sábado, 28 de octubre de 2017


ALFREDO CHACON




Es sólo eso,
pero
eso
es todo.


ADRIANA PÉREZ




Paramnesia



He empezado a desearte
a comer estas horas
a sembrar en los surcos vacíos de la soledad
refrescando palabras antiguas
convirtiéndolas en un torrente de voces vivas

[Los nuevos amores no apaciguan
ni dan certidumbre
ni calman ninguna sed ni hambre
no vuelven a nadie más listo
ni se posan sobre ningún corazón como colibríes
más bien parecen perros hambrientos
rabiosos
callejeros
son como boas arrastrando ansiedad
tragándose el sueño
se aparecen como espectros malditos
y uno se espanta
se vuelve medio loco
sufre de sudores
tartamudeo
estupidez]

Me estás envenenando
contagiando
sacando los ojos con tanto amor
exprimiendo con tu candor
mis sesos



IVÁN TUBAU




La rosa y la metáfora



1

Aunque seas aún
una metáfora
                            Rosa,
me place tocar
tu muslo con la mano.


De: "Vendrán meses con erre"



ANDREA OCAMPO




Chica material



Cuarenta mil
ovocitos preparados listos ya.
Algunas perforaciones
primitivas en las orejas.
Un millón
de platos por lavar, secar y acomodar.
Muchos métodos depilatorios.
Un puñado de amistades varias.
Cien lunes de dietas empezadas.
Ocho horas extras
de alquiler de fuerza de trabajo.
Infinitas mamaderas tibias.
Decenas de amores posibles e imposibles.
Un poco de paciencia ante el destino.
Dos talles de diferencia.
Miles de consejos desoídos.
Últimas felicidades cosméticas.
Un pecado original.
Ninguna duda.



DOUGLAS TÉLLEZ




Elegía a mi Abuelo



Batallo con mis recuerdos
para darte un rostro.
Aunque tu rostro sea igual
Al de todos los patriarcas,
Ya lo dijo Eunice: “Todos los
Viejitos se parece”, con esa frágil
gracia de papiros doctorales.
Sigo buscándote un rostro, apenas
guardo un vago gesto: tu mano leve
saludándome desde el Willy en marcha.
Poco o casi nada nos une, este instante
que para siempre nos separa, un hilo
de lágrimas perdido en la densidad del
polvo, la tristeza de mi madre.
Ahí, te reconozco, ese será el rostro
que guarde.


IRMA TORREGROSA




Morning sun



En mí no florece la mañana.

La observo subir a las narices
de los que trabajan todo el día
o toda la noche
o toda la vida.

Florecen los colores de las casas,
los besos de despedida
que no conozco
y la risa de los niños en la escuela.

En mí la luz no dibuja nada.
Solo invade mi habitación
para hacerla interminable
la espera del que no regresa
del que nunca estuvo.

La mañana no toca la puerta,
se mete por los ojos
y destierra de mi
todo lo que no sea soledad.