"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 4 de abril de 2025
ARIANNA MATHISON
Esquiva
A veces me escondo
en el armario de mi cuarto
Es como un útero materno
cálido que abraza mis piernas
Un día lo metí en mi pecho
escondí el espéculo
y partí la llave para no
encontrarlo
Escuchar los estorninos, clavando
su pico en mi espalda y su ala
en mi faringe
No hay azufre
en mi piel
solo flores
secas entre mis uñas
y canarios
azules que lloran en mi lengua
El estornino no me cree,
insiste con otros en probar mi carne
ver mi semilla
engendrarla
Clavaré las patas en mi vientre
rasgando la caja
de carne podrida
para que no se note en mi mirada
el secreto que tejemos
en el fondo
ÉRIKA MANOCHE BARRETO
Hurgo
la basura de los años
no
encuentro los recuerdos
mi
pecho exangüe revela la verdad
esquivo
la tristeza con palabras y café
la
ovación de la mediocridad
no
me contenta
con
las manos hundidas en la tierra
y el
corazón deshecho en tinta
las
palabras se rompen en mis labios
veo
mis cabellos marchitos
a la
luz de la vela
veo
la taza
sin asa
vacía
todo
vuelve a empezar.
GISELLE LÓPEZ FERNÁNDEZ
La materia del verso
Los
versos tienen
cuerpo
y huesos
una herida
en la boca,
leve
materia.
Tienen,
los versos,
encías,
clavículas
y
vocación de multitud.
Los
míos tienen tierra negra
y un
fibroma en el vientre
redondo
como un mango.
JESÚS MONTOYA
Escuro
A
mi león de piedra debo darle con el fuelle. Se levanta conmigo al mediodía en
la desnudez del pueblo, abre la boca y se encorva, cerca de la plaza, a
observar la lárica procesión de lo igual. Es esclarecido porque algo lo magulla.
Brebaje debo darle a su dureza para que se asiente. Ambidiestro a mi gesta es
mi animal. Y algo lo magulla. Lo borroneo para derruirme padre al lacrimal de
la simiente carmesí por la que subimos. Una avalancha disímil nos dibuja el
mundo. Como lo que tuve antes hurgarme, así de solo, un personaje en la
abstracción timorata de las hormigas nos cuenta. Nunca vimos más al
grandilocuente que llamó a las ocho de la hiel para decirnos que no tiene cómo
darle de comer a sus crías en la pequeña Venecia. Estaba arrebatado, como la
zanja por la que chorrea petróleo en la cáscara del prócer. A mi león debo
atarlo en crisis. A las afueras, en la lectura de Teillier en segunda lengua,
nos dicen que vayamos a la doctora de nombre túnico, para explicarle que del
otro lado del charco estamos tan escuros. Mi león y yo somos máculas de
estrellas errabundas que desesperan por darnos una señal. A mi sacristán debo
cortarle las uñas, peinarle la melena y cubrir su desespero con una larga
cobija que compré en mi primer invierno brasilero. Los nombres propios hemos de
pronunciar mientras nos despachan como tristes globos bajo la tormenta. En el
soliloquio, acariciado por las ánimas, leeremos con temerosa gracia las
parodias de Adília Lopes, y alrededor del volumen, la siguiente frase de Pablo
de Rokha: soy el hombre casado que
inventó el matrimonio. Inmóvil, mi león castrado contempla los cortes de
todos los volúmenes que desvariamos. El incorruptible del lar. El loco el
pueblo nos ha visto pasar y no he podido, en la suma del oleaje, mostrarle mi
lengua mutilada. Pero todos han visto a mi león verde, nuestro alquímico trino
de olivar. Todos lo han visto como una atracción voraz del pensamiento. El
taller de su tino. El dictamen de la polaridad. La ida que nos dieron, que nos
diagnosticaron, que nos atraganta de pastillas.
MICHELA LAGALLA
Medea
a Pier Paolo Pasolini
Los
ojos negros
se le llenan
de llamas
la furia se le resbala
por las
mejillas
se comunica con el
sol
le pide favores
a la luna
derrama sangre
humedecedora
de la tierra
invocadora
de
fertilidad
al ritmo de las
cuerdas
que entredicen
la barbarie
que
se ríen
rasgando notas
de la llamada
“ley natural”
sin
saber que la
tierra
pide sangre
que los
astros
disfrutan
los
sacrificios
cuando Medea llora
llueve ácido
que se evapora
dejando humo
al tocar el suelo
Medea
sabe
que de todas las
criaturas
las
mujeres
son las más
desgraciadas
Medea entiende que
el goce de la
venganza
es
a veces
mejor que un
orgasmo
Medea
sabe
de motivos
femeninos
ve belleza
en la sangre
que brota
de miembros
amputados
en medio de las ruinas
ennegrecidas
por el
humo
y el fuego
y
sin más
se
revuelca
con regocijo
en la antigua
verdad
que
yace
en el
dolor.
ASTRID VELASCO MONTANTE
Pájaros de otro reino
Para Francisco Casado
1
Los hombres dicen amar las aves, pero de
las alas de ellas modelaron el vuelo para sus bombarderos
2
La
sangre la sangre la sangre
Alfombra
roja prêt-à-porter
muertos
hacia los cementerios
los dientes
rotos los huesos
descalabrados
de sus ejes
3
Los
hombres dicen amar las aves, pero rezan por la victoria de las armas al ángel
de la guarda del dinero.
4
Ángel de la guarda misiles sónicos
dulce compañía drones de asalto
no me desampares defensas antiaéreas
Ni de noche metralla
ni de día minas antipersonales
si tú estás conmigo balas expansivas
serán de alegría bazucas
No me dejes solo radio de combate
sé en todo mi guía rifle de asalto
sin ti soy chiquito AK-47
y me perdería teléfono satelital
ven siempre a mi lado sin cuartel
tu mano en la mía sin piedad
ángel
de la guarda
dulce
compañía.
4
Los hombres dicen amar las aves, pero de
las alas de ellas modelaron el vuelo para sus bombarderos.