martes, 14 de junio de 2016


ALFONSO REYES




Amor vicario



Cada mañana vuelvo a imaginarlo
y cada noche sé que desvarío,
y mi secreto, a fuerza de guardarlo,
muere sin aire y se entumece al frío.

Voy a nombrarte cada vez que charlo,
y temo si el nombrarte es descarrío.
Mudo afán, como no puedo contarlo,
al canto de los pájaros lo fío.

Sueño que el sol te dice mi esperanza,
el nublado te anuncia mi tristeza
y te recita el viento mi alabanza.

Y en suma -la metáfora se cansa-,
finjo que toda la naturaleza
por mi te asedia y para mí te amansa.


"Amor sicario". Constancia poética, Tomo X. p.449.




ELA CUAVAS




Escrito desde el purgatorio



Mis huesos desnudos
no son necesariamente una mala señal,
es probable que en el afán de mostrarte
el color de mi alma la sonrisa desfigure en mueca.
Apuesto que no me has visto por la calle
con mi paraguas negro y mis libros en la mano;
cuando me veas, obsérvame bien,
pues pueda que yo sea uno de los tantos zombis
que habitan esta ciudad  y cualquier madrugada
peques por necrofilia.
Yo trabajaba en una oficina y creían que estaba viva,
yo trabajaba en una escuela y decían que estaba viva,
yo alimentaba a los niños y comía yo también
con las mandíbulas bien apretadas
y aún así decían que estaba viva;
pero en las noches me asomaba a la ventana
y veía a mamá remendando mis alas con su sangre.
¿Por qué no puedes hablar de tu madre
sin que broten las lágrimas?
Es que madre no sabe que estoy muerta
e insiste en coserme un vestido de bodas.

También hubo un tiempo
en el que bailaban las estrellas en mi cuarto
y papá sabía que ensuciarían mi cabello,
aún así, no las apagó;
pero ahora es el agua la que me inunda,
y llevo una mariposa azul en la solapa
que huye de la mandrágora.
Sílabas y sílabas, alfabeto derramado
sobre las margaritas del patio.
He puesto comas donde iban los guiones
y tengo ganas de escribir pero mi mano delira.
Quiero gritar que la muerte no tiene boca
ni posesión de gusanos,
sólo una triste cara detrás de un escritorio.




ÁNGEL NUNGARAY



  
Un tiempo diferencial se mimetiza,
se sustrae de la glorieta
donde ha crecido la velocidad
espontánea del ser,
del pensamiento que cae como un kilo de algodón,
como la sombra del agravio
insostenido por el reino de la sangre.

Pasa un clima que ensordece
los pasos y la mirada del camino.
Se avanza pero las piernas
no responden al llamado que hurta
el corazón de lo esporádico
y estamos ciertos
que el viaje es una ramificación del espíritu,
que ejerce tensión en el espacio.



JONATÁN REYES




Después del eclipse



Este eclipse rayado
manchado de ti
inclinado de deformidades
es toda la noche que queda
el descuadre de astros

tu boca retorcida de luz
amargada de existir otra velada más

Espejismo veraniego
cronología desahuciada
este amorfo recuerdo de lo que fuimos
el dolor fingido
un oleaje de idiotez
pretendiendo nuestro plenilunio

el desasosiego náufrago
esta calvicie abstracta de lamentos
el gemir fugitivo, pirotécnico
los senos rotos florecidos de luna
la pena salada
tan absuelta de territorio
fugaz de firmamento

la nada, mi Alejandría, mi ciudad
escapada, mi etimología
sucia de luciérnagas
¡ay sí!
como fin
tus labios

.

ANA CAROLINA QUIÑONEZ SALPIETRO



  
Tus dientes de leche



La flor carnívora expulsa
olores fuertes
cuando cae la noche

El olfato de los insectos
los impulsa
a perseguir mis movimientos

les muestro el pecho
los recibo

y sus antenas
como si fuesen dientes de leche
no terminan de asustar



FÁTIMA VELÉZ




Después de todo



tus ojos

piedras azules
no
aguja enterrada
sobre la piel
del color azul

y yo

muro con pájaro atacado
por niños sedientos
de impotencia animal

me cuentas la historia
-tú y tus historias-
de los asesinos
de la Segunda Guerra Mundial
que eran pocos
dices
los elegidos
dices
perdían el dedo índice de tanto disparar
el dedo no soporta el peso
-¿del arma o de la culpa?-
va dejándose caer
dejándose no
el dedo no se deja caer
el dedo cae
la pregunta es
a quién le duele más
¿al dedo o al cuerpo?

a mí

no te creo
dices
insisto
estoy a punto de perder algo
será el peso de tu culpa
será
que me estás perdiendo

eres una basura
dices
y estrellas las palabras
contra la silla de madera
que compraste
en el mercado de las pulgas

me pregunto si la muerte tendrá un sonido
si podrá condensarse en objeto
y venderse en el mercado
de las pulgas
el lugar
de donde sacas
los objetos que acumulas
con los que tropiezas tu rabia
hasta hacer sonar
la muerte que hay en ellos

sobre el calor que dejan tus palabras
lágrimas
sobre las lágrimas
no llores
sobre el no llores
esto no vale nada para mí
nunca ha valido nada
no podrás
eres débil


soy débil
y he dejado libre su lado más feroz
este es mi hombre
de metales y fuego

entonces
por eso la textura
violencia contenida hasta el vidrio
tan frágil
ante cualquier descuido
cualquier muestra de desamor

cuando nuestras manos se unieron
sobre la llama de una vela
creímos en la fuerza del roce

no había inquietud que no pudiera resolverse en la mirada, al amanecer decías amarillo y los guayacanes florecían por segunda vez, libres de culpa, no temblábamos por una razón distinta a la cafeína, el orden resultaba una criatura soberbia que uno no podía dejar de mirar a los ojos

quién iba a pensar que había aire
para incubar los huevos del hastío
cómo imaginar que estaba
desplegando raíces
ganando terreno
haciendo pactos secretos con
nuestro lado oscuro
hasta convertirnos en este tipo de parejas
que hacen que me sorprenda
la gente que se quiere de verdad

yo no te imaginaba
pidiéndome de vuelta lo que me diste con amor
la ruana
la silla que tejiste
y la foto que me regalaste de ti
a los 18
en la cima de la montaña
la sonrisa de viajero
y una nube atravesándote los brazos
haciéndote ángel
augurándote
que sólo te tendrías a ti
para protegerte de ti mismo

no quiero estar más contigo
dices
mi cuerpo está enfermo de ti
no lograrás nada
you’re bullshit
bullshit

empezaré un poema así
digo
un poema en el que hablaré sobre
basura
dices que te malinterpreto
que altero tus palabras
es que
lindo
las palabras nunca son como las dices
son como saben en el paladar
y la palabra basura
uno la pronuncia
y los lixiviados
salen
mira
¿ves el líquido?
toma un poco
como antes
tomabas de mi orgasmo

perdidos uno a uno los dedos
no queda nada por traspasar
y aún así mañana
habrá otro día

en la calle
al calor de la huida
las palabras
retumban
se arrinconan
listas
para una hoguera
las hago crujir
como el silencio nunca supo hacerlo
por más animal revolcándose en su quietud
por más disparo despejando el aire de la noche