miércoles, 2 de octubre de 2013

ENRIQUE BANCHS




La senda de los manzanos



Daban sombra a la senda los manzanos,
y cual templos con cálices de aromas,
maduraban los árboles lozanos
la carne blanca y dura de las pomas.

La hierba amarillenta, el puente roto,
las condecoraciones del sol manso
sobre la charca verde y sobre el soto
y la canoa quieta en el remanso,

eran como reposo para el alma
la mendiga de calma
en la senda con sombra de manzanos.

Rodeábanme, al mover paso tardío,
mariposas y sol, silencio y río,
en la senda con sombra de manzanos. 



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