"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 22 de enero de 2018
AIDA CARTAGENA
Infancia en el Recuerdo
Frente
rozando tiempo.
La
tarde viste en mi pensamiento
con un
triste recuerdo.
la
infancia se ha llenado de soles y de lunas;
el
folio de mis nombres se esta desvaneciendo,
di
tierra a una semilla: ya maduran almendras!
Angeles
aún sonríen como flores de estrellas.
la
tarde se hizo tarde;
se
abrió rutas de tierras
se
abrió rutas de espacio,
y se
llevó los cuentos de la abuela.
Tierra
que no le asombra
verme
rozar recuerdos!
LORENA VENTURA
Geografía
de la dicha
Lentas
luminarias líquidas
venidas de tus labios
recorrieron
mi piel
señalando
mis puntos cardinales.
Para ti
el hecho fue muy simple
pero
desde entonces no me pierdo en barco alguno.
(Si
escuchas un ronroneo mientras canto
es mi corazón que ha vuelto a funcionar)
Así que
ahora
que tenemos un alboroto entero
de
brillantes peces
alimentemos
al tigre de la dicha
sin temor alguno.
Porque
en tu cuerpo yo ejercito mi entusiasmo
cada
colibrí lleva ahora tu nombre a otras flores.
Porque
la luz de mi interior es consecuencia de tu aliento
y
porque tu mano ahora es un pegajoso caracol entre la mía:
ya no
me quiere más la muerte.
Puedo
entonces
–lanza
en mano
saludar al mundo.
(Saludos
hipocampos
y hombres silvestres
y
pintores festivos
y
bomberos en días de siesta,
salmones
bordados en el manto
de los
ríos)
Que tus
ojos sean la forma única
en que yo pueda contemplarme.
Que en
lugar de cardos sea
la
hierba húmeda quien me reciba.
Que
emplumes con palabras amarillas
mis alas minerales.
Y que
siempre pueda tenerte de mi lado
corazón
para
que nada
Nada
grave me suceda.
JOSÉ KOZER
Principio último de realidad
A la
izquierda la clepsidra, a la derecha (equidistante)
el reloj de arena, en medio
Libra, la balanza de Dios
(al fiel) encima del péndulo
(detenido) todas las
constelaciones
(negro
agujero) una sola flor a
punto de mudanza (recibirá
o ya recibió otro apelativo)
lo incipiente titila, punto de
intermitencia, el reloj digital
de
casa fulge un momento,
el
péndulo se inclina a
siniestra.
Aves,
pido aves, indistintas bandadas sin rumbo fijo ni
explicación: cual querubín
de alas extendidas en un
atrio,
fulgor segundo, agua
lustral (con cuentagotas) la
ablución corriente, el agua
común, jabón de tocador,
alhucema, haber refrescado
el rostro, hombros, brazos
en
la mañana invernal: ni
rastro de cara y hombros,
las aves tiritaron, el cuerpo
estuvo expuesto a mano
izquierda a la nevisca, a la
derecha ceniza, de frente la
Muerte (esculpida) madre
de lo hierático, en la Balanza:
número etrusco, revés inerte,
aún escribe (¿ya mudó?).
Y
ocurre en casa, aduana: una dura especulación en una
escritura dura, fugitiva:
óbolo abonado.
No se
da en el clavo una sola vez: convéncete amanuense.
Seco,
me extirparé unos restos: las sobras exprimir, hollejos
succionar con la boca amarilla,
las insípidas fauces de la vejez.
Nada
espero, oigo al fondo la torrentera, ir y volver las aves:
raeduras al fondo, brillo
pestilente de escamas mostrando
boca arriba ceniza, debajo la
infección, y aún debajo etrusca
escritura gota a gota empapada,
por arenas golpeada, astilla al
fiel de una Balanza que no
dirime ni dictamina: aclara
su voz (gárgaras) la especulación,
últimas trazas.
¿A qué
nombrar nada más? ¿A qué oír profetas a la entrada
de los templos, presagiar?
Estuve
enfermo y me he curado en la oscuridad.
Filfa
la luz fue filfa estupefacta.
La
verdadera apariencia siempre aparece, trola y trola su
espejismo.
Me
quedan unos años. No volveré a imaginar aquello, ni
a pensarlo (de frente)
(a retazos) escribiré
caudas
en idioma
esperanto,
tierras de
pastoreo, sábanas a
orear, varas de pescar,
desmerece de Dios la
certidumbre: revena
Nada, en la infeliz
sobremesa, orlas y
galas.
ELIANA MALDONADO
La voz
I
A
rastras llega el silencio hasta la cama
se
desliza entre sábanas claras humedecidas por la
noche,
penetra
suavemente en el laberinto del oído hasta
ensordecerlo.
Él
pensó que era la mar embravecida,
quizá
el aire exhalado de sus pulmones,
tal
vez, un rayo de luz que juguetea.
Un
silencio tan estruendoso
tenía
que venir de alguna parte
o
partir hacia algún lugar.
Nunca
supo cómo,
simplemente
había llegado sigiloso,
para
inyectar por sus colmillos huecos,
olvidadas
letanías.
II
¿Y si
corto las cuerdas,
olvido
los nombres
y borro
la letra,
existiré
aun en medio de esta luz roja,
sobrenatural?
MERCEDES REYNOSO
Sexting
Sexting barato de 10 megapíxeles,
corre
tras la pantalla,
¿No
tienes más para ofrecer?
Seduces
lánguido
tras tu
aparatejo
de
cristal,
como
piernas de días
sin
depilar,
así
transparente.
No me
apetecen
tus
palabras encendidas,
con
sabor a tipografía
gastada,
las que
malviven su corta vida
entre
versos digitales
monosilábicos.
Detén
ésta inmediatez
de
correr mi sangre
y
háblame de tu latir.
Solo
para ver qué tan fuerte
te
cojo.
Sexting barato de 10
megapixeles
y
el wiffi inerte,
como el
cartero despistado
de
antaño.
Un
“visto” es la cruel estupidez
rebotada
en la cara del soñador.
Tu
notificación esclarece esa
estupidez
.
Sexting barato a las 2 de la
mañana.
Y mi
mano avara
reta al
pensamiento
al
ritmo del tecleo,
mientras
mis piernas
se
reducen a un par de montañas
dejando
entrever un río platinado.
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