"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
sábado, 21 de octubre de 2017
JORGE LARA
Ábaco el sol
Adentra
mis estancias
la
soledad blanquísima
nombres
por miles marfilados de exilio
encalan
estos muros
camuflages
sostienen
sus intrigas
Aun el
aire más puro de albo se adelgaza
De: “Bebedor de susurros”
CARILDA OLIVER LABRA
Está bien
No digo: amo,
no develo mi historia esta mañana,
respeto a los felices,
voy al bufete,
hago la cama,
me sostengo,
robo una estrella aliada de tus dientes.
Lo disimulo,
vivo entre ómnibus locales,
compro periódicos y sedas.
Llegó visita. (Pintaré mis labios
con la sangre del lunes.)
Me quedan cortos: la locura,
el clamoreo verde del ovario,
la herida que me mandas.
Está bien.
Hoy no puedo derrotarte:
hoy colecciono ácidos y manchas,
hoy esta pena me azoró por dentro.
Mañana trataré de ser como cualquiera,
mañana iré a la exposición de flores
con un vestido nuevo
y me pondré la sombra de oro.
(Tú dirías: ha parpadeado en el champán.)
Mañana bajaré de tanta nube,
miserable, carnal.
No importa que los sueños se despierten
ni que quizás olvide
esta página absurda que ya es del siglo veinte.
No digo: amo,
no develo mi historia esta mañana,
respeto a los felices,
voy al bufete,
hago la cama,
me sostengo,
robo una estrella aliada de tus dientes.
Lo disimulo,
vivo entre ómnibus locales,
compro periódicos y sedas.
Llegó visita. (Pintaré mis labios
con la sangre del lunes.)
Me quedan cortos: la locura,
el clamoreo verde del ovario,
la herida que me mandas.
Está bien.
Hoy no puedo derrotarte:
hoy colecciono ácidos y manchas,
hoy esta pena me azoró por dentro.
Mañana trataré de ser como cualquiera,
mañana iré a la exposición de flores
con un vestido nuevo
y me pondré la sombra de oro.
(Tú dirías: ha parpadeado en el champán.)
Mañana bajaré de tanta nube,
miserable, carnal.
No importa que los sueños se despierten
ni que quizás olvide
esta página absurda que ya es del siglo veinte.
CARMELINA SOTO
Dame
del vino triste y amargo pero cierto
donde el sol no se oculta ni se empaña
con sombra pasajera de nube o de montaña.
Dorado en el silencio,
sin garrular de ríos ni navíos.
Desierto...
como los sueños míos.
donde el sol no se oculta ni se empaña
con sombra pasajera de nube o de montaña.
Dorado en el silencio,
sin garrular de ríos ni navíos.
Desierto...
como los sueños míos.
Qué
alma mía...
y la tuya qué tacaña.
Cómo será la mía
que hasta comprendo tu tacañería,
tu entraña, tu saña.
y la tuya qué tacaña.
Cómo será la mía
que hasta comprendo tu tacañería,
tu entraña, tu saña.
Aquí de
tu posada soy la dueña.
¡Qué alma tuya!
¡Y la mía qué pequeña!
¡Qué alma tuya!
¡Y la mía qué pequeña!
EDGAR VALENCIA
Focas y cervezas
Es
imposible caer cuando ya se está en el piso.
En
Canadá la bandera es roja y blanca
en
Canadá la nieve es roja y blanca
y una
foca ebria de palos
se
arrastra.
En el
acuario, una foca aplaude y entra al agua
alguien
saca una cartera, piel de foca, e invita unas cervezas
en la
esquina, alguien aplaude y agradece
alguien
ebrio cae y se levanta
y nada
importa.
Una
foca herida se detiene
ya no
cae, ya está en el suelo
y nada
importa.
SILVIA EUGENIA CASTILLERO
Boulevard
Un hombre
camina por el boulevard, pregunta, voltea y
mira
una calle que rezuma una y otra vez la misma historia
de un
hombre que camina sin voltear atrás. La calle
vierte
hombres que no miran, sólo caminan, si caen
se
levantan sin voltear, si miran caen y siguen. Voltear
es
palabra aguda y la calle, andar la calle, es tan grave:
lo
único que nos habla de verdad es el polvo,
sentimos
los grumos, las piedras minúsculas nos
persiguen.
Se levanta a veces un cúmulo de impurezas,
un
tumor, el falso espacio del vacío que se llena, se tejen
sus
moléculas sobre la textura de algo que pareciera
un ser
vivo, balbuciente en su necedad
de
andar la calle. Titubea, no siente, camina y sigue.
LEONARDO VARELA
Palma sola
En esta
palma sola cabe toda la lluvia, oscilación del fuego heracliteano
Esta
palma resuena en las capas más nítidas del aire
Engendra
y destruye paisajes con la idea de mar
Enuncia,
bajo signos vitales, la existencia de un mundo anterior al lenguaje
Solitaria
raíz volcada al pensamiento
esta
palma se mece entre dos aguas
La
frialdad de la aurora la baña; luz pura sin vibración de calor
Su
presencia en la tarde lluviosa es un enigma
La
conciencia no llega a descifrarla
Solamente
la vemos transcurrir dócilmente
Sin
esta palma sola
el
universo entero sería inhabitable
De: “Palabras para sobrevivir en el desierto”
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