jueves, 3 de septiembre de 2015

GABRIEL ZAID


  

Alabando su manera de hacerlo



¡Qué bien se hace contigo, vida mía!

Muchas mujeres lo hacen bien
Pero ninguna como tú.

La Sulanita, en la gloria,
Se asoma a verte hacerlo.

Y yo le digo que no,
Que nos deje, que ya lo escribiré.

Pero si lo escribiese
Te volverías legendaria.

Y no creo en la poesía autobiográfica
Ni me conviene hacerte propaganda.



ALFONSO REYES OCHOA




Caravana



Hoy tuvimos noticia del poeta:
Entre el arrullo de los órganos de boca
Y colgados los brazos de las últimas estrellas,
Detuvo su caballo.

El campamento de mujeres batía palmas,
Aderezando las tortillas de maíz.
Las muchachas mordían el tallo de las flores,
Y los viejos sellaban amistades lacrimosas
Entre las libaciones de la honda madrugada.

Acarreaban palanganas de agua,
Y el jefe se aprestaba
A lavarse los pechos, la cabeza y las barbas.

Los alfareros de las siete esposas
Acariciaban ya los jarros húmedos.
Los hijos del país que no hace nada
Encendían cigarros largos como bastones.

Y en el sacrificio matinal,
Corderos para todos
Giraban ensartados en las picas
Sobre la lumbrarada de leños olorosos.

Hoy tuvimos noticia del poeta,
Porque estaba dormido a lomos de caballo.
Dijo que llevan a Dios sobre las astas
Y que tiene la noche ácidas rosas
En las alfombras de los dos crepúsculos.


XAVIER VILLAURRUTIA GONZÁLEZ





Amor condusse noi ad una morte



Amar es una angustia, una pregunta,
Una suspensa y luminosa duda;
Es un querer saber todo lo tuyo
Y a la vez un temor de al fin saberlo.
Amar es reconstruir, cuando te alejas,
Tus pasos, tus silencios, tus palabras,
Y pretender seguir tu pensamiento
Cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.
Amar es una cólera secreta,
Una helada y diabólica soberbia.
Amar es no dormir cuando en mi lecho
Sueñas entre mis brazos que te ciñen,
Y odiar el sueño en que, bajo tu frente,
Acaso en otros brazos te abandonas.
Amar es escuchar sobre tu pecho,
Hasta colmar la oreja codiciosa,
El rumor de tu sangre y la marea
De tu respiración acompasada.
Amar es absorber tu joven savia
Y juntar nuestras bocas en un cauce
Hasta que de la brisa de tu aliento
Se impregnen para siempre mis entrañas.
Amar es una envidia verde y muda,
Una sutil y lúcida avaricia.
Amar es provocar el dulce instante
En que tu piel busca mi piel despierta;
Saciar a un tiempo la avidez nocturna
Y morir otra vez la misma muerte
Provisional, desgarradora, oscura.
Amar es una sed, la de la llaga
Que arde sin consumirse ni cerrarse,
Y el hambre de una boca atormentada
Que pide más y más y no se sacia.
Amar es una insólita lujuria
Y una gula voraz, siempre desierta.
Pero amar es también cerrar los ojos,
Dejar que el sueño invada nuestro cuerpo
Como un río de olvido y de tinieblas,
Y navegar sin rumbo, a la deriva:
Porque amar es, al fin, una indolencia.


JAIME SABINES







Bajo mis manos crece, dulce, todas las noches.
Tu vientre manso, suave, infinito.
Bajo mis manos que pasan y repasan midiéndolo, besándolo;
Bajo mis ojos que lo quedan viendo toda la noche.
Me doy cuenta de que tus pechos crecen también,
Llenos de ti, redondos y cayendo.
Tú tienes algo. Ríes, miras distinto, lejos.
Mi hijo te está haciendo más dulce, te hace frágil.
Suenas como la pata de la paloma al quebrarse.
Guardadora, te amparo contra todos los fantasmas;
Te abrazo para que madures en paz.



