"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
martes, 6 de mayo de 2025
URSULA K. LE GUIN
Días
de seda
La
proa del bote asomándose cerca
de los capullos, o una ancha guadaña que
barre los terrenos del fondo, o
el husmear del gato en un pliegue:
me lo recuerda. Me gusta
hacerlo
bien, suave
las mangas dobladas finamente.
Planchar huele a planchar.
No se parece a
nada. No necesita
un símil.
Tiene sus propios recursos.
Mi tía abuela me enseñó:
rociador, enrollar por media hora,
el siseo de prueba con el dedo húmedo,
golpeteo suave al dobladillo y
cuidado con el cuello.
En diez minutos, sobre una plancha a rodillo
podía hacer una camisa de etiqueta.
Puede ser un arte.
Supo ser un arduo trabajo,
sin tiempo, todo algodón, todos los niños.
Ahora voy en seda,
Emperadora de China, lavo y plancho
cuando quiero,
lo gozo, lo hago
bien, un buen trabajo,
voy tranquila,
suave como seda.
Versión
de Diana Bellessi
GOETHE
Elegías
(8)
Cuando
dícesme, amada, que nunca te miraron
con grado los hombres, ni hizo caso la madre
de ti, hasta que en silencio una mujer te hiciste,
lo dudo y me complace imaginarte rara,
que asimismo a la vid faltan color y forma,
cuando ya la frambuesa a dioses y hombres seduce.
DIEGO MOLDES
CXXXI
Un
solo niño en la orilla
escarba
y escarba
en
la arena,
la
brisa sopla quebrada
entre
dunas y piedras,
trae
desde el fondo
del
mar,
los
lamentos marineros,
con
ojos somnolientos
y
ajados, la vieja lo
mira
a lo lejos,
¡sin
olvidar a los muertos!
Un
solo niño en la orilla
escarba
y escarba…
en
la arena.
De:
“Ni un día sin poesía”
CHARLOTTE VAN DEN BROECK
Vivienda
social
Mi
abuela se pone en la despensa
a
escondidas la alianza de su primer matrimonio.
Si
dejas algo sin verbalizar,
no
tiene por qué haber sucedido.
A lo
largo de los años aprendió a ajustarse
a la
semántica del silencio, se calló
al
ritmo de su incesante máquina de coser
acortar,
alargar, entallar, anhelar
de
vez en cuando meterse en la despensa
para
ver si el pasado todavía aprieta el dedo.
«Nuestro»
es únicamente un pronombre posesivo, una casa
construida
con un lenguaje de un sinfín de nombres alternativos.
Es
difícil habitar en siete letras.
Te
deja poco espacio.
De:
“Camaleón”
RAYMOND CARVER
Forever
A la
deriva en una nube de humo,
sigo la raya que en el suelo del jardín deja un caracol
hasta el muro de piedra.
Solamente al final me acuclillo, veo
lo
que hay que hacer y, de repente,
me adhiero a la piedra húmeda.
Empiezo a mirar lentamente alrededor
y a escuchar, utilizando para ello
mi
cuerpo entero como el caracol
utiliza el suyo, relajado, pero alerta.
¡Atención! Esta noche es un hito
en mi vida. Después de esta noche,
¿cómo
podré volver a mi
vida anterior? Mantengo los ojos fijos
en las estrellas, les hago señales
con mis antenas. Me sujeto bien
durante horas, descansando sin más.
Más tarde, la pena comienza
a gotear en mi corazón.
Recuerdo que mi padre está muerto,
y
que me voy a ir pronto
de esta ciudad. Para siempre.
Adiós, hijo, dice mi padre.
Casi al amanecer, bajo
y
vuelvo errabundo a casa.
Todavía están esperándome,
el espanto aletea en sus rostros
cuando se encuentran con mis nuevos ojos por primera vez.
Versión
de Jaime Priede
LUIS BAGUÉ QUÍLEZ
3
En
la playa de Niza, herido ya de muerte, escucha el
movimiento que hace el alma —ondulación serena, curva
serpentinata, escorzo trágico— cuando quiere separarse del
cuerpo. En la lucha escogió armas de doble filo: el hierro
de Toledo y el soneto de Italia. Versos de importación. El
mar Mediterráneo es el mar rojo.
El
mar avanza un siglo de oro viejo. Lope de Vega y
Carpio ve la luz en los ojos de Marta de Nevares, bebe el
viento en los ojos de Marta de Nevares, acaricia la piel de
la serpiente en los ojos de Marta de Nevares. La cicatriz
del sol en carne viva.
Detrás
de la peluca se esconde la Edad Media. Encerrado en
la cárcel de las tres unidades, aún sueña con volar a lomos
de una escoba, con arder hasta el tuétano, con el umbral
donde lo espera Goya. El mar Mediterráneo es el mar negro.
Desembarqué
en Mallorca. Fundé
la soledad.
Cruzan
el mediodía
como un sudario blanco.
No
vienen a por mí.