martes, 5 de julio de 2022


 

TRUMBULL STICKNEY

 


 

[Quieto…]

 


Quieto. Los jardines colgantes eran un sueño

que volaba entre rosas persas para besar

las pestañas enchinadas de Semiramis.

Nunca hubo Troya ni río de Samarcanda.

Son mentira la Provenza y los trovadores

y el cabello de Venecia era un rayo

de Tiziano. Los atardeceres son aparentes,

el mundo es viejísimo y nada es.

Quieto. Tú, cosa estúpida, no puedes

despertar, ni tus lágrimas

mantener separadas tus pesados párpados:

ellas chapotean por tu corazón.
Tu cerebro está enfermo. Eres lechuza asustada,

ciega con la luz de vida que no puedes olvidar

y nada más el Error ama y nutre tu alma.

 

Versión de Sergio Eduardo Cruz

 

AL-KHANSA

 

  

Eran mis hijos

 


Mis hijos se llevan mi dolor, lo levantan con cuidado.
Han caído hoy por la causa del Islam.
¿Quién dice que están muertos?
Están muy vivos
y vivos con honor.
Me siento orgullosa de ser la madre de los mártires.

 

 

MAMTA SAGAR

 

  

Canción – Matanza

 

 

La canción,
al caer
se volvió pedazos
se desplomó,
la tierra se estremeció
fluyó roja
la historia del mañana
(y las líneas que quedaron por fuera)
canciones no cantadas
tiemblan y retiemblan
en la tierra y el barro
sueños destrozados
deseos enterrados
cuerpos golpeados

los últimos rayos del sol
encienden el río

 

Versión de Nelson Roque Valdés

 

SIGURBJÖRG THRASTARDÓTTIR

 

  

Jolgorio

 

 

me voy a casar
en medio
de los osos polares
descalza en la amarilla
aguanieve
uno al este
con marañas en el pelaje
otro al norte sorbiendo
la noche de una botella de cristal
el vestido
decorado con perlas al
pecho donde
soy más sensible
se recita una rima
para que asienta con la cabeza
un osezno que juega detrás

blancos como el fuego
en la oscuridad
nosotros tres y el osezno

 

ROSAMEL DEL VALLE

 

 

Carmen

 

 

Color del paisaje sonámbulo de mis huesos
Sin amarras de nidos que destruyan la angustia.
La sal alza su mundo de estatuas en un ruido de manos.
Columnas desde los dedos hasta el centro de espacio
A quienes se obedece como a un ritual que impone su imagen.
Todo crece demasiado cerca y el eco que se debe ser entre objetos y personas
Sangra el cuerpo de un mar huidizo y negro
Mientras peces, los animales, los insectos y los signos dormidos
Rodean el lecho en cuyo césped la muerte escucha mi viaje.

 

TOMÁS LAGO

 


Poema

 


Ahora bien, cinta exclusiva, obstáculo melancólico.
mi pobre alma está sombría
como si fuese tu nombre la palabra
perdida que a veces interrumpe el sueño.

He aquí, lejos de todos, a través de caminos forzosos.
bajo palios de hojas ateridas
en la marcha sin objeto más allá de las landas.
Te escribo estas palabras para que no me olvides.

Sólo con mi triste corazón acongojado
canción de los antiguos poetas que decían “doquier”
y sabían el nombre de todas las flores,
niña mía, sin los compañeros alegres.

Va en mi reloj tu retrato, estoy alegre sin embargo.
tan distante, ¿qué podría decirte para acercarte a mi?
rodearte de palabras sin exactitud,
con ellas puedo sin duda anticipar la noche.
Entonces en la lámpara, mariposas nocturnas
traen la presencia de un muerto querido.

En las márgenes del Boroa, en la estación de los ulmos floridos
saltando el alto sueño de los cazadores y comparsas
de estrellas victoriosas.
Tarde vigilo, liberto los vientos, le prendo fuego a los árboles;,
yo soy el que puso nombre a todas las cosas.

He aquí lejos de todos en las montañas del Sur;
¿qué más puedo contarles, amigos míos?
Compañeros, aquí está mi abrazo de siempre,
inútil como un anillo vacío.