jueves, 27 de marzo de 2014

EMILIO PRADOS


 

Soledad en el alba

 

¡Ay!, rosa, calla, calla:
ocultémonos juntos
bajo los pies del agua.
 

¡Ay!, calla, calla, viento :
bajo los pies del monte
dejemos nuestros cuerpos.
-¿Qué ocurre?
-El sol naciente,
-joya de primavera-
luce sobre lo verde.
-¿Yel amor?…
-En olvido.
(Como un rumor de sueños
rueda el agua en el río.)

MIGUEL DE UNAMUNO


  


 

Te da en la frente el sol de la mañana
Recién nacido, pálida doncella,
Misteriosa visión, fugaz estrella,
Que te derrites en la luz. Hermana


De la que nace cuando la campana
Tocando a la oración doliente sella
La fatiga de un día más, la mella
Que sume el alma en la mortal desgana.


El alba y el ocaso cruzan manos,
Y así, a la silla de la reina, al día
Ya la noche, rendidos soberanos,


Los llevan a enterrar. Triste sería
Que al despertar de nuestros sueños varios
Luz y sombra lucharán a porfía.

 

JOSÉ ZORRILLA


 

 

I

 

De un elevado castillo
Que Arlanza orgulloso baña,
Un trovador elegante
En la puente se paraba.
En el rastrillo golpea
Con el pomo de una daga,
Y en los góticos salones
Ronco el eco se propaga.
Un joven doncel, del fuerte
Presentóse en la muralla,
Y con semblante halagüeño
Dijo en alta voz: "¿Quién llama?"
El Trovador que le ha oido
Dirigióle aquesta fabla:
-"Si llegado es en buenhora,
Un pacífico infanzón
Que envía a vuestra señora
Don Rodrigo de Aragón".-
Se alzó a este tiempo el rastrillo,
Y en el patio tuvo entrada;
Un paje tomó el corcel
Por las riendas plateädas,
Y el gallardo trovador
Por los salones se entraba.

 

II

 

Confuso ruido se oía
En la sala principal,
Y el extranjero
Hacia ella se dirigía
En continente marcial
Muy altanero.
Hallóla toda ocupada
De galanes y de bellas
En gran festín;
Doña Blanca de Moncada
Se ve la primera entre ellas
Como la rosa mas orgullosa
En un jardín.
El día feliz memora
En que la luz primera vio;
Y a su lado
Por eso, gentil señora,
Tanta dama encantadora,
Tanto héroe celebrado
Hoy reunió.

 

III

 

Entró do estaba el convite
Gentil el recién venido;
Hizo gracia
Con el morado sombrero,
Y atrevido
En denodado ademán
A Doña Blanca se fue;
Y después de haber pedido
Su venia, ante ella galán
Quedó en pie.
La dama se la otorgó
Y así el trovador habló:

 

IV

 

"Don Enrique mi señor,
"El cuarto Enrique es,
"Me manda donde me ves,
"A mí, que soy trovador,
"Trovador aragonés.
"Dizque es hoy vuestro natal,
"Y este monarca del mundo
Quiere honrarlo como tal,
"Que el cuarto Enrique así val
"Como val Juan el segundo.
"Y una trova te regala
"Que trova de amores es
"Y ninguna se la iguala;
"Por eso vine de gala,
"Trovador aragonés.-"
-"Yo a tu señor agradezco,
-Doña Blanca respondió-
"De un amor que no merezco
"Esta prueba que me dio.
"Y a estas damas placerá
"Y galanes que aquí ves
"Trova de amores
"Que cantará
"Trovador aragonés".

 

V. Trova

 

Un día risueño
Prepara la aurora
¡Feliz la señora
Del alto Muñón!
¡Oh cuántas personas
Se ven a su lado!
¡Cuánto señalado
Valiente infanzón!
Un búho funesto
Que cerca habitaba.
Lejano graznaba.
¡Se le vio huir!
La blanca paloma
Ocupa su nido;
Su amante gemido
Se acaba de oír.

 

Porque hoy es el día
De Blanca fermosa,
La más bella rosa
Que tiene el jardín.

 

VI

 

Su dulce voz espiró,
Y sus ecos repitieron
Las bóvedas de Muñó.
Y en vano le pidieron
Quedase en el castillo.
No pueden los caballeros
Ni las damas alcanzallo,
Que ha perdido su caballo
Y mandó
Que le alzaran el rastrillo;
Despidióse muy cortés
Y díjoles al partir:
"Quedárame hasta mañana
"En este festín de amor,
"Y fuera de buena gana;
"Más de Enrique mi señor
"Otra la voluntad es,
"Y yo soy su trovador,
"Trovador y aragonés".

 

 

 

PEDRO SALINAS SERRANO

 

"Mañana". La palabra iba suelta


"Mañana". La palabra
Iba suelta, vacante,
Ingrávida, en el aire,
Tan sin alma y sin cuerpo,
Tan sin color ni beso,
Que la dejé pasar
Por mi lado, en mi hoy.
Pero de pronto tú
Dijiste: "Yo, mañana"
Y todo se pobló
De carne y de banderas.
Se me precipitaban
Encima las promesas
De seiscientos colores,
Con vestidos de moda,
Desnudas, pero todas
Cargadas de caricias.
En trenes o en gacelas
Me llegaban -agudas,
Sones de violines-
Esperanzas delgadas
De bocas virginales.
O veloces y grandes
Como buques, de lejos,
Como ballenas
Desde mares distantes,
Inmensas esperanzas
De un amor sin final.
¡Mañana! Qué palabra
Toda vibrante, tensa
De alma y carne rosada,
Cuerda del arco donde
Tú pusiste, agudísima,
Arma de veinte años,
La flecha más segura
Cuando dijiste: "Yo".

 

LUZ MARÍA JIMÉNEZ FARO


 

Usted, El Ángel De La Muerte
 

Usted y yo tenemos una cita.
Sé que jamás se retrasó en la hora.
Tal vez pueda darme algo de tiempo
para mirar mi vida.
¿Podré volver la vista hasta mi patio?
Allí la madreselva era alegría,
su aroma resbalaba por los sueños
de mi sangre crecida.
Será muy puntual. Siempre lo ha sido.
Usted perdonará si me entretengo
y acaricio mis libros con ternura.
Comprenda usted ¡son tantas horas juntos!
que así, partir, tan fríamente,
no me parece bien. Se quedan solos…
Quiero que sepa que sé que ha de venir
para llevarme con usted,
y créame si le digo que estoy lista.
He tratado de aprovechar mi tiempo:
Amar. Vivir. Vivir y amar.
No puede imaginarse el equipaje
que llevo en la memoria…
Usted ¡qué culpa tiene!
Sólo es usted el ángel de la muerte,
y usted y yo tenemos una cita.

 

JOSÉ HIERRO


 
Fe de vida


Sé que el invierno está aquí,
detrás de esa puerta. Sé
que si ahora saliese fuera
lo hallaría todo muerto,
luchando por renacer.
Sé que si busco una rama
no la encontraré.
Sé que si busco una mano
que me salve del olvido
no la encontraré.
Sé que si busco al que fui
no lo encontraré.
 

          Pero estoy aquí. Me muevo,
vivo. Me llamo José
Hierro. Alegría (Alegría
que está caída a mis pies).
Nada en orden. Todo roto,
a punto de ya no ser.
 

          Pero toco la alegría,
porque aunque todo esté muerto
yo aún estoy vivo y lo sé.