jueves, 3 de septiembre de 2015

XAVIER VILLAURRUTIA GONZÁLEZ





Amor condusse noi ad una morte



Amar es una angustia, una pregunta,
Una suspensa y luminosa duda;
Es un querer saber todo lo tuyo
Y a la vez un temor de al fin saberlo.
Amar es reconstruir, cuando te alejas,
Tus pasos, tus silencios, tus palabras,
Y pretender seguir tu pensamiento
Cuando a mi lado, al fin inmóvil, callas.
Amar es una cólera secreta,
Una helada y diabólica soberbia.
Amar es no dormir cuando en mi lecho
Sueñas entre mis brazos que te ciñen,
Y odiar el sueño en que, bajo tu frente,
Acaso en otros brazos te abandonas.
Amar es escuchar sobre tu pecho,
Hasta colmar la oreja codiciosa,
El rumor de tu sangre y la marea
De tu respiración acompasada.
Amar es absorber tu joven savia
Y juntar nuestras bocas en un cauce
Hasta que de la brisa de tu aliento
Se impregnen para siempre mis entrañas.
Amar es una envidia verde y muda,
Una sutil y lúcida avaricia.
Amar es provocar el dulce instante
En que tu piel busca mi piel despierta;
Saciar a un tiempo la avidez nocturna
Y morir otra vez la misma muerte
Provisional, desgarradora, oscura.
Amar es una sed, la de la llaga
Que arde sin consumirse ni cerrarse,
Y el hambre de una boca atormentada
Que pide más y más y no se sacia.
Amar es una insólita lujuria
Y una gula voraz, siempre desierta.
Pero amar es también cerrar los ojos,
Dejar que el sueño invada nuestro cuerpo
Como un río de olvido y de tinieblas,
Y navegar sin rumbo, a la deriva:
Porque amar es, al fin, una indolencia.


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