MANUEL MARÍA FLORES







Mirad la aurora,
Madre del día,
¡Cómo derrama
Luz, alegría!

Allá en el cielo
Todo es fulgores;
¡Todo en la tierra
Cantos y flores!

Sobre las hojas
Tiemblan las perlas,
Vienen las brisas
A recogerlas.

Saltando el ave
Trina en la rama,
Brilla el aljófar
Sobre la grama.

¿Do va el incienso,
De los aromas?
¿Qué dice el ritmo
De las palomas?...

Y todo, luce,
Canta, se agita,
Vida sagrada
Doquier palpita.

Alza la tierra
Su amante coro,
Y el sol la paga
Con besos de oro.

Luego, la noche
Su negra tienda
Abre del mundo
Sobre la senda.

Y entre la sombra
Muda y tranquila
Asoma el astro
Su alba pupila.

¿Sois, por ventura,
Blancas estrellas,
Del cielo al mundo
Lágrimas bellas?

¿Joyas que bordan
El regio velo?
Con que a la tierra
Cobija el cielo?

¿Chispas que lanza
La eterna sombra?
¿Polvo que deja
Dios en su alfombra?...

Astros y flores
Quizá no viera
Si amor al alma
Su luz no diera.

Las vagas notas
Que el arpa lanza,
¿No son el himno
De la esperanza?

El alma encierra
Luz, armonía,
Es una aurora
La fantasía.

Doquier que vague
Mi pensamiento,
La miel recoge
De un sentimiento.

Cual mariposa
Va la ilusión
Sobre las flores
De la creación.

En los ruidos
Que se levantan
Hay dulces ecos,
Voces que cantan.

Rumor de besos
Y de suspiros
Flota en las alas
De los céfiros.

Como en la selva
Trinan las aves,
Hay en el alma
Voces suaves.

Ecos solemnes
Desconocidos,
Por voz humana
No traducidos,

Ecos que el alma
Tímida esconde,
Ecos que vienen
De no sé dónde.

Quizá del verbo
Del alma inmensa
Que dice al hombre
Que vela y piensa:

"-De toda vida
Yo soy la llama:
Contempla, adora,
Espera y ama."

Yo creo. Por eso
Mi alma levanto.
Amo, y espero...
Por eso canto.



JAIME TORRES BODET




Esperando la mano de nieve...
Bécquer




¿En dónde? ¿En qué lugar
Secreto del invierno
Está oculto el botón
Mecánico, la rosa,
El vals o la mujer
Que un dedo sin esfuerzo
Debería tocar
Para ponerte en marcha,
Automático abril
De un año descompuesto?

Lo siento. Estás ya aquí,
Junto a mi pensamiento,
Como —sobre el cristal
De una ventana oscura—
La exigencia sin voz
De un aletazo terco.
Pero, si salgo a abrir,
Lo único que encuentro
Es la noche, otra vez:
La noche y el silencio.

¿Palabras? ¿Para qué?
En ellas, por momentos,
creo tocarte al fin,
Abril... Pero las digo
—Raíz, pájaro, luz—
Y me contesta el viento:
Invierno; invierno el sol,
Y soledad los ecos.

Libros de viaje busco.
Mapas de amor despliego.
A rostros de mujeres
Que hace tiempo murieron,
En retratos y en cartas
Pregunto cómo eras;
Qué nubes o qué alondras
Fueron, en otros puertos,
De tu regreso eterno
Crédulos mensajeros.

Pero nadie te ha visto
Llegar, abril. A nadie
Puedo pedir consejo
Para esperarte. Nadie
Conoce tus andenes,
Sino —acaso— este ciego
Que pugna por hallar
A tientas, en mis versos,
El secreto botón
Que pone en marcha al mundo
Cuando vacila el sol
Y dudan los inviernos...