miércoles, 23 de agosto de 2017


CARLOS VITALE




Risas de cocodrilo



No te engañes.
El de la foto
tan sonriente
ya era infeliz
(tú lo sabes,
bien que lo sabes).

Contémplalo ahí detrás,
público o comparsa,
borroso
incluso en primer plano.

Sonríe
aunque esté muerto.

Si le pides
que se adelante
no da sombra.

Convéncete:
sólo la sombra

no da sombra.

DANIEL ULLOA

  


La tranquilidad aparente de quien lleva audífonos



—El mundo caerá por su propio lastre —me dije en voz alta
mientras observaba el cielo— no consigo transcribir
tanta nube allá arriba.
arremolinada por la borrasca.

Las balsas arriban
sin memoria ni esperanza
en los bolsillos de los refugiados.

Aquellos ojillos raros contemplan
la ciudad grotesca ahogada en grafitis
como lápida para un cadaver ex-qui-si-to,
el silencio es una moneda devaluada.

De donde viene
se habla del sexo
para inducir al vómito.

Nadie confía poner
sus genitales en la boca del otro.

Nadie.

Los árboles son papel quemado
y el agua tiene la muerte
en su reflejo.

—Me engaño al creer transcribir
todo este dolor inmediato— me digo tocando mi pecho.

—¡ Hola Caperucita verde!
—¡ Hola Lobo daltónico!
—T vndo una máquina d scribir qu l falta una tcla.

—La verdad suele tener razones amargas— me repito a mi mismo
—Tener la conciencia tranquila es síntoma de mala memoria,
me engaño al creer transcribir este dolor aquí,
hacinado entre nosotros
como único dictamen
al significado de mirarnos a los ojos
y discriminarnos.


ODETTE ALONSO




Vudú



Ella puso sobre mi mano
una caja artesanal
con motivos florales.
Adentro
cuatro alfileres de vudú
cuatro niños diminutos
clavados en mi cuerpo.
Que sería suya
eso dijo
aunque tuviera que hincarme
la saeta entre las piernas
y en esa víscera llamada corazón.
Volaron mariposas agoreras
se escuchó el aletear
y entre las sombras
el chasquido de una lengua
que no existe.



ROSA ALCALÁ




En Hobby Lobby



Ella arroja un rollo de tela al aire. Zona montañosa, pradera, un caballo al trote. Estimo que son tres yardas, pero sus ojos revelan más: Lo que necesitas es que te guíen, una mano que pueda cerrar las tijeras en la tela. Necesitas una imagen de lo que perdiste. Calcula el doble del ancho de la ventana, para que se armen los pliegues. Piensa dónde es que te sientas por la mañana, aquí, (es cierto, la transparencia es atractiva, si no fuese porque nos ciega antes de que comience el día). Como añoro ser el capitán de esa otra mesa, repetir con un acento hermoso la solicitud de un cliente. Mi madre corta los hilos de un botón con los dientes, mientras se pregunta, con un dedo en la faja si está demasiado apretado de cintura. O arrodillada junto a su cliente, ambas de cara al espejo, bajando una basta hasta la pantorrilla para calmar las venas en los temples de algún esposo. Lo veo en mis sueños, entre fantasías. Mi cama a centímetros de la máquina de cocer, un vestido apoyado en la silla arrojando los destellos de su refriega. El sueño era el sonido de la insinuación, un ziz zag para mantener nuestros agujeros abiertos. O despertada por un remate de la máquina de cocer, balando bajo el pedal. ¿Una aguja rota? ¿Sangre en un traje blanco?  Cuando mi bebé duerme no le escribo a nadie y no espero que me respondan. Siempre queda mal. Nadie se lo pone para salir a la calle. Pero las modas siguen emigrando de las revistas, como muchachas de las ventanas. Por supuesto, ellas son mis hermanas. Sus máquinas son las mías. La oficina desde la que me despido cuando las veo descender como cortinas chuecas hechas con mis propias manos rosadas y frágiles.


Hobby Lobby es una cadena de tiendas de manualidades de los Estados Unidos.


MARINA KOHON




I



ningún orden
siguen las chispas
                    al erizarse
en la noche del sentido



IRIS VIOLETA PUJOLS





Volverás

“la lucha te atrapa si tienes abierto el corazón
y la voluntad para combatir las injusticias”
Oscar López Rivera
27 de abril de 2014



Volverás a casa
y la vajilla intacta
que guardó la abuela
celebrará una gran fiesta
de colores y sabores por tu regreso.

Se te llenarán los ojos
de los azules y verdes de la patria.
Respirarás mar y tierra a un mismo tiempo.

Lágrimas emocionadas
inundarán tu rostro
como la creciente
que se lleva todo a su paso
con ellas se irán las nostalgias de los años.

Al caer la lluvia correrás
calle arriba y calle abajo
como el niño travieso
que faltaba a la clase
para tumbar naranjas y bañarse en el río.

Caminarás descalzo por las calles
que de tu pueblo
en compañía de algún perro sato
que emule el recuerdo de “Jibara Soy”.

Con ojos cerrados, en profundo silencio
esperarás la tarde fundirse a la noche
para escuchar el concierto
del dulce coquí que arrullará tu sueño
hasta que despierte el alba
con la algarabía del gallo al cantar.

Atrás queda todo volverás, Oscar
te faltará cuerpo para tantos abrazos
pero te sobrará espíritu
para abrazar a tu pueblo.