voy a buscar el lindo ternerillo
que se apoya en su madre. Es tan pequeño
que cuando ella lo lame se menea.
No tardaré mucho. -Ven también.
Voy a limpiar el arroyo, en los pastos...
Sólo rastrillaré las hojas secas.
(Y quizás me detenga hasta ver clara el agua.)
No, no tardaré mucho. -Ven también.
Voy a buscar el lindo ternerillo
que se apoya en su madre. Es tan pequeño
que cuando ella lo lame se menea.
No tardaré mucho. -Ven también.
Versión de Agustí Bartra
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