lunes, 21 de enero de 2019


XAVIER OQUENDO





La oscura resignación



Ya no podemos ser
los modelitos de época.
Somos feos y maltrechos.

Nietos de flacos. Figuras raquíticas
que se desvanecen en los figurines.




LUCILA NOGUEIRA


  


III



Palos de la frontera. Ve, colon
A diseminar la caída musulmana
Y a granada andaluz, canta conmigo
Nostalgia por el indio americano

Viene de lejos ente banzo de quilombo
De América y de África gigantes
Palos de la frontera. Ve colon
Quitar del paraíso la libertad.


De: “Poemas del Ainadamar”


RAFAEL TIBURCIO GARCÍA


  


Cuarta tribulación: 30 de enero



Tal vez fue el cielo nublado,
el frente frío número 39,
pero esta mañana, los animales parecían muertos:
y la gata sobre las cobijas,
el perro tendido en la hierba,
respiraban con la calma de quien ve la muerte
rondando cerca,
sin ofuscarse:
los cuellos relajados,
el pelaje cubierto de pequeñas gotas de arco iris.
Incluso las aves en los campos de cebada trinan con debilidad,
los ratones devoran a sus crías
y el ruido de la autopista es más fuerte mientras te acercas.





MAURIZIO MEDO





Arcano XVII

 Bendito sea el año, el punto, el día,
la estación, el lugar, el mes, la hora…
 Petrarca



Helo  ahí.

Toma aviones que le canjean ruta a los albatros
para emigrar autista, hasta ignorar que el día
es perfecto por su culpa.

Helo aquí.

Ninguno dijo lo que especulaba, ni explicó
dónde demonios es aquí.

Tú convulsionabas en quiasmas de ansia y vacuidad.

Yo, sin oxígeno, en asfixia racional.

Es ese el amor,  es ese el amor – gorjearon
niños alineados en tropel de rondinel
y descubrí a Medo, librándome de él.

Fue perfecto.

Aedas de la gleba, cantadlo a capella:

Per-fec-to

Recuerdo que aquella vez cenaste con apetito,
espléndida vulgata de pasiones,
yo le hurtaba migas al palomar.

Picoteabas una a una, embrutecida
por un bramante fuego.

Sólo te suplicaba ser real,
cuajado de rocío,
por un minuto de verte.

Evohé, Evohé
-repetidlo aedas- 

Tú en el lagar, yo en el lagar,
sobre orujos apilados
en el lagar
no pensamos en desnudarnos.

Pero el candil alumbró mi noción de tu piel.

Descubriste que la luz vale la pena.

No culmina ni se adiciona.

Es o no es.

Hoy, como aquella vez, opípara es la sed.
Se nos fraguan las manos en una distancia estelar,
el sol se enamora de la noche, y  sonríes
mientras nos comemos los ojos
por los siglos de los siglos.
Amén.



OLGA LEIVA





epifanía del trigo



las piernas de trigo buscan el centro de la tierra. ahí está el amor asemillado. las flores sangrientas. el tumor estupefacto. en el centro de la tierra
en el centro de las trompas de falopio acogotadas. sin rostro tenaz. como pinza de tela. comisura del sexo de trigo. beso hondo en la lengua de viento. beso canto desgarrado. soplado. sobre una cama de barro
volando con los pulmones. apreto el paladar mecánico a la lengua del viento. volar dice el pájaro quemado. volar dice el trigo degollado. volar dice la secretaria triste. volar dice la mente del científico. volar dice el agua femenina. volar grita el corazón herrumbrado. el corazón del que se ha dormido.



ANA MINGA





4

Abandonada en la calle
¿a quién pertenece
esta sombra?
Alejandro Jodorowsky



Adolorida detrás de las pestañas
Culpable por escuchar pianos a media noche
Por quedarme en las calles como huérfano de los días.

Soy culpable de probar la hierba de otros
De caminar con miedo vagabundo
Que lleva en un costado abierto el desprecio.

Soy culpable de estrenar esta melancolía de delfines
De mirar la nada con ojos llenos de muerte.

  
De: “Pájaros huérfanos”.