martes, 8 de junio de 2021


 

RICHARD CRASHAW

 


 

Epigramas Divinos: A nuestro Señor, sobre el agua hecha vino.

 

 

 

Tú agua vira al vino, amigo leal de la vida,
Tu enemigo, atraviesas el arte dulce de tu reinado,
Destila de allí las lágrimas de ira y los conflictos,
Y así se convierte el vino al agua de nuevo.

 

 

 

EARLE BIRNEY

 

 

 

Plaza de la Inquisición

Para Pat



El cuerpo de una araña

Floja y peluda 

Apareció en el fondo de mi café 

 

El camarero es castellano 

Dijo apasionadamente nada 

¿Y por qué debo pedir disculpas? 

Hacérmelo 

 

Yo era el que buscaba 

En la araña 

Podría ser años 

Antes de que me resbalara y me ahogara 

En la copa de otra persona 

 

EDUARDO MOGA

 

 


El sol poniente
orina óxido y oro.
Un estornino.

 

VICENTE GALLEGO

 

  

Septiembre, 22

 

 

Me dices que es absurdo el universo,
que la vida carece de sentido.
Pero no es un sentido lo que busco,
cualquier explicación o una promesa,
sino el estar aquí y a la deriva:
una simple botella que en la playa
aguarda la marea.
Sí, la palabra justa es abandono:
una dulce renuncia que me nombra
señor y dueño al fin de mi camino.
Queden hoy para otros
los afanes del mundo,y que mi mundo sea
la magia de esta casa
tomada en su quietud por la penumbra,
saber que nadie llegará
a interrumpir mi tarde,
que no habrá sobresaltos,
ni voces, ni horas fijas,
porque ahora es tan sólo transcurrir
mi gran tarea.



De: “La luz, de otra manera”

 

 

 

EVA CERECERES

 

 

 

Y si

 

 

Y si un día despertaras y lloraras por que no me tienes a tu lado
¿Me buscarías, me amarías, o simplemente olvidarías?

Y si un día miraras el atardecer, en sus colores me pudieras ver
¿Me llamarías, me adorarías, o simplemente ignorarías lo que tus ojos  realmente desean ver??

Y si caminando por la calle te percatas que tu mano esta vacía,
¿Correrías a mi, volverías a mi??

Y si probaras otros labios, sin evitar comparar, resultara la mejor
¿Me besarías de nuevo, me desearías, otra vez me amarías?

Y si, las suposiciones existieran y las fantasías vivieran, hoy y cada día a tu lado despertaría, en cada color me verías, En cada paso mi mano buscarías, y en cada momento mis labios desearías, Me amarías.

 

 

ROLANDO COSTA

 

 

 

El río

 

 

Tenues destellos dorados que de onda en onda y rumor en rumor toman forma y se condensan; un cuerpo oscuro, casi azul, sale a la margen; se tiende entre raíces y sobre el húmedo césped saluda a través del follaje al límpido cielo. Única, la flor roja cae en su pecho. Acaricia raíces: yo soy el río, y te amo.

Regocijo, quisiera inclinarse y responderle en su modo de él, con la ternura cósmica de que es capaz, que ella sabría recibir su amor; pero no puede. Tal es la quietud, tan dormida la brisa que cada hoja, una a una, permanece inmóvil y callada; sin embargo, dulcemente acogido, apoyado en raíces, el cuerpo, ebrio de fragancias, reposa. Si tan solo pudiera —y parece presentirlo— darse cuenta él de su amerante presencia; ahora… Tantos siglos… Tantos siglos… de rozarle el alma… Parece en ocasiones que va a mirarla; y solo acaricia ramas. Inclinado al borde de sí mismo, nostálgico, envuelto en los susurros aromados del follaje solloza el dulce aturdimiento. Y ahora, allí, abierto al mar: ya no podrá seguirle. ¿En algas y corales…? Mar tranquilo…

El último salto. Denso dolor y cierta alegría. Ha llegado. El último salto y disolverse de onda en onda y rumor en rumor; disolverse, irse disolviendo; alejarse… Ha saltado, zambulle su forma irrecuperable… Si la descubriese allí, cimera ya en las desnudas rocas; si la descubriese él mientras se disuelve; si a él llegase, todavía destellos y casi espuma, esa última flor que las olas arrojaron a la playa (satánico rechazo del mar) y que, en los pies de un niño que inocente y cruel la arrastra, desaparece… Si la hubiese descubierto cuando de savia en savia se le ofrecía… Si no hubiese llegado…

No sabe el niño qué dolor experimenta al contemplar aquel árbol deshojado, ramas secas, asido apenas a las rocas e inclinado sobre el mar; ese mar… ¿Volverá a su nahual? Es un dolor que trasciende y transmuta; es un dolor que está allí en esa flor que entre sus dedos aún existe. Es un dolor que está allá, en todo ese mar. Es el dolor de más allá de los horizontes. Es el dolor de las estrellas. ¿Cómo llegar? El dolor va hacia el dolor; hubo navegantes que no conocieron el mar. Y el nahual no volverá.

Yo soy un río, murmura.

Y se interna costa adentro, hacia las montañas.