"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 29 de noviembre de 2024
ADELFA MARTIN
Con los ojos muy abiertos
Pastor de cabras tu, lector voraz
escritor de versos y soldado
de orígenes humildes, un rapaz
luchador valiente y arrojado
Inmensa fue la obra que heredaste
Las Nanas de la Cebolla; inmortales.
Como un deber sagrado nos dejaste
perpetuar tu recuerdo en los chavales
Traspasaste las fronteras de la historia
a pesar del esfuerzo vil y asesino
de dictadura cruel y sanguinaria
que decidió por su cuenta tu destino
La mano negra y larga del tirano
desoyendo los pedidos y desvelos
te dejó morir enfermo y solitario
en fría celda, solo y sin consuelos
Desaparecer tu obra decidieron
eruditos sagaces y mendigos
del poder, que nacía vengativo.
Mas no supieron ver, ni nunca vieron
la gran solidaridad de los amigos
Último acto de rebeldes desconciertos
de un joven torturado, no vencido
fue el morir con los ojos muy abiertos
para mirar fijamente a su enemigo
VÁCLAV HRABĚ
Cariños adormecidos
Los
neones
suenan
la oración de la noche
en
tus ojos salen
estrellas
y flores
caen
al suelo
entre
sombras
a la
orilla del lago con juncos y alcaraveas
después
de trabajo los leñadores beben
licor
de endrinas
Y yo
quiero dormir
Dormir
en
la sombra de tu pelo
Dormir
no pensar en nada
despertar
al sonido de tu voz
como
un cocinero
en
estos cuentos en los que duermen por siglos
y
dormirme de nuevo
con
un poco de tu pelo en mi frente
y
envidiar un poco
al
sol
que
sobre tu cuerpo hace
pequeños
dibujos incomprensibles
ZOFIA BAŁDYGA
A nosotros
Duerme con cuidado y luego vuelve a mí.
Nos escribí un mundo en el que la inflexión
trabaja más que la gravedad y la geografía de las fronteras.
A nosotros. A la gente de la tierra
y a la gente de los mapas.
Versión de Krzysztof
Katkowski
MARTA ELOY CICHOCKA
bucle 9.
/ esmalte / carmesí / brillante / agrietado /
la
imagen puede contener mar cielo sol una isla
pequeña
la
imagen
océano
cuerpos de trece muchachos un barco militar
puede que
un pueblo liberado cerca de la capital
contener cadáveres
de vecinos que regresan de compras
la
imagen
bolsas
de plástico manzanas esparcidas
puede que
latas de cerveza tarros de jalea nunca traídos a casa
contener un
parque infantil bombardeado un cráter tras el impacto
la
imagen
juguetes
de niños una bicicleta rota un cuerpo inmóvil
puede
mano
tendida en la calle mano saliendo de debajo de la arena
contener uñas
rotas esmalte carmesí brillante agrietado
la
imagen
océano
de arena manos atadas en la espalda con un paño blanco
puede manos
sobresaliendo de bolsas de plástico negras
contener
un
cosmos que puede contener una pantalla que puede contener
una
imagen que no puede nada no demuestra nada significa
en
el fondo para el algoritmo que vigila observa describe enumera
lo
que era
qué
es
lo
que ya no será
SILVIO MATTONI
Epigrama
¿Qué
podría escribirse que no fuera
absurdo
o vergonzoso? Uno que hace
versos
y frases con las mismas manos
que
se domesticaron durante años
y
acá yace ese nene que trazaba
sus
círculos y rayas, prometía
que siempre
lo iba a hacer, que cortaría
partes
de él para los nombres muertos
pero
al final caerá como un viejito
que
se quiebra y sus huesos harán ruido
de
risa rápida, de perro atragantado
cuando
se raspe el pelo de su nuca
contra
el áspero suelo. Rema o rima
en
un bote en un lago artificial
para
llevarle a la madre otro libro
y a
su hija papeles de un archivo.
Todos
los que escribíamos entonces
copiamos
a cualquiera en cualquier lengua,
pudimos
darnos cuenta, el botecito
ahora
se dio vuelta, y nos hizo invisibles
los
unos a los otros. Están lejos,
no
somos un conjunto, nuestros hijos
se
van. Ya solamente queda
un
ritmo que araña esta superficie
y el
cuerpo busca otra mano, la suya,
pasión
patética y melodía melosa
de
canciones oscuras que me manda
ella
con su fonía de péndulo rojo
para
que por la noche le devuelva
una
emoción que cure, demasiado
rígida:
es una chica que nació
en
este mismo insólito lugar.
Su
pelo que susurra pareciera
escribir
en el aire un verso vivo.
GEMA SANTAMARÍA
rómpase en caso de incendio
y a
mí qué más me da si me queman las lenguas, las malas lenguas del
terror-martillo de los diarios. me han sacado moretones azul-sangre,
rojo-lágrima y me he quedado dándole vueltas a un café con harta leche. no
tengo seguro de vidas contra este tipo de incendios que abren su boca explosiva
cuando se asesina a una mujer en tacones y lentejuelas. este fuego que se
escribe en la última hora de los diarios de Madrid se llama miedo, se escribe
muerte, se escurre la palabra: a pri sio na da.