martes, 25 de enero de 2022


 

MARIANO PEYROU

 

  

La escuela de Venus

 

 

Todo empezó con la visita de un hombre
que contaba anécdotas de tortugas y tiburones,
de islas tan distintas de las que yo
conozco. En la embajada se estaban
poniendo nerviosos. El futuro tira
con tanta fuerza como el pasado
y no es menor su carga de melancolía,
lo entenderás durante el próximo eclipse.
Pronto oiremos la última
llamada para los pasajeros.

¿Y entonces qué harás, si no
puedes seguir mirando desde el fondo
de la fiesta, protegida
por el ritmo y las luces de una celebración
no sentida, entre gente que te conoce
pero no sabe o no puede corresponder
a tus deseos, mientras las otras
van saliendo, siempre en orden?

 

 

RODOLFO USIGLI

 

  

Conversación con un retrato

 

 

En el diámetro variable de los meses
los días son los mismos silencios
las noches son los mismos ojos
los mismos ojos que te miran
contenida en el ataúd transparente de tu imagen de joven.
Ahora no puedes ya decirme:
—Estás enamorado de un retrato
al que dejé de parecerme
viviendo.
Estás enamorado de un retrato
y no fue ése nuestro trato.
Recuerdo las comidas, ilusiones cortas en los trenes largos
y los cuartos de hotel con camas siempre,
para tu retrato y para mí, gemelas y nupciales.
¿Para qué fui al Sur musical
donde los negros son los negativos olvidados de los blancos
si no había de encontrarte allí?
Si no había de encontrarte
sino en la torturante presencia de tu ausencia,
sino como se encuentra el Norte —tu Maine— al otro extremo.
Ahora que las últimas tardes de aire luminoso
atestiguan en New Haven,
la muerte perfumada de las wisterias y las lilas,
la momificación de las camelias,
ahora que tú misma no eres ya
más que tu nombre y tu retrato
tiempo en el tiempo
ahora que tú misma eres menos real
que los fantasmas que caen del hombre en el otoño de oro
menos real que yo muerto en tu vientre
menos real que yo que mis palabras
tus ojos me siguen a izquierda y a derecha desde tu retrato.
¿Y qué dirás cuando los entreabras
y adviertas que has dejado prendida la memoria
como una lámpara?
¿Y qué dirás de la fidelidad de tu retrato
en mi vida sin norma?
Futilidad de las palabras
futilidad del silencio
pureza del objeto.
Este retrato tuyo que me mira
y que quisiera devolverme a la vida,
hablarme.
Esta tortura fiel, puntual de tu mirada
que lo penetra todo y que no mira nada.
La angustia infantil apretada
en tu garganta de niña enfermiza
y la luz sobre tus cabellos.
Siento que me devoras y que me amas
ahora que no eres ya sino tu retrato
y el silencio sombra de mis palabras.

Si quiero por las estrellas
saber, tiempo, dónde estás,
miro que con ellas vas
pero no vuelves con ellas.
¿Adónde imprimes tus huellas
que con tu curso no doy?
Mas ¡ay! que engañado estoy,
que giras, corres y ruedas:
tú eres tiempo, el que te quedas,
y yo soy el que me voy.

Sangre, corres por mis venas,
y piel, en la mía pones
misteriosas sensaciones,
y voz, en mi voz resuenas.
El hueco de que me llenas,
el vértigo a que me lanzas,
los miedos, las esperanzas
en que eres yo sin ser mía,
con la angustia y la alegría
en que yo muero y tú danzas.

¿Cómo eslabonas, vida, con la muerte?
¿Cómo decides el final destino
del que siguió tu acerbo desatino,
del niño que te cortejó sin suerte?

¿Qué le das cuando todo ya le advierte
que ha llegado a un crucero del camino,
que no puede ir atrás, que ningún vino
le valdrá la ganancia de perderte?

Vida, muerte, ¿qué importa? Las gemelas
se incrustan en la carne igual que puntas
lanzadas por un arco, paralelas.

Si vives lo que mueres, ¿qué te apuntas?
Si mueres lo que vives, ¿por qué celas?
Marchan ciegas las dos, sordas y juntas.

 

 

VERÓNICA JAFFÉ

 

 

 

Aconsejan

los confucianos

que cuando el gobierno es malo

hay que correr a las colinas

y huir de la humillación

en un retiro a la pintura,

no de grandes cuadros

colgantes, sino de

pequeños pero largos

rollos que pueden ser

admirados en la

contemplación privada

de un paisaje

de apacibles colinas

quizás o también de

trágicas caídas

de aguas o de rocas

venerables robles o encinas

de sabia cobertura.

¿Dónde pudiera hallar

en mi monte interior o colina

ya encina alguna?

 

 

TANIA FAVELA

 

  

dos pies

 

 

dos pies
dos peras
dos piernas

pedazos del mundo

atardece
y vuelven las sombras

cumplen su misión
trastocan las cosas

dos pies
dos piedras

afuera el ruido
el río adentro
las cosas con sus sombras

 

 

HUMBERTO TEJERA

 

 


Loanza a la soledad

 

 

Comienzo a amarte, soledad dormida,
que vas llenándome insensiblemente
todo el desierto mundo de mi vida.

Bruma otoñal, tu sombra indiferente
invade mi recóndita morada
y en ella va fundiéndose mi frente.

Ni el sueño de la vida ya pasada,
ni el afán de la dicha prometida,
oh, soledad, ya nadie puede nada.

Contra esta narcótica bebida
en un mal muy amargo diluida,
que me dieron tus manos a beberla.

Tú me echaste en mi vino tu gris perla
de lento olvido, de humildad huraña.
No quiero ya mi soledad perderla.

Sentado sobre el umbral de mi cabaña
mientras llueve en los campos, mientras llueve,
de sombra y paz mi espíritu se baña.

De paz y calma mi razón se embebe.
Por nadie ahora mi quietud dejara,
por nada mi cansado pie se mueve.

Mi corazón esenio se declara
vacío de las férvidas pasiones.
¡Pon en él tu agua pura, tu agua clara
soledad, pon en él tus bendiciones!

 

 

 

CÉSAR SILVA MÁRQUEZ

 

 

Viajes

 

 

dices phoenix y tu voz avanza
vagones al ocaso
fría molienda de hueso y palomas
vía de 8 horas
donde masas de música hipnotizan
el tac tac del acero
plantas amarillas que saludan
con su aire de correcaminos
juegos para una multitud de corderos a bordo

mientras nombras las cosas
los alambres telefónicos son
circos de palabras:
una ventana es un elefante
y un plato es un semáforo
un cuchillo es un hombre que fuma en un balcón
pero
¿y la esquina del perro
y la rabia de las curvas?

parajes a izquierda y derecha como péndulos
iluminan liebres en las costillas de la arena
estaciones donde la última en subir
es la mujer con ojos de viaje

dice que somos islas
un perro es una isla
una cabina telefónica es una isla
la boca que muerde la arena, el cacto que se inclina también lo son
cartas que concilian dientes guardados en palabras
maletines que guardan charcos mandíbulas
punto y comas para utilizar en casos específicos

esta mujer que viaja es
una cintura de voces
y en su lengua
van los nombres todos

dice phoenix
y escorpión en lo alto
la saluda

abrir la puerta significa
cruzar la suerte

es año nuevo y el viaje
apenas
comienza