"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 2 de mayo de 2020
SILVIA EUGENIA CASTILLERO
TIRAR
UNA, DOS líneas, palpar los contornos de la ciudad desconocida. Tiendes tus
dedos hacia el poniente como un litoral, sedimentos y muros son mi paisaje.
Allí me deslizo, caigo, conozco piedra por piedra en las líneas de tu mano.
París rasguña mi pecho, anchos los bulevares aparecen en grafito, generosos
abren sus esquinas, al centro el movimiento se descubre, latente sobre tu
espalda. Parecía esconderse la agitación al interior de los trazos grises, un
entrecortado latir, ciego en su ritmo. Era largo el recorrido hacia la ciudad
desde el incalculable lapso de mi cuerpo al tuyo.
RAÚL HERNÁNDEZ NOVAS
¿Ya?
Angkor
dormido en su profunda selva,
Chartres
de luz extática y divina,
esa
otra catedral de Palestrina,
Volver
y Cuesta abajo y Madreselva,
el
ruiseñor de Keats, la enajenada
canción
de Gretchen arrullando al hijo,
el
libro insomne en que Jesús nos dijo:
“no
he venido a traer paz, sino espada”,
el
libro capital donde el proyecto
vive
de un mundo nuevo y de otro modo,
dudoso
Hamlet y Macbeth abyecto,
Bach
y Beethoven y los Beatles... Todo
cuanto
has fraguado, mi antropoide erecto,
¿habrá,
tan pronto, de envidiar al lodo?
MARIO LUZI
Colgado
cual linterna, casi todos
Colgado
cual linterna, casi todos;
otros,
esculpido desde adentro
—así
llevan
el rostro
el
grumo negro
de
obtusidad y rabia,
llévanlo
en contra.
¿Dónde
estamos, en qué callejón del infierno?
Es
posible perder la vida por un café frío,
por
un acceso de tos
considerado
irónico.
Los
asesinos
están
en todas partes, listo el cuchillo,
la
bala en la pistola. Ha llegado su tiempo.
¿Cómo
debía ser? —grita con fuerza
mi
espanto, más antiguo que yo,
a
no se sabe qué oficiales
de
qué impenetrable gobierno.
Respuestas
no dan. Tampoco las niegan.
RUBÉN BAREIRO SAGUIER
Puebla de los Ángeles
Me dicen los periódicos,
o los ángeles de Puebla,
que dices lo que dije,
y te oigo decir
diceres nuevos
—nuevos e idénticos—
porqué al decirlos tú,
las cosas que yo dije
cobran vida,
el fuego atizan,
escarban el dolor,
quiebran la lejanía.
Las
cosas que dije alguna vez,
para que en mi tierra se digan,
y digan viento,
lapacho, azahar,
agua del río,
y digan tierra.
para que en mi tierra se digan,
y digan viento,
lapacho, azahar,
agua del río,
y digan tierra.
NOÉ JITRIK
El desdichado
Qué
más que la salud
se le puede pedir
a un hombre
y aun la imperfección
que es su disculpa
en otros tiempos se quería
su claridad su rechazo
a la muerte
hoy bastaría su mirada
sobre la bruma
su perpleja explosión
de su tranquilidad
o su despojo
o bien pedirle nada
nadie pide nada
o bien se le puede pedir
que en la penuria
desdichado
se lance incoherente
novedoso
y triste
por las ideas sueltas
como cabras
como trogloditas.
se le puede pedir
a un hombre
y aun la imperfección
que es su disculpa
en otros tiempos se quería
su claridad su rechazo
a la muerte
hoy bastaría su mirada
sobre la bruma
su perpleja explosión
de su tranquilidad
o su despojo
o bien pedirle nada
nadie pide nada
o bien se le puede pedir
que en la penuria
desdichado
se lance incoherente
novedoso
y triste
por las ideas sueltas
como cabras
como trogloditas.
De: “Las cartas que no se
mandan”
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