"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 8 de junio de 2012
ROGELIO GUEDEA
Testamento
Debo
confesar que la he visto desnuda
dormir con la luz encendida
derrotada al fondo de la cama sucia
entre las colchas manchadas por pleitos anteriores
dormir con la luz encendida
derrotada al fondo de la cama sucia
entre las colchas manchadas por pleitos anteriores
debo
confesar que otras bocas han pronunciado
sus más austeras cicatrices
y se han burlado conmigo de todas las lluvias
que carga tan lloradas
y la han maltratado como a una perra sarnosa
sus más austeras cicatrices
y se han burlado conmigo de todas las lluvias
que carga tan lloradas
y la han maltratado como a una perra sarnosa
debo
confesar que también desnuda se levanta
para ir al baño
y lee las cartas que le escribo cuando no estoy
Cuando de algún modo me ausento
para ir al baño
y lee las cartas que le escribo cuando no estoy
Cuando de algún modo me ausento
y
la he encontrado en otros labios que descubro
por la calle
y la he besado en otros rostros ligeramente fríos
por la calle
y la he besado en otros rostros ligeramente fríos
debo
confesar que he salido a oscuras de su cuerpo
a cazar otros cuerpos
y en esos cuerpos sin lamentos ella está
más profunda todavía más cercana sin saberlo
como si esas voces que me llaman fueran distintas
amarguras
como si esa carne extraña conociera ya
el rumbo de mis manos.
a cazar otros cuerpos
y en esos cuerpos sin lamentos ella está
más profunda todavía más cercana sin saberlo
como si esas voces que me llaman fueran distintas
amarguras
como si esa carne extraña conociera ya
el rumbo de mis manos.
JOSÉ LUIS HIDALGO
Amor
así
Cuando
dos cuerpos se unen para amar,
se quema más despacio la soledad de la tierra.
se quema más despacio la soledad de la tierra.
De
corazón a corazón, de hueso a hueso,
saltan pájaros ardiendo como puñales
piel del mundo o deseo donde la carne gime,
un gran río desnudo de inesperados crisantemos.
Cuando dos cuerpos se aprietan como bocas,
se empujan como voraces cataratas al rumor de la vida
perdiendo un posible contacto con la muerte que espera,
que sobre el olvidado planeta a lo lejos refulge
como un fantasma solitario y oculto.
Hombre o mujer, árboles vibrantes,
hirvientes besos estrujados y un ángel.
saltan pájaros ardiendo como puñales
piel del mundo o deseo donde la carne gime,
un gran río desnudo de inesperados crisantemos.
Cuando dos cuerpos se aprietan como bocas,
se empujan como voraces cataratas al rumor de la vida
perdiendo un posible contacto con la muerte que espera,
que sobre el olvidado planeta a lo lejos refulge
como un fantasma solitario y oculto.
Hombre o mujer, árboles vibrantes,
hirvientes besos estrujados y un ángel.
Amarse
es poseer la tierra sin sombras para siempre.
BEATRIZ HERNANZ ANGULO
9.
Toma un cuerpo, prisionero del miedo...
Toma
un cuerpo, prisionero del miedo,
y arrebátale la soledad, sin límite de lunas.
Devuélvele la confianza al pulso de sus noches,
entablando batalla contra desengaños y adioses.
En la estación de los besos, no habrá ganador.
Ya no sabrá a insomnio de trenes el rayar del alba.
y arrebátale la soledad, sin límite de lunas.
Devuélvele la confianza al pulso de sus noches,
entablando batalla contra desengaños y adioses.
En la estación de los besos, no habrá ganador.
Ya no sabrá a insomnio de trenes el rayar del alba.
De "La lealtad del
espejo"
CLARA JANÉS
En
el umbral oscuro la copa destelló...
En
el umbral oscuro la copa destelló
y en mi mirada se adentró
la filigrana de la plata.
Bebe ,dijo su portador:
Y bebí sus ojos en el vino.
Y bebí el vino en sus labios.
Y él bebió sus labios en los míos.
Y encendí las velas.
y en mi mirada se adentró
la filigrana de la plata.
Bebe ,dijo su portador:
Y bebí sus ojos en el vino.
Y bebí el vino en sus labios.
Y él bebió sus labios en los míos.
Y encendí las velas.
Desplegó
una sábana azul
que abarcaba los ocho cielos
salpicados del oro de los astros
y me envolvió y a sí mismo, en ella.
Y como el entero firmamento
me abrazó.
Y se adentró en mi vida
y en aquella noche
la deshojó hasta la tersura del alba.
Con el tacto del más leve pétalo
se dobló su cabeza en mi cuello,
sus bucles negros
emitían un aroma de abismo.
que abarcaba los ocho cielos
salpicados del oro de los astros
y me envolvió y a sí mismo, en ella.
Y como el entero firmamento
me abrazó.
Y se adentró en mi vida
y en aquella noche
la deshojó hasta la tersura del alba.
Con el tacto del más leve pétalo
se dobló su cabeza en mi cuello,
sus bucles negros
emitían un aroma de abismo.
Y
por su boca
besé yo la muerte,
y en torno a mí
replegó las alas.
La luna se quebró
en vertientes de nieve.
Los arrecidos astros desmayaron.
La gravedad estalló.
Un torbellino urente
abrió su espiral
a lo infinito.
Lluvias de meteoros
abrasaron los círculos
de la oscuridad.
besé yo la muerte,
y en torno a mí
replegó las alas.
La luna se quebró
en vertientes de nieve.
Los arrecidos astros desmayaron.
La gravedad estalló.
Un torbellino urente
abrió su espiral
a lo infinito.
Lluvias de meteoros
abrasaron los círculos
de la oscuridad.
CLARA JANÉS
Esperaré
paciente...
Esperaré
paciente,
acechando, como un perro, el momento.
O me iré por la selva de tus versos
abriéndome camino lentamente
por ocultos senderos,
por pequeños resquicios
que has dejado entreabiertos.
acechando, como un perro, el momento.
O me iré por la selva de tus versos
abriéndome camino lentamente
por ocultos senderos,
por pequeños resquicios
que has dejado entreabiertos.
"Kampa" 1986
HUMBERTO GARZA
Diluvio
Ayer
fui con los curas de mi pueblo
a exorcizar el angustiado azogue
del misterioso rostro de tu espejo.
a exorcizar el angustiado azogue
del misterioso rostro de tu espejo.
Se
disfrazó la rosa con tu nombre
en la frase más triste que han escrito
mis manos, al llegar la media noche.
en la frase más triste que han escrito
mis manos, al llegar la media noche.
Subiste
al barco donde duerme el trino
sin llevar la pareja necesaria,
y por cuarenta días no ha llovido.
sin llevar la pareja necesaria,
y por cuarenta días no ha llovido.
El
código nocturno es una araña
bajando por los húmedos cabellos
del sueño que alimenta nuestra patria.
bajando por los húmedos cabellos
del sueño que alimenta nuestra patria.
En
vano purifico tu evangelio
en esta esquina fresca como el agua.
¡No vale ningún encantamiento!
Y desperdicio aquí, mi última carta.
en esta esquina fresca como el agua.
¡No vale ningún encantamiento!
Y desperdicio aquí, mi última carta.
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