domingo, 19 de enero de 2020


CARL SANDBURG





Bajo un poste telefónico



Soy un cable de cobre tendido en el aire.
Fino, recortado contra el sol, ni siquiera proyecto una
            clara línea de sombra.
Noche y día canto sin cesar; zumbo y vibro:
es el amor y la guerra y el dinero, es la lucha y son las
            lágrimas, el trabajo y la necesidad;
son la muerte y la risa de los hombres y mujeres que pasan
            a través de mí, portador de sus palabras,
a la lluvia, con la escarcha y el goteo, al alba y al secarme
            y relucir.
                  Un cable de cobre.


De: "Otros días"
Versión de Miguel Martínez-Lage


JEANNETTE CLARIOND





Sueño



Del sueño surge la montaña
que parte en dos la sombra.
En la cima brilla un signo
de aspereza.
Nacemos tuertos. Sólo un ojo
alcanzará
el polo blanco del cielo.
El resto arderá entre las ramas secas:
la madre, la cicatriz, la cordura.
La herida ha tomado el rostro de la piedra.
El cuerpo hecho de sangre y arena
ha cedido
al alumbramiento.

Cuarto de hospital:
asciende la noche entre luciérnagas.
La mitad de la luna alumbra la mitad del rostro.
Hay un largo pliegue de oscuridad
de donde brota el sueño
colmando el vacío.
Ese ojo será tu reino.



DAIGAKU HORIGUCHI




Arabesco




Iluminados por la luna
Pierrot, Pierrete
Danzaban. Pierrot, Pierrette.

Iluminados por la luna
Pierrot, Pierrette
Cantaban. Pierrot, Pierrette.

Danzaban, cantaban
Pierrot, Pierrette.


DAVID ESCOBAR GALINDO





2. Un hombre ha muerto, sí. Tú, yo, cualquiera...



Un hombre ha muerto, sí. Tú, yo, cualquiera.
Pero la vida sigue, sin remedio.
Sigue sembrando su animado predio
Con la misma semilla que no espera.

Aunque la cicatriz de aquella hoguera
_un hombre es una hoguera_ busque el medio
de arder un poco más, con ese asedio
que se pierde en la humana tolvanera.

Ha muerto un hombre. Se acabó, sin duda.
Se fue a la eternidad, si es que ha podido;
Si es que la eternidad sirve de ayuda…

Se fue, no más. Ha muerto malherido,
Como todos los hombres. Y desnuda
Vuela su sombra apenas al olvido.


De: "Oración en la guerra"



SILVIA EUGENIA CASTILLERO


  


El cuervo



Tengo atado al pie
un cuervo-plomo,
con su peso y su nostalgia.
Me mira con rostro ajeno,
en tonos mercuriales hace que mira.
Huele —se acerca— a un azufre decantado,
vuelto a reposar, prismático;
asume sus colores falsos.
Negro, una piedra ese cuervo,
sin saltos me sigue atado al tobillo.
Lleva lustros, la noche completa,
la noche y los pilares del templo.
Ese cuervo surge, brilla,
repite series rosas;
nace y se extingue siempre a mis pies
como arena vibrante.
Tumor y hendidura,
el cuervo reverbera
—oro o luz—.



JOSÉ MANUEL CABALLERO





Versículo de génesis



Por las ventanas , por los ojos
de cerraduras y raíces,
por orificios y rendijas
y por debajo de las puertas,
entra la noche.

Entra la noche como un trueno
por los rompientes de la vida,
recorre salas de hospitales,
habitaciones de prostíbulos,
templos, alcobas, celdas, chozos,
y en los rincones de la boca
entra también la noche.

Entra la noche como un bulto
de mar vacío y de caverna,
se va esparciendo por los bordes
del alcohol y del insomnio,
lame las manos del enfermo
y el corazón de los cautivos,
y en la blancura de las páginas
entra también la noche.

Entra la noche como un vértigo
por la ciudad desprevenida,
rasga las sábanas más tristes,
repta detrás de los cobardes,
ciega la cal y los cuchillos
y en el fragor de las palabras
entra también la noche.

Entra la noche como un grito
por el silencio de los muros,
propaga espantos y vigilias,
late en lo hondo de las piedras,
abre los últimos boquetes
entre los cuerpos que se aman,
y en el papel emborronado
entra también la noche.