"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 18 de junio de 2021
JOAO MAIMONA
La alegría de los sentidos
(No
es extraño que estas semillas que sopla en las lluvias
solitaria.
luces
de pic que mantienen a las células palpitantes. conocer la
imágenes
perversas como los misterios de una historia fresca.
angustia
armoniosa: dicen los mensajes que nacen
como
aroma
colosal: que las imágenes o indiferentes cuando los símbolos
¿Brilla
carteles rayos?
la
música de la noche podía aterrizó en mis manos: calma
y
eterno. manos visibles y ardientes que no cultivan palabras
salvaje.
lexemas caseificante. oscuridad y purulentas aceras. Sé que las palabras que recrean
el día anterior para el deleite de los sentidos.
como
interior y cubierta con el árbol estable. Antes de la fiesta del agua es
decir
adiós a mi discurso permeable)
De: "Sobre el vientre la noche”
JEAN ARP
Canta canta
Arriba
en lo alto
arriba arriba en lo alto
el rojo canta una canción
canta canta
y el tiempo pasa
Yo
sueño y escribo
hete aquí que me acuerdo de los pintores y los escultores
que vi hace veinte años
en zurich en el café odeón
como leños
como pesados troncos
como bloques
como montones groseros y macizos
están acuclillados en bancos
y se entregan al desagradable proceso de la sublimación
luchan y gruñen contra sí mismos
pero hete aquí que estos señores desaparecen
se evaporan
desaparecen
y en sus sitios se encuentra huevos humeantes
El
rojo canta
canta canta
yo sueño y escribo
yo bebo y canto
y el tiempo pasa
El
rojo canta
canta canta
todo canta y flota
en la luz
Un
día desaparecemos con un leve roce
como hojas muertas
y nos transformamos en polvo
y nos convertimos en chispas de estrellas
y cantamos y flotamos
felices con abrigos de fuego
Arriba
en lo alto
arriba arriba en lo alto
el rojo canta una canción
canta canta
Versión de Jesús Munárriz
VIVIANA PALETTA
Caligrafía
Las
casas,
los
animales,
las
personas
quedaron
desvaídas
desdibujadas
tinta
tenue en el lienzo
del
aire:
la
madre en el gesto
de
alcanzar la cuchara rebosante
a su
hijo;
la
intuición del poeta
reclinado
ante el blanco papel;
un
pétalo que se desprendía
de
la enramada;
el
primer beso de dos;
el
dragón de un quimono
calcado
sobre la piel de una muchacha;
el
bambú sin cortar; la ropa limpia
tendida.
Y la
cajita del almuerzo de Shigeru.
Las
manillas de la ciudad
ardieron
a las 8 y 16.
Por
el instante detenido
sabemos
que se ha escrito
lo
que vendrá.
De: “Las naciones hechizadas”.
ESTHER GARBONI
Brindis final
Escancias
en mi copa tu sentencia,
derramada
penumbra, amargas vides
que
nunca contuvieron ambrosía,
sino
el sudor del campesino herido
por
el sol, por la sed, por la codicia.
A
beber quieres darme un vino roto
nacido
en emparrado y espaldera,
de
un dolor que, baldío, se hace odio
y
templado fermenta como el ego
del
necio que al abrigo del poder,
sabiéndose
vengado, halla su calma.
Y
ahora que perdimos los pudores
y el
tiempo y el dinero y la paciencia,
brindemos
por los muertos compartidos,
por
Góngora y Herrera, por San Juan,
Cernuda,
Juan Ramón, Vallejo, Otero;
busquemos
el perfecto endecasílabo
que
encabalgue distancias y soberbias;
paguemos
todo el vino que bebimos
y el
pan, la piel, la sal, la paz, las ganas
de
vivir, de volar… la poesía.
Y
ladremos verdades como perros
sin
miedo a que el bozal del amo fiero
nos
robe la razón y la pureza.
¡Descorcha
otra botella de silencio
y lo
que callo, escucha, y lo que brindo:
soy
vid, fui sed; fui dios, soy fe. Soy tú!
De: “A mano alzada”.
JORGE VALDÉS
El desastre
El
ángel de pasión dejó tu casa
con un desorden tal que no sabías
por dónde comenzar: copas vacías,
ceniza por doquier. Y su amenaza
rotunda
de carmín: “En la terraza
te aguardo. Un beso. Adiós”. Tú conocías
la forma de cumplir sus profecías.
Temblaste al recordar: “Todo lo arrasa
un
ángel si al partir te sobrevuela”.
te diste apresurado a la tarea
de hacerla remontar por tu memoria,
sus
manos en tu piel, su duermevela.
Pensaste: “Si es amor, pues que así sea”
y fuiste a abrir la puerta giratoria.