lunes, 18 de agosto de 2025


 

MARTIN PAGE

 


 

3. Aquí
estoy aquí
abro mis brazos
entrada gratuita
hacia mi pecho cansado
y mi corazón que late
muy rápido
muy fuerte
hay pequeños sonidos suaves
en mí
venid
escuchad

  

Versión de María Ángeles Aguilar

 

ÁNGEL GUINDA

 

  

Las palabras

 

 

Cada palabra pesa
todo lo que la vida
ha pasado por ella.
Hay palabras que viven,
palabras que dan vida;
hay palabras que mueren
y palabras que matan:
sólo algunas traspasan.
Cada palabra pesa
su paso por la vida.

  

De: “Vida ávida: Poesía reunida, 1970-2022”.

 

 

ALEJANDRO CÉSPEDES

 

 

La enfermedad de Lord Chandos (I)

«El arte de dejar de escribir»


Qui gravi morbo correpti dolores non sentiunt, iis mens aeggrotat.

Hipócrates

 

 

Mucho después de terminado este libro, leo un artículo de Isabel Coixet que titula «El arte de dejar de escribir» en donde dice: «Marcel Broodthaers, poeta belga, amigo de René Magritte, abandonó la escritura convencido de que el abismo entre hacer, decir y contar era infranqueable. En 1964, llegó a la conclusión de que el lenguaje no tenía sentido, de que era únicamente una carcasa, un envoltorio, vacíos. Su último trabajo fue una serie de cajas albergando poemas no escritos, la nada. Lo que mostraban era la posibilidad de un poema: esa ambigüedad final que cada uno puede interpretar como quiere. O no interpretar».

La enfermedad de Lord Chandos a veces es contagiosa.

Si a la nada de Broodthaers
le diésemos el tiempo necesario…
El tiempo necesario, el suceder…

Cajas con poemas no escritos…,
lenguaje sin sentido, carcasas, envoltorios,
embalajes que ocultan su alma hueca.

Hoy sabemos que los átomos son entidades vacías
en un 99%. Así pues, lo que tocamos
y percibimos como cosas duras en realidad no lo son.
Y si todo nuestro cuerpo es un hueco entretejido
y son miles de millones las cosas que lo atraviesan,
¿qué incalculable vacío estará sosteniendo estas palabras?

Broodthaers tiene razón,
el lenguaje no es más que una carcasa,
un bonito envoltorio para esconder la nada.
Cajas de poemas no escritos…
Libros que regalamos únicamente al aire.
El abismo del decir vuelve a ser infranqueable.

No está de más recordar que podemos detenernos
mientras estamos subiendo,

pero no cuando caemos.

  

De: “El lenguaje de las cosas mudas”

 

 


NICOLE BREZIN

 

  

Gafas

 

 

La mujer de la óptica quería convencerme
de usar gafas en lugar de lentillas.

Al final de la última consulta me dijo:
Además tienes una lágrima muy densa.
No sé muy bien por qué pero es
realmente muy densa.

La mujer conjuga los verbos
en un español distinto del mío.

El otro día en la calle
alguien anunció la lluvia con mi acento y sonreí
con la complicidad de compartir un sonido:
un shh que viene casi de la misma lluvia,
que suena a casa y a mar.

Por supuesto que tengo
una lágrima muy densa.

Llevo dos años sin ver a mi madre,
la dejé en un sur tan remoto
que a veces no sé
si era Buenos Aires o un sueño.

(En la heladera solo un recordatorio:
si llama mamá, que crea que estás bien).

Anoche volví llorando del trabajo
y fingí una caída para mi amor
que no merece un dolor
que no puede calmar, un dolor
que no entendería más
que quien dejó un país,

y en el país una madre como la mía,
un perro que ya murió y una casa
con recuerdos de una época perdida.

Vengo de un sur
remoto como un sueño: mi casa
era una casa con suerte; mi país,
un país en ruinas y yo
quería pensar en el futuro.

Claro que no podía decirle todo esto
a la mujer de la óptica que solo quería
venderme un par de gafas, así que asentí
tímidamente: Muy bien, muy bien,
las llevaré por si acaso
.

 

De: “La ley primera”. 

 

ANNA GUAL

 

  

La semilla II

 

 

Sentirte viva porque percibes.

Enfocas la mirada
y descubres ante ti
a tu tataranieta
que te examina arrodillada
con una lupa de juguete,
construida con espigas
del campo que sembraste
por primera vez.

Cuando no sabías que ella existiría.

Aunque ya la intuías.

  

De: “Las ocultaciones”.

Versión de Joan de la Vega.

 

 

MARIANELA DOS SANTOS

 

 

 

Y entonces nos encontramos

 

 

A veces la suerte se conjura
y junta a dos desconocidos
que ya se habían esperado

solo sus almas lo sabían
y coincidieron sus caminos
en un encuentro inesperado

nuestro azar hizo lo mismo:
te vi y recobré el sentido
como habiéndonos amado
en otro tiempo, otro destino,

el corazón guardó el cariño
y al posar tus ojos en los míos
en mí ya estabas enredado.

 

De: “En todos mis universos”.