domingo, 28 de febrero de 2021


 

NURIA PARÉS

 


  

Credo

 


Creo en el hombre,

el creador del mito y de los sueños.

Creo en el hombre aquí y aquí plantado,

jineteando su porción de tiempo,

encerrado en su círculo de angustia,

clavado en el madero del deseo.

Creo en el hombre sin antes ni después,

en el ahora, sin limbos, sin la gloria y sin infierno

y porque sé la luz y sé la sombra

creo en el hombre: el absoluto dueño

del olvido (esa pequeña muerte agazapada

que desde siempre nos acecha dentro)

como creo en el hombre: pobre esclavo

que sufre el ramalazo del recuerdo.

Creo en el hombre aquí y aquí plantado,

encerrado en los límites del tiempo,

encajonado en los muros de su mundo

enclavado en la entraña de su suelo,

aprisionado en cárceles y en minas,

circunscrito a su propio pensamiento...

Creo en la maravilla geométrica

del círculo concéntrico

y porque dos y dos siempre son uno

creo en la magia del número bicéfalo.

Creo también en desandar lo andado,

en el que sale afuera desde dentro

y creo en el que tiene la osadía

de ascender por círculos concéntricos:

creo en el hombre del zurrón y el báculo,

en la huida valiente y en el éxodo.

Ahora y en la hora de las confrontaciones:

creo.

 

LUZMARÍA JIMÉNEZ FARO

 

 

 

Ángeles barrocos

 

 

Bajo la nervaduras y los arcos
ángeles puros en racimos ebrios
con sus risas de lirios nos deslumbran.
Sobre su piel la pátina del tiempo
difumina los ópalos dormidos
prolongando los oros en su hondura.
En las columnas dóricas se apoyan,
roban sus alas las policromías
para fraguar azahares en el aire.
Con encajes de luz hieren las sombras
y del perfume de los incensarios
tejen guirnaldas de rosas de humo.
Se desmayan los bucles en las frentes
mientras, locos, estallan su alegría
contra la frigidez austera de los mármoles.

 

 

LUIS ANTONIO DE VILLENA

 

  

 

Emblema sobre un tópico antiguo

 

 

Me gustaría invitarte una noche (y aún lo espero)
a charlar, para que te vieran, y a tomar una copa juntos.
(Porque es emocionante discurrir junto a un cuerpo tan hermoso
y tan joven, y verlo con deleite, sin prisa, y que lo crean tuyo.)
Y cuando el camarero nos tendiese la copa, exuberante,
grata, y colmada de algún licor entre el hielo y el oro,
a la luz íntima y brillante de las lámparas, Vitucho,
te diría: ¿La ves? Fulge el cristal, y el licor rebosa.
Tras un breve rato, aún en plena noche, estará vacía
y sucia. Las huellas de los dedos pegadas al vidrio. Ida.
Y te diría que tu adolescencia es, ahora, como esa copa
rebosante. Te lo diría, y te miraría y esperaría que entendieras.



De: "El viaje a Bizancio"

 

SERGIO LOO

 

 


 

Cuerpos sin nombre
difuminados
en las sábanas.

 

La cama queda lista
para que dos, algunos dos,

 

algunos hipotéticos dos;

 

tú y yo,
por ejemplo,
crucen en ella la noche.

 

EMI G. CANCHOLA

 

 

 

 

Ocho: Rafael

 

 

La última palabra que le dije a papá
fue mi nombre
lo metí en su billetera
para que lo tenga con él todo el tiempo
porque desde hace mucho
no me pertenece

 

sin cuerpo y sin nombre
entierro a un desconocido
dentro de una caja de zapatos

 

a la niña no
la niña vuela.

 

De: "Rosa".

 

 

MÓNICA NEPOTE

 

 

 

Timbuctú

Fragmento 

 

  


Recibir
era extenderse
lisos ¿fuiste tú
liso, áureo?
¿fuiste tú
ardor?

arder arder
en el aire
incendio
arder arder
flor devastada
cardo
cardo ígneo
arder arder

la belleza
de tu muerte
es aire
la belleza la muerte
adicción
a escribirlas juntas

adicta
me llamaste
adicta
y contra la tela
era sombra
era cuerpo
era negro movimiento
era una boca abierta
la resistencia
inútil pez

en el anzuelo