miércoles, 2 de octubre de 2013

JUAN GELMAN




Presencia del otoño


Debí decir te amo.
Pero estaba el otoño haciendo señas,
clavándome sus puertas en el alma.

Amada, tú, recíbelo.
Vete por él, transporta tu dulzura
por su dulzura madre.
Vete por él, por él, otoño duro,
otoño suave en quien reclino mi aire.

Vete por él, amada.
No soy yo él que te ama este minuto.
Es él en mí, su invento.
Un lento asesinato de ternura.



ENRIQUE BANCHS




La senda de los manzanos



Daban sombra a la senda los manzanos,
y cual templos con cálices de aromas,
maduraban los árboles lozanos
la carne blanca y dura de las pomas.

La hierba amarillenta, el puente roto,
las condecoraciones del sol manso
sobre la charca verde y sobre el soto
y la canoa quieta en el remanso,

eran como reposo para el alma
la mendiga de calma
en la senda con sombra de manzanos.

Rodeábanme, al mover paso tardío,
mariposas y sol, silencio y río,
en la senda con sombra de manzanos. 



JORGE LUIS BORGES




A cierta sombra, 1940



Que no profanen tu sagrado suelo, Inglaterra,
el jabalí alemán y la hiena italiana.
Isla de Shakespeare, que tus hijos te salven
y también tus sombras gloriosas.
En esta margen ulterior de los mares
las invoco y acuden
desde el innumerable pasado,
con altas mitras y coronas de hierro,
con Biblias, con espadas, con remos,
con anclas y con arcos.
Se ciernen sobre mí en la alta noche
propicia a la retórica y a la magia
y busco la más tenue, la deleznable,
y le advierto: oh, amigo,
el continente hostil se apresta con armas
a invadir tu Inglaterra,
como en los días que sufriste y cantaste.
Por el mar, por la tierra y por el aire convergen los ejercitos.
Vuelve a soñar, De Quincey.
Teje para baluarte de tu isla
redes de pesadillas.
Que por sus laberintos de tiempo
erren sin fin los que odian.
Que su noche se mida por centurias, por eras, por pirámides,
que las armas sean polvo, polvo las caras,
que nos salven ahora las indescifrables arquitecturas
que dieron horror a tu sueno.
Hermano de la noche, bebedor de opio,
padre de sinuosos períodes que ya son laberintos y torres,
padre de las palabras que no se olvidan,
¿me oyes, amigo no mirado, nie oyes
a traves de esas cosas insondables
que son los mares y la muerte?



MARÍA NEGRONI




ojalá me tuvieras…



ojalá me tuvieras encerrada
en la noche del exilio

me acunaras
para poder morir
antes de morir

eso dije

después pregunté
¿qué exilio? ¿de qué noche?
¿cómo podria acunar la muerte?

después
tu cuerpo fue el exilio
y la noche
y la canción de cuna

imposible morir
en tanta oscuridad con lámparas



SUSANA ROMANO




6



He empezado por la cama
Hasta ahora era una cama viviente

Hemos soñado
Restregado los brazos
Los pies
Unos con otros

Desde ahora
La cama es un recipiente de agonía

Del libro "Diario de las cosas"


LAURA YASAN




Llegar a salvo


hay que saber llegar hasta la orilla sin mojarse los pies
cruzar una ciudad en donde el agua es negra
y negra es la saliva de los perros
y negro el semen que descargan los ángeles
en las sábanas sucias de los partos
hay que hundir la cabeza con los ojos abiertos
negociar el ardor
forzar al corazón su máquina de aceite
y resistirlo a flote una noche completa
hay que entregar el cuerpo a la corriente
fijar la convicción
                                  nadie vendrá para salvarme
no soltar la palabra que dispare el alud de un espejismo
                                  nadie
vendrá para salvarme
tragar si es necesario
la sal que se desprende generosa de tu propio temor
sentirte el muelle de un puerto abandonado
una vieja estructura que el tiempo embiste sin control
hay que saber quedarse y aguantar
saber que no vendrá
                                   para salvarme
nadie