Boulevard
Un hombre
camina por el boulevard, pregunta, voltea y
mira
una calle que rezuma una y otra vez la misma historia
de un
hombre que camina sin voltear atrás. La calle
vierte
hombres que no miran, sólo caminan, si caen
se
levantan sin voltear, si miran caen y siguen. Voltear
es
palabra aguda y la calle, andar la calle, es tan grave:
lo
único que nos habla de verdad es el polvo,
sentimos
los grumos, las piedras minúsculas nos
persiguen.
Se levanta a veces un cúmulo de impurezas,
un
tumor, el falso espacio del vacío que se llena, se tejen
sus
moléculas sobre la textura de algo que pareciera
un ser
vivo, balbuciente en su necedad
de
andar la calle. Titubea, no siente, camina y sigue.
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