"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
lunes, 3 de marzo de 2025
TOMAS TRANSTRÖMER
Zumba
la lluvia.
Yo susurro un secreto
para entrar allí.
Versión de Roberto Mascaró
EDDA ARMAS
Enlutados
Hablas en voz alta
con los otros (…)
Y en la noche se te permite resistir. Resistir.
Harry Almela
Sin
aire transitas el asco, las noches ansiosas, tés
en el triste roce a oscuras, cuando el alma espera
soñar el riesgo entre los quicios del decir o el callar,
mientras afuera llueve y el agua pasa y las naves
parten lentas como cuerpos de silenciosos adioses.
Pero te propones trazar con el compás los puntos
y las comas al dolor; sellos de las cartas que jamás
llegarán a las manos de su destinatario, tornándose
humo de fogatas; y es en esos grises que memoria
haces de formas que te enlazan en el árbol familiar.
Silbas los nombres de los ya ausentes y canela
masticas en aquello que te da pertenencia y
los aromas te arropan al hondo deseo de hendir
el cuerpo del árbol en flores y frutas.
La daga adentra rasgando su lugar en el solitario.
Extiende límites al umbral del dolor. Son surcos
convulsos: el goce, lo que está en ascuas, el chis
del quiebre, el pequeño soplo: fuelles del eco que
zarandean la barcaza que, enlutados, nos carga.
De: “Fruta hendida”
MARGARET ATWOOD
Son naciones hostiles
1
En vista de la extinción de animales
la proliferación de cloacas y miedos
el mar congestionado, el aire
próximo a agotarse
deberíamos
ser amables, deberíamos
estar atentos, perdonarnos unos a otros
En
cambio nos enfrentamos, nos tocamos
como si nos estuviéramos atacando,
os
regalos que traemos
incluso de buena fe pueden
volverse, en nuestras manos,
herramientas, maniobras
2
Si dejas de mirarme con tus
binoculares como si fuera un blanco
prometo rendirme
esta
fotografía aérea
(tus puntos débiles
marcados en rojo)
me pareció muy útil
Mira,
estamos solos en
el campo en barbecho, la nieve
que no podemos comer ni juntar
3
Aquí no hay ejércitos
aquí no hay dinero
Hace
frío y está refrescando
Necesitamos
mutuamente de
nuestro aliento, calor, sobrevivir
es la única guerra
que podemos afrontar, sigue
caminando
a mi lado, ya casi
es el momento / si tan solo
pudiéramos llegar
hasta
este (posiblemente) último verano
De: “Posturas políticas”
Versión de Edgardo Dobry
VICENTE ESPINEL
Mientras la rubia crin al aire ondea
Mientras
la rubia crin al aire ondea
de Febo oscureciendo el claro rayo,
y en la mejilla, y frente el rico Mayo
de flores lleno al corazón recrea,
La
luz miraba yo do Amor se emplea,
haciendo al alma un tiro y otro ensayo.
Mas triste digo, y en la cuenta caigo,
¿quién hay que tanto ardor atento vea?
Los
ojos bajo al suelo al punto,
temeroso de luz tan peregrina,
y así estuve suspenso un rato en calma:
Mas
el daño no vi, que estaba junto,
que de la voz angélica, y divina,
por la oreja me fue herida el alma.
FRANÇOIS VILLON
Balada para rezar a Nuestra Señora
Señora
del cielo, Regente de la tierra,
Emperatriz de los pantanos infernales:
recibid a esta humilde cristiana que yerra:
quiere ser de vuestros dilectos celestiales
aun sabiendo que no tiene méritos tales.
Esas que de vos manan, mi Señora, riquezas,
son mucho más grandes que todas mis bajezas.
Sin ellas al cielo el alma no ha de subir;
y no estoy mintiendo, como las juglaresas:
en esta fe yo quiero vivir y morir.
Decid
a Vuestro hijo que busco su vía.
Pedidle que mis pecados sean borrados,
que me perdone como a la egipcia María
o a Teófilo, clérigo a quien disculpados
fueron sus tratos con el diablo acordados
por la intercesión de Vuestra dulce sonrisa.
Preservadme del demonio que siempre atiza,
Virgen que sin mancha pudiste concebir
el sacramento que se celebra en la misa:
en esta fe yo quiero vivir y morir.
Soy
pobre y vieja, no sé los textos sagrados,
pero en la iglesia adonde voy por que me ayudes
vi un Edén pintado con arpas y laúdes
y un Infierno en donde hierven los condenados.
Este me da un gran miedo, al otros alborozados
miran mis ojos, y es la única verdad que sé.
Sueño con que esa dicha algún día alcanzaré,
Señora a quien el pecador debe recurrir
sin fingimientos ni pereza y con fe:
en esta fe yo quiero vivir y morir.
Fue
tu santa preñez, digna Virgen, Princesa,
el Rey Jesús que es infinito y que no cesa
y que adoptó nuestra triste naturaleza,
dejó su cielo y por nosotros vino a morir
sacrificándonos su juvenil belleza.
Así es nuestro Dios. Suya mi alma se confiesa:
en esta fe yo quiero vivir y morir.