domingo, 23 de febrero de 2014

CLAUDIO RODRÍGUEZ



Espuma



Miro la espuma, su delicadeza
que es tan distinta a la de la ceniza.
Como quien mira una sonrisa, aquella
por la que da su vida y le es fatiga
y amparo, miro ahora la modesta
espuma. Es el momento bronco y bello
del uso, el roce, el acto de la entrega
creándola. El dolor encarcelado
del mar, se salva en fibra tan ligera;
bajo la quilla, frente al dique, donde
existe amor surcado, como en tierra
la flor, nace la espuma. Y es en ella
donde rompe la muerte, en su madeja
donde el mar cobra ser, como en la cima
de su pasión el hombre es hombre, fuera
de otros negocios: en su leche viva.
A este pretil, brocal de la materia
que es manantial, no desembocadura,
me asomo ahora, cuando la marea
sube, y allí naufrago, allí me ahogo
muy silenciosamente, con entera
aceptación, ileso, renovado
en las espumas imperecederas.


GUILLERMO CARNERO




Capricho de Aranjuez


Raso amarillo a cambio de mi vida.
Los bordados doseles, la nevada
palidez de las sedas. Amarillos
y azules y rosados terciopelos y tules,
y ocultos por las telas recamadas,
plata, jade y sutil marquetería.
Fuera breve vivir. Fuera una sombra
o una fugaz constelación alada.
Geométricos jardines. Aletea
el hondo transminar de las magnolias.
Difumine el balcón, ocúlteme
la bóveda de umbría enredadera.
Fuera hermoso morir. Inflorescencias
de mármol en la reja encadenada;
perpetua floración de las columnas
y un niño ciego juega con la muerte.
Fresquísimo silencio gorgotea
de las corolas de la balaustrada.
Cielo de plata gris. Frío granito
y un oculto arcaduz iluminado.
Deserten los bruñidos candelabros
entre calientes pétalos y plumas.
Trípodes de caoba, pebeteros
o delgado cristal. Doce relojes
tintinean las horas al unísono.
Juego de piedra y agua. Desenlacen
sus cendales los faunos. En la caja
de fragante peral están brotando
punzantes y argentinas pinceladas.
Músicas en la tarde. Crucería,
polícromo cristal. Dejad, dejadme
en la luz de esta cúpula que riegan
las trasparentes brasas de la tarde.
Poblada soledad, raso amarillo
a cambio de mi vida.



LEOPOLDO MARÍA PANERO



Himno a Satán

  
Sólo la nieve sabe
la grandeza del lobo
la grandeza de Satán
vencedor de la piedra desnuda
de la piedra desnuda que amenaza al hombre
y que invoca en vano a Satán
señor del verso, de ese agujero
en la página
por donde la realidad
cae como agua muerta.




YOLANDA CASTAÑO




Historia de la transformación



Fue primero un trastorno
una lesiva abstinencia de niña éramos pobres y no tenía ni aquello
raquítica de mí depauperada antes de yo amargor carente una
parábola de complejos un síndrome un fantasma
(Aciago a partes iguales hecharlo en falta o lamentarlo)
Arrecife de sombra que rompe mis collares.
Fue primero una branquia evasiva que
no me quiso hacer feliz tocándome con su soplo
soy la cara más común del patio del colegio
el rostro insustancial que nada en nada siembra
lo tienes o no lo tienes renuncia acostúmbrate traga eso
cuervos toldando nubes una condena de frío eterno
una paciente galerna una privada privación
(niña de colegio de monjas que fui salen todas
anoréxicas o lesbianas la
letra entra con sangre en los codos en las cabezas en las
conciencias o en los coños).
Cerré los ojos y empecé a desear con todas mis fuerzas
lograr de una vez por todas convertirme en la que era.

Pero la belleza corrompe. La belleza corrompe.
Arrecife de sombra que gasta mis collares.
Vence la madrugada y la garganta contiene un presagio.
¡Pobre bobita!, te obsesionaste con cubrir con cruces en vez de
con su contenido.
Fue un lento y vertiginoso brotar de flores en inverno
Los ríos saltaban hacia atrás y se resolvían en cataratas rosas
lamparillas y caracoles me nacieron en los cabellos
La sonrisa de mis pechos dió combustible a los aeroplanos
La belleza corrompe
La belleza corrompe
La tersura de mi vientre escoltaba a la primavera
se desbordaron las caracolas en mis manos tan menudas
mi más alto halago pellizcó mi ventrículo
y ya no supe qué hacer con tanta luz en tanta sombra.

Me dijeron: “tu propia arma será tu propio castigo”
me escupieron en la cara todas mis propias virtudes en este
club no admitimos a chicas con los labios pintados de rojo
un maremoto sucio una usura de perversión que
no puede tener que ver con mi máscara de pestañas los
ratones subieron a mi cuarto ensuciaron los cajones de ropa blanca
litros de ferralla alquitrán acecho a escondidas litros
de control litros de difamadores kilos de suspicacias levantadas
sólo con la tensión del arco de mis cejas deberían maniatarte
adjudicarte una estampa gris y borrarte los trazos con ácido
¿renunciar a ser yo para ser una escritora?
demonizaron lo gentil y lo esbelto de mi cuello y el
modo en que nace el cabello en la parte baja de mi nuca en este
club no admiten a chicas que anden tan bien arregladas
Desconfiamos del verano
La belleza corrompe.
Mira bien si te compensa todo esto.


De “Profundidad de Campo”
Traducción de Yolanda Castaño


VICENTE MOLINA FOIX

  


Bucólica




Arrancar florecillas
del campo
está hecho para nosotros.

Y saltar riachuelos
sin que el salto
nos impida seguir
con la mirada
los deslices plateados
del pez vivo.

Oír la esquila y ver
las nubes bajas
confundidas
con los recién nacidos
del rebaño.

Recostarse a la sombra
del arbolito
que apenas tiene
y observar cómo crecen
las crías de la reina
de las rapaces.

Una naturaleza pequeña
le conviene
a nuestro repentino
y algo escuálido amor.

Publicado en “Ínsula”


ANA MERINO


Terapia del adiós




Respira
y deja que te habite
ese cosquilleo
que cruza el umbral de tu puerta,
deja que germine
esa sensación
de deseo enhebrado
que hoy te espía
y se alimenta de tu extrañeza
y brota de la curiosidad
como si fuese
el espejismo puro
de una niñez perdida
que dibuja en silencio
la frágil silueta de tu sombra.

Deja que se enrede en tus miedos
que se refleje en ti
como un cometa helado
para que su rastro
se fabrique con tu aliento
y exista porque quieres
anudar el lenguaje sigiloso de su cuerpo
sin que apenas se inmute
el surco cotidiano de las cosas.

Deja que nazca
para que pueda recordarte
y su amor se parezca
al vértigo secreto de la vida
y aprenda a conformarse
con un sorbo de tiempo disfrazado
de muchas despedidas.