miércoles, 26 de septiembre de 2018


MIGUEL RASH ISLA





Grito de amor



Qué demencia, con soplo arrebatado,
me impulsa a ti en un vértigo? Lo ignoro,
sólo sé que te ansío, que te adoro,
y que en ti el universo he compendiado.

Tu hechizante beldad brilló a mi lado
y no la supe ver; perdí el tesoro
de tu belleza espléndida; y hoy lloro
la infausta ceguedad de mi pasado.

Mejor así: te ennobleció la vida
en la cruz del pesar, y al encontrarte
te siento a mí por el dolor unida.

Hago de tu dolor sangre del arte,
y te amo con amor cuya medida
se extiende al tiempo que dejé de amarte.

 

MIHAI EMINESCU





Sólo tengo un deseo



Sólo tengo un deseo:
     que en la paz de la tarde
me permitáis morir
     a la orilla del mar;
me sea dulce el sueño
     y el bosque esté cercano,
     que en la extensión del agua
reine un cielo sereno.
     Oriflamas no quiero,
ni un lujoso ataúd,
hacedme sólo un lecho
     con las jóvenes ramas.

Y nadie junto a mí
     llore en mi cabecera,
nada más que el otoño
     hable en las hojas secas.
Mientras corren las fuentes
     cayendo rumorosas,
     se deslice la luna
sobre los altos pinos.
     Que las esquilas suenen
al viento de la tarde,
que sobre mí el sagrado
     tilo vuelque sus ramas.

Como ya no andaré
     nunca más errabundo,
tiernamente mi tumba
     cubrirán los recuerdos.
Los astros, que se elevan -
     de la enramada en sombra,
     serán para mí amigos,
sonriendo de nuevo.
     Gemirá apasionado
el canto del mar áspero...
y me volveré tierra
     en mi honda soledad.


Versión de Rafael Alberti y María Teresa León


JUAN EDUARDO CIRLOT





A Gaudí



Relámpago de carne hecha de roca,
gesto de invocación incorporada;
anciano de cristal cuya mirada
parece un girasol de doble boca.

En tu oración la luz se ha vuelto loca
llena de mansedumbre exasperada;
y una tormenta azul, paralizada
se postra a ese alarido que convoca.

Tu arquitectura gime como un bosque
crucificado en furia que no mengua
bajo las destrucciones cenitales.

Yo pido a ese sarmiento que me enrosque
con brasas y zafiros esta lengua
de pecados y cantos capitales.


ANA ROSETTI





Mi jardín de los suplicios



En el jardín secreto, bajo el árbol,
despacio, muy despacio, desataste mis trenzas
y luego, impetuoso, porque yo sentí frío
y terca me negaba, arrancaste mi ropa.
Con cíngulo de larga enredadera
la deslucida organza que sirviera de colcha
a la cuna común, experto me ceñiste.
En la callada hora, muy lejos de los padres,
con jugo de geranios la boca me teñías
y ajorcas vegetales en mis breves tobillos
se enroscaron.
                         Bailé furiosamente.
Cual halo tras de mí henchíase la túnica,
en torno a ti crecían los aros de mis huellas.
Yo, tanagra diversa, evasivo laurel
y tú quieto. Perfectamente quieto.
salvo el brazo con el que me flagelabas.


LUIS LÓPEZ ANGLADA





Soneto de amor en Gredos



Amarte en Gredos, en la roca, es darte
razón de eternidad. La tierra ama
como mi corazón y, roca o llama,
en fuego acabaré de eternizarte.

La soledad y tú me dáis la parte
que el alma necesita. El tiempo llama
con más dureza y, cada vez, reclama
lo que doy por salvarme y por salvarte.

Amarte aquí, en la inmóvil serranía
donde el mundo se acaba y todavía
no pisó el hombre, es redimir la tierra.

Es coronar el tiempo de futuro
y hacer de luz y fuego el trozo oscuro
de soledad que somos yo y la Sierra.


ROBERT DESNOS





Destino arbitrario

                                                              a Georges Malkzine



Ahora llega el tiempo de las cruzadas.
Por las ventanas cerradas los pájaros se obstinan en hablar
como peces de acuario.
Junto al escaparate de una tienda
una bonita mujer sonríe.
Felicidad no eres sino lacre
y yo paso como un fuego fatuo.
Una multitud de guardianes persigue
a una mariposa inofensiva fugada del asilo.
Se torna en mis manos calzón de encaje
y tu carne se torna de águila
¡oh sueño mío cuando te acaricio!
Mañana habrá entierros gratuitos
ya no se resfriarán
hablarán el lenguaje de las flores
se iluminarán con luces hasta ahora desconocidas.
Pero hoy es hoy.
Siento que mi comienzo está próximo
semejante al trigo de junio.
Gendarmes ponedme las esposas.
Las estatuas vuelven la espalda sin obedecer.
En su zócalo inscribiría injurias y el nombre de mi peor enemigo.
Allá lejos en el océano entre dos aguas
un bello cuerpo de mujer hace retroceder a los tiburones.
Suben a la superficie para contemplarse en el aire
y no se atreven a morder esos senos
esos senos deliciosos.
                                        C'est les bottes de sept lieues
                                        cette phrase "Je me vois"


Versión de Aldo Pellegrini