Sobre las ruinas
Ayer
pasó la muerte por mi casa...
Se
hizo una noche solitaria en torno,
y
en medio de las sombras de la noche,
se
hacinaron escombros sobre escombros.
El
isócromo golpe de las picas
desmoronó
el hogar. Así fue cómo
se
desplomaron los antiguos muros,
y
hoy ya no son más que ceniza y polvo.
Un
agrio ruido de hachas rechinaba
en
el huerto infeliz. Tronco por tronco,
los
árboles cayeron en un vasto
montón
sobrío de ramajes rotos.
Noctívagos
murciélagos, rondando
por
el húmedo ambiente borrascoso,
con
sus alas de trapa y de tiniebla
marcaban
el compás de mis sollozos.
Unos
búhos graznaban en la sombra...
Transido
de terror, clamé socorro...
Dos
búhos de la sombra me escucharon...
Se
asentaron los dos sobre mis hombros.
Desde
entonces, de pie sobre las ruinas,
a
los recuerdos del ayer me acorro;
y
cuando nadie mis angustias saben,
doblo
la frente, y por mis padres lloro.
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