lunes, 26 de noviembre de 2018


ALEXANDRA PAGÁN VÉLEZ





Adulta



Cuando era niña pensaba como niña, hablaba como niña
Ahora que soy adulta, escucho a la niña todavía hablando
y con mi voz de adulta tengo que decirle shh shh
tantas preguntas que hace, tantos reproches y berrinches
la lógica de madre adulta y la voz de la niña
antagonistas,
las trato con respeto, con cortesía
cordialidad que aprendí en la escuela:
cuando la maestra me dio con la yarda en la espalda
al otro día la saludé como si nada,
aunque por dentro la mataba un poco
día a día


JUAN EDUARDO CIRLOT


  


Pienso en la claridad de tus cabellos...




Pienso en la claridad de tus cabellos
en la azulada línea de tus ojos
yen el espejo blanco de tu rostro
circundando de espacio y oro verde.

Pienso en el corazón que se asomaba
a la música densa de tu voz
y que se difundía en el paisaje
que sólo te podía responder.

Pienso en la soledad del mar oscuro,
en la del muro gris en que resido,
Bronwyn, y en la locura de saberte
perdida en la espiral más divergente.



ROSARIO CASTELLANOS





El otro



¿Por qué decir nombres de dioses, astros
espumas de un océano invisible,
polen de los jardines más remotos?
Si nos duele la vida, si cada día llega
desgarrando la entraña, si cada noche cae
convulsa, asesinada.
Si nos duele el dolor en alguien, en un hombre
al que no conocemos, pero está
presente a todas horas y es la víctima
y el enemigo y el amor y todo
lo que nos falta para ser enteros.
Nunca digas que es tuya la tiniebla,
no te bebas de un sorbo la alegría.
Mira a tu alrededor: hay otro, siempre hay otro.
Lo que él respira es lo que a ti te asfixia,
lo que come es tu hambre.
Muere con la mitad más pura de tu muerte.



IRIZELMA ROBLES ÁLVAREZ





Pulque



Imagino a tu abuelo
en el trance del pulque
me gustaría decirte que lo vi saliendo de la cantina
con la vida por delante
pero la misma muerte le colmaba el vaso
hasta reventar 

era de Chapulhuacán
cuentan que iba armado
y a caballo
hablaba la lengua
que no te heredó
entre todo lo demás perdido 

nunca lo vi salir de la cantina
ni lo vi entrar o salir de ningún rancho
lo imagino todo para que sepas
cómo fueron las cosas
que te forman
aunque no las puedas alcanzar con la mirada 

era un indio
del corazón de la Huaxteca
en ese corazón dejó la herencia
y la vida que fue perdiendo
de trago en trago
a sorbos
como quien sabe tener
cuatro hijos y dos nietas
una mujer y madre
una vida
y tirarla



ALFREDO FRESSIA





Desayuno en Santo Domingo



Ahoga el viento caliente
la noche grávida de Santo Domingo.
Abrí las ventanas para dibujar
mi silueta irreal contra la madrugada,
soy transparente como la espera
del estallar del día. Austero
el desayuno, huevo a la copa,
hirviente el café amargo.
Y entonces vi la exacta
pinta carmesí sobre la yema.
En la bahía el sol en trance
para nacer del mar, la galladura
en el huevo sideral.
Trago la yema tibia
con su promesa roja, mi parte
de sol mientras ardo en el café instantáneo
y nazco una mañana más
hasta el final abrupto.


DAVID ESCOBAR GALINDO






Ha muerto un hombre



Un hombre ha muerto. ¿Quién? No importa. Ha muerto.
Ha muerto… ¿en qué lugar? Tampoco importa.
¡Tan sólo importa, pues, eso que corta
la vida con su tajo amargo y cierto!

Lo cierto es que se ha muerto. Está desierto
por un instante el mundo. Un ala absorta
cruza el azul. El infinito aborta.
¡Importa que un sepulcro se haya abierto!

No importa quién. La identidad. La historia.
La bala atroz o la agonía vaga.
¿Murió de indignidad, murió de gloria?

No importa. Un hombre ha muerto. Ahí la llaga.
¡Y aunque la vida es nube transitoria,
sólo la vida importa, que se apaga!


De: "Oración en la guerra"