jueves, 10 de octubre de 2019


ARTURO CAPDEVILA





Sobre las ruinas



Ayer pasó la muerte por mi casa...
Se hizo una noche solitaria en torno,
y en medio de las sombras de la noche,
se hacinaron escombros sobre escombros.

El isócromo golpe de las picas
desmoronó el hogar. Así fue cómo
se desplomaron los antiguos muros,
y hoy ya no son más que ceniza y polvo.

Un agrio ruido de hachas rechinaba
en el huerto infeliz. Tronco por tronco,
los árboles cayeron en un vasto
montón sobrío de ramajes rotos.

Noctívagos murciélagos, rondando
por el húmedo ambiente borrascoso,
con sus alas de trapa y de tiniebla
marcaban el compás de mis sollozos.

Unos búhos graznaban en la sombra...
Transido de terror, clamé socorro...
Dos búhos de la sombra me escucharon...
Se asentaron los dos sobre mis hombros.

Desde entonces, de pie sobre las ruinas,
a los recuerdos del ayer me acorro;
y cuando nadie mis angustias saben,
doblo la frente, y por mis padres lloro.


MIRON BIAŁOSZEWSKI





Autorretrato vívido


Me miran.
Quiere decir que tengo cara.
De todos los rostros que conozco
del que menos me acuerdo es el mío.

A veces mis manos
viven sin comunicarse.
¿Tal vez sea mejor no sumarlas?
¿Dónde están mis límites?

Pues lo que me encrespa
es el moverme o vivir a medias.
Sin embargo siempre
se arrastra en mí
diminuto o lleno
un atisbo del ser.

Cargándome
cargo
un espacio propio a mí.
Si lo pierdo
significará que no existo.
No existo
ergo no dudo.

las civilizaciones: cómo han vivido
las culturas: qué han pensado y sentido
y según Ludwik / un día vino
y al quitarse el abrigo /:
— la civilización — ya lo sé
es una mecánica de la vida
¿Y qué opinó sobre el arte?
/ eso ya hace un tiempo /
— ¿con qué
empieza?
con un primer gesto desinteresado



MICHELANGELO COVIELLO





Tendre



1.

La rama se despedaza en el agua y prosigue su curso
entonces por qué no reír pujar
qué cosa no dirías si te cortaras
considéralo te lo ruego
la confesión sincera decía inextricable
arrojarse abrazar cayó un estado penoso ¿y luego?
pujar pujar
esto deberías decir
mientras tanto estoy agrietado fuera de lo normal
resbalo abajo luego patino hacia arriba a pico
me abalanzo en lo inhumano un encabritamiento y de
golpe
me abismo en el extremo cuerpo asido
soy un agrietado en alarma soy un silbido
lacerante lacerante
decir decir decir ¿y tú? cucú

tu íntimo asunto texto interesante desde el inicio
tensión inventiva y devastadora
cualquier acción para conservar la identidad propia
con la misma técnica desarmada y vulnerable
en este caso otros planos otro conocer
en este caso deberás adaptarte continuamente
tú que casi siempre implicas un esfuerzo una invitación
intimación un brinco interrupción
¡interpreta interpreta!

nadie es puro como el título
en práctica te aconsejo la cabeza blanda
fija e inmutable conforme al uso
también es oportuno un silbidito y sobre el cuello el
mazo
uno cualquiera para conservar la identidad propia
el gran látigo con la etiqueta de papel a colores
por lo general evita afanarte

por lo general no te excedas con el nervioso
nadie es un protagonista
recuerda que al principio la mano podrá cuajarse de
anillos
luego verás que de golpe que de pronto
desaparece la cabeza
tú por siempre un tierno, abrazo un tierno beso
a trochemoche estoy yendo en marrano

nota que me ha costado trabajo desde el inicio
la misma técnica y estribillos fatigosos
la cabeza blanda a distancia de meses
pastillas y atolladeros
me recuerdo distraído texto éste imperfecto
texto y efecto de do de pecho fortísimo


2.

Una voz explosiva canta con gozo con violencia
confundida con fuego se arrastra un grito que grita
salvación
como sílaba culebreo como trabajo doloroso
malestar infantil
es un juego el juego que imita los pudores
en esta ocasión que desencadena un ritmo
confuso errante seré límpido y taciturno
tenso de eventos indiferente
más fuerte que antes sobresalta en los dientes
respiro suspiro siempre más lentos
controlados siempre
presente

pensamientos se tuercen friegan y refriegan
tocan también atormentan etcétera aprietan aprietan
convulsos pero repentinos
pocas veces golpes raros al límite
asaz penetrante casi casi retumbante sorpresa
con profundo
con gracia improvisa hasta perderse
esperando con el aliento exhalando abrir los
pensamientos
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
tambaleante expresión lamento de bloqueo de arranque
desencajado desesperado súbito
cinco pasos audibles
dos puntos del
siempre lejanas las estrellas casi siempre
no alegre
siempre arrastrando pero más cansado las estrellas
desaparecer como antes
casi tierno
recuerdos
al amigo que sanó prometer la mar y sus pescaditos
silbidos fiascos
tierno.


ÁLVARO CUNQUEIRO





Soledades de mi blanca señora



¿Me escuchas así, mi señora amada,
cuando de mi pecho la trova arde,
o detrás de ti la sombra de mi sueño
locamente la tuya apresa y besa?

¡Oh dulce el peso de tu cuerpo en mi mente echado!
En este río de mi vagar sin fin,
¿qué incendiado navío no navegas en la noche?

-¿Por qué este corazón tanta flor marchita,
por qué no es mortal de tanto fuego la ceniza,
por qué aún soy yo de tanta palabra la boca?

Mi blanca señora, cuerpo delgado:
este bosque es del tiempo de la más reciente luna,
y ese  malvís que tanto aire enflauta
cada día que amanece renace y silba.
Amante, en mi vaso todavía canta la sed.

¡Esa luna nevada, amor, que de tu cuerpo
crece con la noche sobre las cumbres de mis ojos!

Deja que florezca, al abrigo de los cerezos
en las islas de tus ojos el alba rumorosa.
Adormece a mi lado, mientras se quiebra el día
bajo un techo de alabanzas, tímidas cantadoras.
-¡Ese sueño que por dentro se desliza
y poco a poco se asoma a mi rostro!
¿Hace falta, quizás, un caballo rojo
o un ala mortal y fría para saltar afuera de esta lengua de fuego?


De: "Dona do corpo delgado"

Versión de Vicente Araguas

ANTONIO MARTÍNEZ SARRIÓN


  


Carpe Diem



Qué dispendioso pulular de nombres,
de ateridas esperas mientras la madrugada
difuminaba taxis en una sucia niebla.
Qué lástima de tiempo barajando
naipes ya de textura ala de mosca
cuando el sol meridiano, más de un punto granado,
no sabe de demoras, admite alistamientos
sin requisito alguno,
por ahogado de sombra que llegue el aspirante,
para entregar a cambio manos como paneles,
ríos de campanillas, zureos de palomas,
terco mundo presente,
que fulgura y se esfuma tan tranquilo,
negándose de plano -y con cuánto derecho-
al deshonesto oficio de pañuelo de lágrimas.


De: "Horizontes desde la rada"


ROBERT FROST





Arrobamiento



La lluvia le dijo al viento:
-Empuja tú que yo azoto-
y tánto hirieron el soto
que de las flores altivas,
doblegadas pero vivas,
yo sentía el sufrimiento.


Versión de Agustí Bartra