Esquiva
A veces me escondo
en el armario de mi cuarto
Es como un útero materno
cálido que abraza mis piernas
Un día lo metí en mi pecho
escondí el espéculo
y partí la llave para no
encontrarlo
Escuchar los estorninos, clavando
su pico en mi espalda y su ala
en mi faringe
No hay azufre
en mi piel
solo flores
secas entre mis uñas
y canarios
azules que lloran en mi lengua
El estornino no me cree,
insiste con otros en probar mi carne
ver mi semilla
engendrarla
Clavaré las patas en mi vientre
rasgando la caja
de carne podrida
para que no se note en mi mirada
el secreto que tejemos
en el fondo
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