lunes, 26 de noviembre de 2018

ALFREDO FRESSIA





Desayuno en Santo Domingo



Ahoga el viento caliente
la noche grávida de Santo Domingo.
Abrí las ventanas para dibujar
mi silueta irreal contra la madrugada,
soy transparente como la espera
del estallar del día. Austero
el desayuno, huevo a la copa,
hirviente el café amargo.
Y entonces vi la exacta
pinta carmesí sobre la yema.
En la bahía el sol en trance
para nacer del mar, la galladura
en el huevo sideral.
Trago la yema tibia
con su promesa roja, mi parte
de sol mientras ardo en el café instantáneo
y nazco una mañana más
hasta el final abrupto.


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