"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 27 de octubre de 2012
VICENTE GERBASI
Te
amo infancia, te amo
Te
amo, infancia, te amo
porque aún me guardas un césped con cabras,
tardes con cielos de cometas
y racimos de frutas en los pesados ramajes.
porque aún me guardas un césped con cabras,
tardes con cielos de cometas
y racimos de frutas en los pesados ramajes.
ADHELY RIVERO
Número
de suerte
Me
puedo quedar la noche pensando
y sacrificar la tristeza del día.
Todos estos años le he pedido a Dios
muchos años
para contar la experiencia de la vida que tienen
los hombres viejos.
Uno se levanta a diario
sobre la luz del amanecer, sale al trabajo,
se sienta como un jefe a esperar las dificultades
que traen los otros.
Habla con sabiduría, delante de una biblioteca
de la poesía contemporánea del mundo,
recuerda un verso, un buen verso, y salva
la jornada.
Hay días difíciles para el alma,
nos recogemos para que el sueño
revele un número de suerte.
y sacrificar la tristeza del día.
Todos estos años le he pedido a Dios
muchos años
para contar la experiencia de la vida que tienen
los hombres viejos.
Uno se levanta a diario
sobre la luz del amanecer, sale al trabajo,
se sienta como un jefe a esperar las dificultades
que traen los otros.
Habla con sabiduría, delante de una biblioteca
de la poesía contemporánea del mundo,
recuerda un verso, un buen verso, y salva
la jornada.
Hay días difíciles para el alma,
nos recogemos para que el sueño
revele un número de suerte.
JAIME GARCÍA TERRÉS
Ipanema
El
mar es una historia
que llevo entre los ojos y la sombra
de mis ojos, desleída
ya por los años y sin brío.
que llevo entre los ojos y la sombra
de mis ojos, desleída
ya por los años y sin brío.
Ya
se me escapan
sus ecos mal nacidos, sus lugares
de gruesa burla. Pero todavía
llueve la tarde en Ipanema,
a través de los años,
contra mis pupilas:
llueven copos de sol. Y se desgajan
en un débil combate las hileras de casas.
sus ecos mal nacidos, sus lugares
de gruesa burla. Pero todavía
llueve la tarde en Ipanema,
a través de los años,
contra mis pupilas:
llueven copos de sol. Y se desgajan
en un débil combate las hileras de casas.
GABRIEL ZAID
Práctica
mortal
Subir
los remos y dejarse
llevar con los ojos cerrados.
Abrir los ojos y encontrarse
vivo: se repitió el milagro.
Anda, levántate y olvida
esta ribera misteriosa
donde has desembarcado.
llevar con los ojos cerrados.
Abrir los ojos y encontrarse
vivo: se repitió el milagro.
Anda, levántate y olvida
esta ribera misteriosa
donde has desembarcado.
EDUARDO GALEANO
Los
nadies
Sueñan
las pulgas con comprarse un perro
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en llovizna cae del cielo la buena suerte.
y sueñan los nadies con salir de pobres,
que algún mágico día
llueva de pronto la buena suerte,
que llueva a cántaros la buena suerte;
pero la buena suerte no llueve ayer,
ni hoy, ni mañana, ni nunca,
ni en llovizna cae del cielo la buena suerte.
Los
nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneros,
corriendo la liebre, muriendo la vida,
jodidos los nadies, jodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no practican religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no aplican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Los nadies: los ningunos, los ninguneros,
corriendo la liebre, muriendo la vida,
jodidos los nadies, jodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no practican religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanía.
Que no aplican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Los
nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino número.
Que no figuran en la historia universal,
sino en la crónica roja de la prensa local.
Los
nadies: los hijos de nadie, los dueños de nada.
Los nadies: los nada,
los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
Los nadies: los nada,
los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
Los
nadies: los hijos de nadie...
Los nadies: los dueños de nada,
jodidos, jodidos, jodidos, jodidos...
Los nadies: los dueños de nada,
jodidos, jodidos, jodidos, jodidos...
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