"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
viernes, 17 de agosto de 2018
ANA ROSETTI
Flores,
pedazos de tu cuerpo;
me reclamo su savia.
Aprieto entre mis labios
la lacerante verga del gladiolo.
Cosería limones a tu torso,
sus durísimas puntas en mis dedos
como altos pezones de muchacha.
Ya conoce mi lengua las más suaves estrías de tu oreja
y es una caracola.
Ella sabe a tu leche adolescente,
y huele a tus muslos.
En mis muslos contengo los pétalos mojados
de las flores. Son flores pedazos de tu cuerpo.
De: "Los devaneos de Erato"
me reclamo su savia.
Aprieto entre mis labios
la lacerante verga del gladiolo.
Cosería limones a tu torso,
sus durísimas puntas en mis dedos
como altos pezones de muchacha.
Ya conoce mi lengua las más suaves estrías de tu oreja
y es una caracola.
Ella sabe a tu leche adolescente,
y huele a tus muslos.
En mis muslos contengo los pétalos mojados
de las flores. Son flores pedazos de tu cuerpo.
De: "Los devaneos de Erato"
ANDRÉS PANIAGUA
La quête
Br
Br
Br bis
…..abis
abs mí mis .
Brabante
stante tante.
……….raré
…..ngre
ngre ngre.
…..ran
leras, eras.
El
elo se elaba cieno
……….cinas
ciegas ceniza
alzaban
alza aban,
……….el
cie o el ieno.
Eran
las eras , mensajeras,
eran
las mensajeras las eras,
eran
las mensajeras las horas,
eran
mensaje roras.
ANGEL CRUCHAGA
La seda de tus hombros
Ya
no temo a la muerte.
Me defienden tus manos y tus ojos.
Me defienden tus manos y tus ojos.
Estoy
tranquilo como un prado verde
donde sonríen los infantes de oro.
donde sonríen los infantes de oro.
Ya
no temo a la muerte;
Dios empieza en el canto de tus ojos.
Dios empieza en el canto de tus ojos.
Mi
corazón se duerme
como un ciego en la llama de un sollozo.
como un ciego en la llama de un sollozo.
..
.. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
Se
alza la luna siempre
más allá de la seda de tus hombros...
más allá de la seda de tus hombros...
..
.. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ..
DALI CORONA
Llueves
y al caer así de líquida
parece que no hay delfín amable o jirafa ultramarina
que pueda detener tu rumbo.
Llueves,
y la sombra cae así de plomo,
así de cobre, así de rompeolas;
y todo cuanto miro es un naufragio,
un colapso de olas en mitad del río Támesis.
Pero de nada serviría quemar las naves
al intuir que anegarás incluso el cuarto.
Sería inútil pensar que quedaré varado arriba del ropero,
o que sin importar la dimensión de la llovizna,
un cajón, algún librero,
la mesa de la esquina, podría salir a flote.
De nada serviría asirme a las cortinas;
apilar los restos de barcos naufragados para hacer una escalera.
No hay refugio que escape a ser tocado por tus olas.
y al caer así de líquida
parece que no hay delfín amable o jirafa ultramarina
que pueda detener tu rumbo.
Llueves,
y la sombra cae así de plomo,
así de cobre, así de rompeolas;
y todo cuanto miro es un naufragio,
un colapso de olas en mitad del río Támesis.
Pero de nada serviría quemar las naves
al intuir que anegarás incluso el cuarto.
Sería inútil pensar que quedaré varado arriba del ropero,
o que sin importar la dimensión de la llovizna,
un cajón, algún librero,
la mesa de la esquina, podría salir a flote.
De nada serviría asirme a las cortinas;
apilar los restos de barcos naufragados para hacer una escalera.
No hay refugio que escape a ser tocado por tus olas.
LORENA HUITRÓN
La que mejor bailaba
La
morena alarga los brazos,
desperezando los ojos, anulando la atención
hacia cualquier otro punto de la pista.
Preparen bandejas.
Nunca Salomé con la cadera fue tan hábil
para devorar la música,
y como un regalo abre los labios,
promete arrancarle al mundo los cabellos,
guarda en su vaivén la juventud del mango
y profiere con sus piernas la caricia.
desperezando los ojos, anulando la atención
hacia cualquier otro punto de la pista.
Preparen bandejas.
Nunca Salomé con la cadera fue tan hábil
para devorar la música,
y como un regalo abre los labios,
promete arrancarle al mundo los cabellos,
guarda en su vaivén la juventud del mango
y profiere con sus piernas la caricia.
Habrá
una alfombra de cabezas esta noche
y ninguna habrá podido saber
la medida exacta de su talle.
No hay dolor
ni llanto que calle las canciones,
sino la imprecisa medida entre lo que sublime
baila y lo que el mortal camina a paso torpe
y torpe rueda aniquilado.
y ninguna habrá podido saber
la medida exacta de su talle.
No hay dolor
ni llanto que calle las canciones,
sino la imprecisa medida entre lo que sublime
baila y lo que el mortal camina a paso torpe
y torpe rueda aniquilado.
Por
una mujer.
NATALIA GÓMEZ
12
El
poeta que es poeta
no
siempre tiene el poema en la boca,
mucho
menos
a la
hora de comer
o de
dormir.
El
poeta que es poeta
no
tiene un par de noches por ojos
o
miel por lengua,
no
necesita crear versos
para
desatar furias,
es
ya una cólera.
Ah,
pero en cambio
el
poeta que no es poeta
presume
tener la poesía en el aparato digestivo,
que
las cosas se vuelven flores con sólo hablar de ellas
y el
cerebro prodigio que envuelve su ser
se
eleva con la magia que produce
una
linda tarde de primavera.
¡Oh,
queridos poetas que no son poetas,
convertid
vuestra gracia en ausencia
y
embutidlo en su trasero!
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