viernes, 18 de diciembre de 2015


CARMEN BOULLOSA




ABIERTA



VII- Tu cuerpo pulsado por sí mismo...


Tu cuerpo pulsado por sí mismo 
es en mis oídos viento claro y fresco,
sonido limpio del cobre y del aliento:
eres tus labios rezumantes de lima,
eres tus ojos recubiertos de bruma,
eres tu mano fina ciñéndose sierva:
porque en ti anida el mar, eres su guía,
y de ti la más torpe raíz bebe su espina:
porque tú eres el viento
y eres también la roca virgen
que muchos metros ocultan.


VICENTE HUIDOBRO



  
El espejo de agua



Mi espejo, corriente por las noches,
Se hace arroyo y se aleja de mi cuarto.

Mi espejo, más profundo que el orbe
Donde todos los cisnes se ahogaron.

Es un estanque verde en la muralla
Y en medio duerme tu desnudez anclada.

Sobre sus olas, bajo cielos sonámbulos,
Mis ensueños se alejan como barcos.

De pie en la popa siempre me veréis cantando.
Una rosa secreta se hincha en mi pecho
Y un ruiseñor ebrio aletea en mi dedo


JOSÉ HIERRO




Oraciones (Pasado)

                              Le mendiant s′assied sur le bord du chemin.
                                                                               Lamartine




Ahora que vuelve a ser la tarde
de plata y gris, ahora que tengo
ante mis ojos, en mi lengua,
el color, el sabor del tiempo,
ahora, por fin, ¡qué dolorosa-
mente, qué claro y fiel lo veo!
Parece que ando por la tierra
asistiendo a mi propio entierro,
que estoy colgado en el presente
igual que un ojo gigantesco,
contemplando toda mi vida,
que hace el nido en mi propio cuerpo.
Yo, desde fuera de la carne,
impasiblemente lo veo.

          Marcha mi cuerpo por la orilla.
Se detiene (no: me detengo).
Juega o se tiende entre unas rocas
y se duerme, mientras lo velo,
sin que yo pueda despertarlo
de sus mentiras y su sueño.




JAIME GARCÍA TERRES



  
Umbral del hijo



Viva sospecha de carne no mirada,
voz ya, promesa
de más cautelas y solicitudes,
palabra todavía,
que figura tinieblas aledañas.
Allí se mueve, sólido,
cuerpo que no se ve pero se tiene,
se sabe, se dibuja
con dormidos asedios entretanto.
Amor ayer, hoy prisionero leve,
árbol será de todas las mañanas.



ROSALIA DE CASTRO



  
Lágrima triste en mi dolor vertida...

                                                    A la memoria del poeta gallego
                                                                            Aurelio Aguirre


Lágrima triste en mi dolor vertida,
perla del corazón que entre tormentas
fue en largas horas de pesar nacida,
en fúnebre memoria convertida
la flor será que a tu corona enlace;
las horas de la vida turbulentas
ajan las flores y el laurel marchitan;
pero lágrimas, ¡ay!, que el alma esconde,
llanto de duelo que el dolor fecunda,
si el triste hueco de una tumba anega
y sus húmedos hálitos inunda,
ni el sol de fuego que en Oriente nace
seco su manantial a dejar llega
ni en sutiles vapores le deshace,
¡y es manantial fecundo el llanto mío
para verter sobre un sepulcro amado
de mil recuerdos caudaloso río!




SARA COHEN




La promesa



No eran oscuros los ojos de mi padre, no.
Eran de un color indescifrable
que se define sólo en la mirada
Siempre supe
algún día tomaría el tren
en que lo vi partir.

Carta manuscrita del poeta a su amada
Gira mi vida
en torno a mi obra
no me pidas lo que no soy
si me caso, Ofeliña,
será contigo.

El tren se detiene

guardo el libro
veo siluetas de hombres
en el andén
se trata de un hombre
y de ninguno
es más bien
la condición de la nostalgia
sin la cual
viajar en tren
no tendría sentido

No eran
todo lo oscuro que suelen ser mis ojos,
los ojos de mi padre.

Eran de un color que vira
Sentí la exclusividad de su mirada
en la imprecisión de su color
Su mentón partido al medio
por su hendidura central
no alcanzaba tampoco a definirse
por la leve hendidura de mi mentón.

Lo sabes, Sarita,
a mí me tienes siempre
Yo sé
del valor de una promesa
también sé
a nadie se tiene siempre

La ausencia
es una luz que encandila y ciega.


De: Escena con cartas