martes, 14 de junio de 2016

FÁTIMA VELÉZ




Después de todo



tus ojos

piedras azules
no
aguja enterrada
sobre la piel
del color azul

y yo

muro con pájaro atacado
por niños sedientos
de impotencia animal

me cuentas la historia
-tú y tus historias-
de los asesinos
de la Segunda Guerra Mundial
que eran pocos
dices
los elegidos
dices
perdían el dedo índice de tanto disparar
el dedo no soporta el peso
-¿del arma o de la culpa?-
va dejándose caer
dejándose no
el dedo no se deja caer
el dedo cae
la pregunta es
a quién le duele más
¿al dedo o al cuerpo?

a mí

no te creo
dices
insisto
estoy a punto de perder algo
será el peso de tu culpa
será
que me estás perdiendo

eres una basura
dices
y estrellas las palabras
contra la silla de madera
que compraste
en el mercado de las pulgas

me pregunto si la muerte tendrá un sonido
si podrá condensarse en objeto
y venderse en el mercado
de las pulgas
el lugar
de donde sacas
los objetos que acumulas
con los que tropiezas tu rabia
hasta hacer sonar
la muerte que hay en ellos

sobre el calor que dejan tus palabras
lágrimas
sobre las lágrimas
no llores
sobre el no llores
esto no vale nada para mí
nunca ha valido nada
no podrás
eres débil


soy débil
y he dejado libre su lado más feroz
este es mi hombre
de metales y fuego

entonces
por eso la textura
violencia contenida hasta el vidrio
tan frágil
ante cualquier descuido
cualquier muestra de desamor

cuando nuestras manos se unieron
sobre la llama de una vela
creímos en la fuerza del roce

no había inquietud que no pudiera resolverse en la mirada, al amanecer decías amarillo y los guayacanes florecían por segunda vez, libres de culpa, no temblábamos por una razón distinta a la cafeína, el orden resultaba una criatura soberbia que uno no podía dejar de mirar a los ojos

quién iba a pensar que había aire
para incubar los huevos del hastío
cómo imaginar que estaba
desplegando raíces
ganando terreno
haciendo pactos secretos con
nuestro lado oscuro
hasta convertirnos en este tipo de parejas
que hacen que me sorprenda
la gente que se quiere de verdad

yo no te imaginaba
pidiéndome de vuelta lo que me diste con amor
la ruana
la silla que tejiste
y la foto que me regalaste de ti
a los 18
en la cima de la montaña
la sonrisa de viajero
y una nube atravesándote los brazos
haciéndote ángel
augurándote
que sólo te tendrías a ti
para protegerte de ti mismo

no quiero estar más contigo
dices
mi cuerpo está enfermo de ti
no lograrás nada
you’re bullshit
bullshit

empezaré un poema así
digo
un poema en el que hablaré sobre
basura
dices que te malinterpreto
que altero tus palabras
es que
lindo
las palabras nunca son como las dices
son como saben en el paladar
y la palabra basura
uno la pronuncia
y los lixiviados
salen
mira
¿ves el líquido?
toma un poco
como antes
tomabas de mi orgasmo

perdidos uno a uno los dedos
no queda nada por traspasar
y aún así mañana
habrá otro día

en la calle
al calor de la huida
las palabras
retumban
se arrinconan
listas
para una hoguera
las hago crujir
como el silencio nunca supo hacerlo
por más animal revolcándose en su quietud
por más disparo despejando el aire de la noche


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