sábado, 19 de mayo de 2018


GUSTAVO OSORIO DE ITA





Soledad y ocaso



I

Tiempo después,
campeón del mundo y
cargado en hombros,
se le vio sonriente
en fiestas públicas y televisión.

Parecía feliz.

Para sí
lloraba de tristeza,
de rabia enconada,
pues en la cima
más gallo que cualquiera
no se le dio nunca un contrincante
tan perro e iracundo
como su sombra.


II

No me pidas muerte,
solo quiero un día más.
Quiero morir como he vivido:
mañana, sobre la lona y a golpes.
Por favor no me encuentres aquí
desnudo y encima de ella,
no me fulmines de un infarto.
Así no.


III

Sentí después mis puños derribarlo todo
y mis pies ligeros bailando.
Escuché los gritos y mi aliento
que silbaba tranquilo.
Vi sus ojos con miedo y mi guante levantado

Fuí enorme.

Así todos los sueños
con la cabeza tendida en la lona
suelen ser blandos.


IV

Haré un cálamo de
mis puños voladores
a su rostro y torso
cuando coro de mi nombre,
en la tribuna que imagino
llegará algún viernes,
se levante.

Hoy danzo en las sombras.



EZRA POUND




Francesca



Saliste de la noche
Con flores en las manos.
Vas a salir ahora del tumulto del mundo,
De la babel de lenguas que te nombra.

Yo que te vi rodeada de hechos primordiales,
Monté en cólera cuando te mencionaron
En oscuros callejones.
¡Cómo me gustaría que una ola fresca cubriera mi mente
Que el mundo se trocara en hoja seca,
O en un vilano al viento,
Para que yo pudiera encontrarte de nuevo
Sola!


MING DI





Ve al Tortuguero



Al amanecer nos levantamos y dejamos San José.
Viajamos en autobús por hora y media para desayunar
en un jardín forestal, luego el autobús de nuevo por una hora
y media, luego en barco durante hora y media para llegar
a una pequeña posada junto al río. Almuerzo. Muchas bebidas y frutas.
Una cabaña de madera para cada poeta. Tres camas: una para mis sombreros,
una para mi equipaje, una para mí para tomar un buen descanso.
Cuando me levanto es el atardecer. Salgo, el río todavía está allí,
a cincuenta metros, no se ha escapado. En el patio trasero
veo el Mar Caribe. Camino por la orilla
y veo huellas desde el mar hasta la costa—
huellas de tortugas marinas. Esto es Costa Rica. Las tortugas más grandes
vienen aquí por la noche. Han vivido aquí más tiempo que los Indios
Nativos. ¿Las personas tallan palabras sobre el caparazón de la tortuga como los antiguos
chinos? Palabras del Oráculo. Huesos del Oráculo. El origen
de los caracteres chinos. Hay una lectura esta noche. ¿Escucharé
lenguas extrañas pero familiares? ¿Lo haré?



LETICIA HERRERA





Imposible negar el sufrimiento
  
El universo no sabe nada: es a lo sumo, un junco pensante.
(Conde de Lautréamont)



también los juncos enloquecen
cuando el cisne apura el vuelo
no pueden alzarse
y sin el imposible aletear
colindante del agua turbia
en el suspiro evanescente
de sus talles gimen
noviembre es el mes más cruel


CINZIA MARULLI





Relato



Subí a la montaña más alta
porque quería volar
el viento estaba suave y debajo de mí las tierras salvajes
me esperaban ‒ verdes y grávidas
me puse al borde del precipicio
esperando que me crecieran las alas
estuve allí
hasta que el pelo se me puso blanco
pero las alas no habían crecido aún
luego dejé de esperar
y me lancé al vacío con los brazos abiertos
y los ojos cerrados
en ese momento todos mis sueños se estremecieron
alarmados  se esforzaron mucho
se transformaron ellos mismos en alas
y me llevaron lejos hasta rozar las briznas
de las hierbas
luego se fueron haciéndome caer
al centro del gran lago.

El agua me acogió trasparente y virgen
y en ella lavé mi dolor.


De: “Las mantas de Dios”



EFRAÍN HUERTA


IV. Candoroso testamento

Ahora
Me
Cumplen
O
Me
Dejan
Como
Estatua