sábado, 24 de octubre de 2015

LUIS CERNUDA




Ventana huérfana con cabellos habituales...



Ventana huérfana con cabellos habituales,
Gritos del viento,
Atroz paisaje entre cristal de roca,
Prostituyendo los espejos vivos,
Flores clamando a gritos
Su inocencia anterior a obesidades.

Esas cuevas de luces venenosas
Destrozan los deseos, los durmientes;
Luces como lenguas hendidas
Penetrando en los huesos hasta hallar la carne,
Sin saber que en el fondo no hay fondo,
No hay nada, sino un grito,
Un grito, otro deseo
Sobre una trampa de adormideras crueles.

En un mundo de alambre
Donde el olvido vuela por debajo del suelo,
En un mundo de angustia,
Alcohol amarillento,
Plumas de fiebre,
Ira subiendo a un cielo de vergüenza,
Algún día nuevamente surgirá la flecha
Que abandona el azar
Cuando una estrella muere como otoño para olvidar su sombra.



MARGARITO CUÉLLAR



  
Interpretación del silencio (4)



La tumba del fondo, cubierta por la hierba
y a punto de ser ocupada por muertos más actuales,
es la memoria.
Alguna vez fue guía de la tribu
hoy cae a pedazos como olvido mal puesto
o tradición echada a perder.
Nada recuerda. De sus despojos caen el blanco y el negro,
filmes sin registro de su paso por la civilización.
Silencio, el nuevo dios aclamado por todos.


Marzo 04 de 2014

LUIS ENRIQUE BELMONTE



  
V



Arrimar la mirada hacia estos lados,
hacia esta orilla incierta.
Cambiar de pelambre, robarle secretos al día en fuga,
remojar dolores lejanos en cloroformo.
No hay casa ni árbol que te sostenga, sólo polvillo,
polvillo que suelta el rufián contrabandista
cuando huye en medio de la oscuridad
con canarios y santos petrificados en su alforja.
Y es que siempre se vuelve a tantear
los instantes rebosantes de elegías como elogios
por lo que tanto sufre, por lo que se queja en otra parte,
por el grito y su bachaco subterráneo.
Arrimar la mirada sin barca hacia este naufragio de la orilla,
hacia este nuevo mundo clavado en el pecho, con la señal,
la boba señal que anuncia que es aquí, aquí la pólvora,
aquí la Poesía y sus secuaces,
y el Bufón sobre el tinglado
haciendo del extravío una pirueta
mientras se escuchan las palmas.




EFRAÍN HUERTA




Canción de la doncella del alba
                                                                Para Thelma



Se mete piel adentro
como paloma ciega,
como ciega paloma
cielo adentro.

Mar adentro en la sangre,
adentro de la piel.
Perfumada marea,
veneno y sangre.

Aguja de cristal
en la boca salada.
Marea de piel y sangre,
marea de sal.

Vaso de amarga miel:
sueño dorado,
sueño adentro
de la cegada piel.

Entra a paso despacio,
dormida danza;
entra debajo un ala,
danza despacio.

Domina mi silencio
la voz del alba.
Domíname, doncella,
con tu silencio.

Tómame de la mano,
llévame adentro
de tu callada espuma,
ola en la mano.

Silencio adentro sueño
con lentas pieles,
con labios tan heridos
como mi sueño.

Voy vengo en la ola,
coral y ola,
canto canción de arena
sobre la ola.

Oh doncella de paz,
estatua de mi piel,
llévame de la mano
hacia tu paz.

Búscame piel adentro
anidado en tu axila,
búscame allí,
amor adentro.

Pues entras, fiel paloma,
pisando plumas
como desnuda nube,
nube o paloma.

Debo estar vivo, amor,
para saberte toda,
para beberte toda
en un vaso de amor.

Alerta estoy, doncella
del alba; alerta
al sonoro cristal
de tu origen, doncella.



FRANCISCO BRINES



  
Sombrío ardor



No como las estrellas, que dan luz,
mas también incontables cual los átomos
que habitan negros en las hondas cuevas,
los encuentros del cuerpo, sin amor,
sólo son actos de tinieblas. Nada
perdura en mí de aquellos miembros, dicha,
fuego, sonrisa. El sombrío ardor
desvaneció su huella en la memoria,
dejó solo un cansancio. Y ahora vuelvo
al encuentro del cuerpo en las tinieblas,
y en el sombrío ardor toco la vida,
espectro lujurioso. Rueda el tiempo
por las sordas paredes de este cuarto,
y siento que la vida se deshace.
Escucho el corazón, y su latido
oscuro nada dice, fuego implora,
mendiga eternidad para la carne.

Merecida la luz nos la destruyen,
¿en dónde está?; mirad con cuánta prisa
hemos llegado al hueco sofocante.




LUNA SILVA MUÑOZ



  
De agua



IX
  
Quisiera
halar de un hilo
         y desteñir
toda esta historia
         sobre mi piel.