viernes, 7 de enero de 2022


 

MARIANO PEYROU

 

 

 

Una moneda para los músicos



Que levanten la mano los que estén a favor
de no viajar nunca a ningún lado. Aquí
huele a hierba recién cortada y el clima
cambia con rapidez. Si uno se queda en casa
con suficiente insistencia, la escalera
puede llegar al extranjero, por no mencionar
que estoy oyendo hablar en alemán ni
las exposiciones itinerantes. Han vaciado el
lago, todo es diferente excepto el lago, que
sigue siendo una enorme extensión homogénea
pero de tierra. Cambia el paisaje. Las estatuas son
diferentes, los árboles, la gente, y sobre todo
las barcas. Ya deberías ponerte la camisa.



RODOLFO USIGLI

 


 

La niña de los cabellos blancos

A María Asúnsolo

 

Su olorosa actitud de gato

En momentos desaparece:

Se hace pequeña y enmudece

Y se diluye en su retrato.

 

Las niñas bonitas que atan

con moños blancos sus cabellos

juegan a las canas con ellos

y los pintores la retratan.

 

Así se vuelven tiempo y arte,

y algunas tardes del verano

se charla con ellas en vano:

son su imagen y están aparte.

 

Así, huyendo a menudo el trato

humano, el amor, el presente,

María vuela de repente

Y se refugia en su retrato.

 

Sale de él por las mañanas

Para negocios de importancia,

Mas siempre prolonga su infancia

Atándose un listón de canas.

 

Sobre la palma de mi mano

Caben su vida y su destino:

Es la niña y es el felino

Y llora un hijo, astro lejano.

 

Cuando en la mujer se transforma

su cuerpo es lánguido e inquieto;

quizá la aman en secreto

los muebles que guardan su forma.

 

Y cuando la nostalgia sube

A sus ojos como marea,

Es Venus, quizá Galatea

Coronada por una nube.

 

Son su misterio y su dilema

Esta felina languidez

Y el retrato de su niñez,

Y no existe perla o diadema

 

ni brillantes que más la alhajen

ni le den más finos destellos

que el blanco hoy de sus cabellos,

pintado listón de su imagen.

 

Su cuerpo de línea etrusca

es elástico y ondulante,

tiene la gracia electrizante

y sabe lo que el hombre busca.

 

En esta postura indolente,

cuando el deseo la circuye,

su vida no saciada afluye

y quema paulatinamente.

 

Mezcla el álcali con la miel

y reanima a los paralíticos,

pero tiene amigos políticos

y lee a Marañón y Amiel.

 

María quisiera cambiar

el destino que la limita:

ser Valentina o Adelita

y viajar en tren militar.

 

Pero aunque cautiva el olfato

y aunque su cabeza fascina

por voluptuosa y florentina,

yo la prefiero en su retrato,

 

cuando guarda silencio y vuela

del mundo en que acecha y razona

y a la ternura se abandona

y ya no calcula o recela;

 

cuando desdeña al fin los blancos

masculinos, el interés,

la política, y sólo es

la Niña de Cabellos Blancos.

 

 

VERÓNICA JAFFÉ

 

  

We will come back

 

 

Las tortugas en esta playa

dicen, vuelven siempre.

Aun cuando toda su vida

no sea sino

nadar mares profundos.

Los morrocoyes

allá en el llano dejan

su marca en la arena ligera.

Siempre se guardan

del verano vil dentro de ella.

Sea llana su arena

o profundo su mar

su vida su marca

aun cuando pasen

muchos veranos

es siempre volver.

 

 

TANIA FAVELA

 

 

Somos

 


Somos
lo que fuimos
somos
la suma
la cima somos
aquí
antes
ahora
somos
la suma
de todo
lo hecho

 

 

FRANCISCO SERRANO

 

 

Coda

 

 

Un niño en un patio, jugando.
Abre de par en par los brazos.
De su mano derecha brotan,
como un morado castillo de naipes,
los postigos de una ventana,
una vaso con canicas, un canario,
un caracol, un cráneo
y un gato en el alféizar
de otro espacio imantado.
De su costado izquierdo manan
un bosque en el invierno, una laguna
de lanzas azuladas, espigas o espadañas,
una flor, una barca, una bahía,
un búho con su reflejo, y el verde
junto al rosa, amaneciendo.

Aura violeta de la aurora,
vitral del escarchado vaho
en la premura inaugural,
en la prestancia plena de su albura,
déjame concordar
con los acordes del color,
con los tonos y alturas de sus notas,
cantar con la fe de su forma,
reproducir su ritmo, celebrando
la dicha de su transubstanciación,
ese arrobado amor que nos eleva
y nos reinventa y guía
en la alta promesa de cada día

 

 

LATIF HALMAT

 

 

 

La herida más grande



Cuando mi madre murió
no se cayeron las estrellas
ni emigraron los peces

Cuando mi madre murió
no brotó ni una lágrima de los ojos del cielo.
No se entristeció ni un ave
ni una flor en el regazo del piedemonte

Cuando mi madre murió
no hubo eclipses de la luna ni el sol
ni un hada que encendiera una lámpara
donde reposaba su cabeza

Cuando mi madre murió
la tierra se quedó como está.
pero en mi corazón
se abrió la vieja puerta de la herida más profunda

¡Ay madre, tu ausencia es tan dura!
tu ausencia no es una súplica para saciar la sed
ni el resentimiento ni el enfado de una prometida

Estoy tan desolado lejos de ti
Halgurd es un dolor pesado en mis hombros…
si alguna noche unas gotas de luz
penetran el suelo hasta la oscuridad de tu tumba
y la convierten en un hogar alumbrado
no creas que es una vela… soy yo… quemándome frente a ti…

Ay mi querida madre
todavía llamo golosina a la golosina…
todavía llamo herida a la herida…
y todavía llamo flor a las flores…
¿Pero madre…
a quién puedo llamar madre otra vez?

.

Versión de Jiyar Homer e Isabel López