"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 15 de agosto de 2020
PEDRO PRADO
Flor sin aroma
Flor sin aroma, canto sin sentido,
Giro sin rumbo de una inútil danza
Sonriente el rostro, el corazón dormido,
Surgiendo como oscura remembranza.
Hacia mi vera repentina avanza,
Fantasma de mi ensueño aparecido,
Otro amor, otra gloria, otra esperanza,
Otra mujer camino del olvido.
Bella, sí; bella, bella... y sin belleza;
Dulce sí; dulce, dulce... y sin dulzura;
Un amor que termina cuando empieza,
Un dolor que a alejarse se apresura;
Su pena no nos llega a la tristeza,
Su goce ni se exalta, ni perdura.
Flor sin aroma, canto sin sentido,
Giro sin rumbo de una inútil danza
Sonriente el rostro, el corazón dormido,
Surgiendo como oscura remembranza.
Hacia mi vera repentina avanza,
Fantasma de mi ensueño aparecido,
Otro amor, otra gloria, otra esperanza,
Otra mujer camino del olvido.
Bella, sí; bella, bella... y sin belleza;
Dulce sí; dulce, dulce... y sin dulzura;
Un amor que termina cuando empieza,
Un dolor que a alejarse se apresura;
Su pena no nos llega a la tristeza,
Su goce ni se exalta, ni perdura.
MANUEL MAGALLANES
Amor
que vida pones en mi muerte
como una milagrosa primavera:
ido ya te creí, porque en la espera,
amor, desesperaba de tenerte.
como una milagrosa primavera:
ido ya te creí, porque en la espera,
amor, desesperaba de tenerte.
era
el sueño tan largo y tan inerte,
que si con vigor tanto no sintiera
tu renacer, dudara, y te creyera,
amor, sólo un engaño de la suerte.
que si con vigor tanto no sintiera
tu renacer, dudara, y te creyera,
amor, sólo un engaño de la suerte.
Mas
te conozco bien, y tan sabido
mi corazón, te tiene, que, dolido,
sonríe y quiere huirte y no halla modo.
mi corazón, te tiene, que, dolido,
sonríe y quiere huirte y no halla modo.
Amor
que tornas, entra. Te aguardaba.
Temía tu regreso, y lo deseaba.
Toma, no pidas, porque tuyo es todo.
Temía tu regreso, y lo deseaba.
Toma, no pidas, porque tuyo es todo.
ROQUE ESTEBAN SCARPA
Hurtaste mi corazón
Hurtaste
mi corazón
y
no sé donde lo llevaste.
Una
paloma de ardiente pecho
vaga
junto a mis manos.
¿Será
mi corazón abandonado?
CARLOS PEZOA VÉLIZ
Fecundidad
A
Guillermo Labarca Hubertson.
El porte grave, el porte de esta robusta vaca
de cuernos recortados, el aire distinguido
de ésta que es corniabierta y ésta que es tan retaca,
manchan el pasto alegre donde rumia el marido.
Sopla un aire robusto. ¡Salud, señor paisaje!
¡Es usted tan potente! ¡Y es usted tan salvaje!
El toro de ancha testa contempla en la pradera
La encantadora carne de la esquiva ternera
que hacer saltar la brizna, buscando, hocico al aire,
no sé qué encanto nuevo que ha soñado..., el desgaire
de los gallos erguidos, de los polos de estacas
que hacen rueda a las pollas de floreados pompones,
entre el aire seriote de los toros y vacas
y el chirrido tedioso de cien mil moscardones.
Las moscas acrobáticas se buscan. Y los pavos
empiezan ademanes de lujuria en los rabos.
abiertos a la inmensa gloria de un sol lascivo
que torna obscuro el gesto y el ensueño agresivo.
Los peones cuchichean en los ranchos agrestes;
las hembras escudriñan los espacios celestes,
como soñando un hombre superior, un mancebo
de formas endiabladas, un macho ardiente, un nuevo
peón que viniera a brincos por las viviendas de ellas,
violando a las esposas antes que a las doncellas.
Por el abierto campo las manadas tranquilas
alargan los lamentos de las tardas esquilas,
mientras un venerable camero de agria testa,
salta por sobre aquella borrega o por sobre ésta.
Más allá un potro bayo de musculosos pechos
baja a brincos los quiebros de los bruscos repechos,
mueve la cola, mueve las orejas nerviosas,
salta, piafa, relincha; las patas temblorosas
se levantan, se doblan. El sol cae en el anca
y hay relampaguilleos de oro. Esbelta potranca
vine dando corcovos. Ansía que la violen
Sopla un viento de fuego que arrastra polen, ¡polen!
Oiga usted, buena moza que las vacas ordeña,
más blanca que la leche de las vacas la sueña
mi juventud. Sus pechos deben ser aún más blancos.
(El pastor le echa el ojo por los mórbidos flancos)
Oiga usted, buena moza. Mire el sol: una brasa...
¿Ve usted a la potranca? ¡Pues ella se solaza!
¿Y nosotros? ¡La sangre se me enciende, pastora!
Dame un beso. ¡Otro beso de tus labios! Ahora.
mira cómo en los campos la carne de las frutas
tirita; cómo corren oleadas disolutas.
Mira cómo la vida revienta. Mira cómo
el viento ama a las tierras y les araña el lomo...
La pastora se calla. El pastor tiembla y mira;
luego se va acercando. La pastora suspira...
WALLADA BINT AL-MUSTAKFI
Enhorabuena, al-Asbahī, por
los beneficios
Enhorabuena,
al-Asbahī, por los beneficios
que has recibido del Señor del Trono, del Benefactor;
has conseguido con el culo de tu hijo
lo que no consiguiera
con la vulva de Būrān su padre al-Hasan
que has recibido del Señor del Trono, del Benefactor;
has conseguido con el culo de tu hijo
lo que no consiguiera
con la vulva de Būrān su padre al-Hasan
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