Principio último de realidad
A la
izquierda la clepsidra, a la derecha (equidistante)
el reloj de arena, en medio
Libra, la balanza de Dios
(al fiel) encima del péndulo
(detenido) todas las
constelaciones
(negro
agujero) una sola flor a
punto de mudanza (recibirá
o ya recibió otro apelativo)
lo incipiente titila, punto de
intermitencia, el reloj digital
de
casa fulge un momento,
el
péndulo se inclina a
siniestra.
Aves,
pido aves, indistintas bandadas sin rumbo fijo ni
explicación: cual querubín
de alas extendidas en un
atrio,
fulgor segundo, agua
lustral (con cuentagotas) la
ablución corriente, el agua
común, jabón de tocador,
alhucema, haber refrescado
el rostro, hombros, brazos
en
la mañana invernal: ni
rastro de cara y hombros,
las aves tiritaron, el cuerpo
estuvo expuesto a mano
izquierda a la nevisca, a la
derecha ceniza, de frente la
Muerte (esculpida) madre
de lo hierático, en la Balanza:
número etrusco, revés inerte,
aún escribe (¿ya mudó?).
Y
ocurre en casa, aduana: una dura especulación en una
escritura dura, fugitiva:
óbolo abonado.
No se
da en el clavo una sola vez: convéncete amanuense.
Seco,
me extirparé unos restos: las sobras exprimir, hollejos
succionar con la boca amarilla,
las insípidas fauces de la vejez.
Nada
espero, oigo al fondo la torrentera, ir y volver las aves:
raeduras al fondo, brillo
pestilente de escamas mostrando
boca arriba ceniza, debajo la
infección, y aún debajo etrusca
escritura gota a gota empapada,
por arenas golpeada, astilla al
fiel de una Balanza que no
dirime ni dictamina: aclara
su voz (gárgaras) la especulación,
últimas trazas.
¿A qué
nombrar nada más? ¿A qué oír profetas a la entrada
de los templos, presagiar?
Estuve
enfermo y me he curado en la oscuridad.
Filfa
la luz fue filfa estupefacta.
La
verdadera apariencia siempre aparece, trola y trola su
espejismo.
Me
quedan unos años. No volveré a imaginar aquello, ni
a pensarlo (de frente)
(a retazos) escribiré
caudas
en idioma
esperanto,
tierras de
pastoreo, sábanas a
orear, varas de pescar,
desmerece de Dios la
certidumbre: revena
Nada, en la infeliz
sobremesa, orlas y
galas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario