viernes, 18 de junio de 2021

ESTHER GARBONI

 

 


Brindis final

 

 

Escancias en mi copa tu sentencia,

derramada penumbra, amargas vides

que nunca contuvieron ambrosía,

sino el sudor del campesino herido

por el sol, por la sed, por la codicia.

 

A beber quieres darme un vino roto

nacido en emparrado y espaldera,

de un dolor que, baldío, se hace odio

y templado fermenta como el ego

del necio que al abrigo del poder,

sabiéndose vengado, halla su calma.

 

Y ahora que perdimos los pudores

y el tiempo y el dinero y la paciencia,

brindemos por los muertos compartidos,

por Góngora y Herrera, por San Juan,

Cernuda, Juan Ramón, Vallejo, Otero;

busquemos el perfecto endecasílabo

que encabalgue distancias y soberbias;

paguemos todo el vino que bebimos

y el pan, la piel, la sal, la paz, las ganas

de vivir, de volar… la poesía.

Y ladremos verdades como perros

sin miedo a que el bozal del amo fiero

nos robe la razón y la pureza.

¡Descorcha otra botella de silencio

y lo que callo, escucha, y lo que brindo:

soy vid, fui sed; fui dios, soy fe. Soy tú!

 

De: “A mano alzada”.

 

 

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