viernes, 18 de junio de 2021


 

JOAO MAIMONA

 


 

La alegría de los sentidos

 

 

(No es extraño que estas semillas que sopla en las lluvias

solitaria.

luces de pic que mantienen a las células palpitantes. conocer la

imágenes perversas como los misterios de una historia fresca.

angustia armoniosa: dicen los mensajes que nacen

como

aroma colosal: que las imágenes o indiferentes cuando los símbolos

¿Brilla carteles rayos?

 

la música de la noche podía aterrizó en mis manos: calma

y eterno. manos visibles y ardientes que no cultivan palabras

salvaje. lexemas caseificante. oscuridad y purulentas aceras. Sé que las palabras que recrean el día anterior para el deleite de los sentidos.

como interior y cubierta con el árbol estable. Antes de la fiesta del agua es

decir adiós a mi discurso permeable)

 

 

De: "Sobre el vientre la noche”

 

 

SERGIO GARCÍA CLEMENTE

 

 

Un buen objetivo en la vida es no llegar a ser alguien.

 

 

JEAN ARP

 

 

 

Canta canta

 

 

Arriba en lo alto
arriba arriba en lo alto
el rojo canta una canción
canta canta
y el tiempo pasa

Yo sueño y escribo
hete aquí que me acuerdo de los pintores y los escultores
que vi hace veinte años
en zurich en el café odeón
como leños
como pesados troncos
como bloques
como montones groseros y macizos
están acuclillados en bancos
y se entregan al desagradable proceso de la sublimación
luchan y gruñen contra sí mismos
pero hete aquí que estos señores desaparecen
se evaporan
desaparecen
y en sus sitios se encuentra huevos humeantes

El rojo canta
canta canta
yo sueño y escribo
yo bebo y canto
y el tiempo pasa

El rojo canta
canta canta
todo canta y flota
en la luz

Un día desaparecemos con un leve roce
como hojas muertas
y nos transformamos en polvo
y nos convertimos en chispas de estrellas
y cantamos y flotamos
felices con abrigos de fuego

Arriba en lo alto
arriba arriba en lo alto
el rojo canta una canción
canta canta

 

 

Versión de Jesús Munárriz

 

 

VIVIANA PALETTA

 


 

Caligrafía

 

 

Las casas,

los animales,

las personas

quedaron desvaídas

desdibujadas

tinta tenue en el lienzo

del aire:

la madre en el gesto

de alcanzar la cuchara rebosante

a su hijo;

la intuición del poeta

reclinado ante el blanco papel;

un pétalo que se desprendía

de la enramada;

el primer beso de dos;

el dragón de un quimono

calcado sobre la piel de una muchacha;

el bambú sin cortar; la ropa limpia

tendida.

Y la cajita del almuerzo de Shigeru.

Las manillas de la ciudad

ardieron a las 8 y 16.

Por el instante detenido

sabemos que se ha escrito

lo que vendrá.

 

De: “Las naciones hechizadas”.

 

ESTHER GARBONI

 

 


Brindis final

 

 

Escancias en mi copa tu sentencia,

derramada penumbra, amargas vides

que nunca contuvieron ambrosía,

sino el sudor del campesino herido

por el sol, por la sed, por la codicia.

 

A beber quieres darme un vino roto

nacido en emparrado y espaldera,

de un dolor que, baldío, se hace odio

y templado fermenta como el ego

del necio que al abrigo del poder,

sabiéndose vengado, halla su calma.

 

Y ahora que perdimos los pudores

y el tiempo y el dinero y la paciencia,

brindemos por los muertos compartidos,

por Góngora y Herrera, por San Juan,

Cernuda, Juan Ramón, Vallejo, Otero;

busquemos el perfecto endecasílabo

que encabalgue distancias y soberbias;

paguemos todo el vino que bebimos

y el pan, la piel, la sal, la paz, las ganas

de vivir, de volar… la poesía.

Y ladremos verdades como perros

sin miedo a que el bozal del amo fiero

nos robe la razón y la pureza.

¡Descorcha otra botella de silencio

y lo que callo, escucha, y lo que brindo:

soy vid, fui sed; fui dios, soy fe. Soy tú!

 

De: “A mano alzada”.

 

 

JORGE VALDÉS

 


 

El desastre

 

 

El ángel de pasión dejó tu casa
con un desorden tal que no sabías
por dónde comenzar: copas vacías,
ceniza por doquier. Y su amenaza

rotunda de carmín: “En la terraza
te aguardo. Un beso. Adiós”. Tú conocías
la forma de cumplir sus profecías.
Temblaste al recordar: “Todo lo arrasa

un ángel si al partir te sobrevuela”.
te diste apresurado a la tarea
de hacerla remontar por tu memoria,

sus manos en tu piel, su duermevela.
Pensaste: “Si es amor, pues que así sea”
y fuiste a abrir la puerta giratoria.