viernes, 29 de agosto de 2025


 

KARIN BOYE

 


Tu calor

 

 

Tu calor, tu suave calor
es lo que busco,
que fluía ya antes de que el hombre
pisara el mundo.
En los plumosos nidos de guaridas
de bosques ancestrales
ese calor protector sostenía
la vida y sus pilares.

De unos cielos ardientes de angustia
caemos hasta el fondo,
al oscuro nido donde la vida
no pide más de nosotros.
Los juegos de nubes son espejismo,
rocío especular,
pero cuanto es parido y cuanto pare
es don de la profundidad.

Amanece ya y resuenan los cielos
con un rumor de alas.
El ave vuela gritando de júbilo:
¡Vivo de la luz clara!
Pero en el silencio, ocultas, reposan
su suerte y su desgracia.
Tu calor, tu hondo calor
a mí me da el alma.

 

De: “Brotar duele”

Versión de Carmen Montes.

 

 

LUIS RAMOS DE LA TORRE

  

 

Soy Nevenka

(Iciar Bollaín habla con Mireia Oriol)

 

 

I

AHORA,

quebrada la flor del tacto,

no lo comprendes bien, pero lo intuyes,

porque eres otra razón más,

otra víctima

a la que le creció demasiado la tristeza.

 

Dura es la tensión y el dolor

con su cuña de silencio,

duro el terror,

la verborragia, el juicio injusto.

 

Duro el recuerdo y sientes su cordaje,

la maroma

que enhebra la infamia y la culpa,

el calvario brutal de la impotencia.

 

 

II

No, no es otro el hecho, ni tampoco el argumento,

no es otra la patraña.

Es violencia, sí, y violación,

se llama así.

Nunca es amor, nunca es ternura.

Y hay que decirlo fuerte aunque nos duela,

porque el nombrar hoy nos salvará,

y las palabras,

conscientes y culpables del sentir de lo que dicen,

buscarán su camino

para elevar desde la herida la protesta,

para avivar las ascuas de la lucha.

 

Porque ahora tú también eres

otra herida abierta, otra mujer más,

a la que de repente

quisieron expulsar del deseo y del amor,

y quedó enredada a golpes de odio, sin querer,

entre los hilos de la violencia.

 

Demasiada tristeza.

Demasiado dolor hoy

para intentar ser solo razonables.

 

No importa la gente ni sus duras palabras,

no importa lo que ahoga,

importa la dignidad, siempre la dignidad,

importa ser tú misma.

(2024)

 

 

De: “Trece escalones”

 

ANGELA MARINESCU

 

 

El pabellón de los locos

 

 

De camino al pabellón de los locos
llevo sangre en las plantas de los pies
y mi enajenación no puede ser más honda.
Señor, ya no puedo creer. olvidé
lavar la sábana negra que me oprime.
soy la hermana de Lázaro, que ya no resucita.
para mí solo hay sombra.
para mí solo hay locura.
blanco como la cal es el pabellón que amo como a mí
misma.
allí la droga. allí la violencia. allí el sexo. allí
las palabras.

al sol, un perro duerme tranquilo
a los pies de un loco, de un amo, que canta.

 

De: “El parque”

Versión de Corina Oproae

 

 

 

PAULA ĆAĆIĆ

 

 

 

día de la madre

después de 9 meses llevándote,
estallé como una granada rojiza
en miles de pequeños granos.
me dijeron
que tengo instinto maternal,
pero se olvidaron de que soy solo una chica,
apenas una niña…
¿para qué querría una niña tener un hijo?
si ya ha olvidado todos los juegos…

después de 9 meses llevándote,
entrañas ensanchadas, sueños rotos, esperanzas lejanas,
me queda la ilusión de saber cómo retornará mi granada
a su estado anterior, montará sus alveolos y se regenerará.

después de 9 meses de llevándote,
no obtuve nada —di a luz,
solo reventé,
casi me ahogué en mi propia sangre.

te estoy mirando
deberías ser un hombre adulto, no un muchachito.
deberías saber que la granada es dura por fuera,
pero tan delicada por dentro
y que su sabor no es para cualquiera.
dime, ¿para qué querría una niña tener un hijo?
si ya ha olvidado todos los juegos…

  

De: “Paisaje personal”

Versión de Miguel Roán.

 

XIMENA LÓPEZ BUSTAMANTE

 

 

 

travesía continua con brazos que remos
invisible nadadora luz
pajarilla sombra celeste

ábrete camino entre lo no escrito

ábrete y alumbra
versos hambrientos

  

De: “Sombra celeste”

 

 

JUANA CASTRO

 


Espejos

 

Baja la loba al llano, y muerde las ventanas.
No con dientes las muerde, sino con sus pupilas
agrandadas y hambrientas.
Con envidia las mira, a las ventanas,
sus lámparas, sus sombras
ocultas y encendidas.
Porque ella vaga sola, sin lugar y con frío,
y allí, tras los cristales,
se agazapa ese algo
que aún no sabe qué es,
pero que late y vive.

Baja la loba al río y mira arriba,
y aúlla a las ventanas
que brillan como soles
y taladran la noche
tan triste de la vida.
¿Quién ama? ¿Cuántos comen?
¿Cómo será la silla?

Lame la loba el suelo, y lame las ventanas
encendidas de luz,
y sus pupilas rojas
son un livor de frío.


De: “Los cuerpos oscuros”