jueves, 29 de mayo de 2025


 

NOVALIS

 

 

 

Cuando cifras y figuras

 

 

Cuando cifras y figuras dejen de ser
las claves de toda criatura,
cuando aquellos que al cantar o besarse
sepan más que los sabios más profundos,
cuando vuelva al mundo la libertad de nuevo,
vuelva el mundo a ser mundo otra vez,
cuando al fin las luces y las sombras se fundan
y juntas se conviertan en claridad perfecta,
cuando en versos y en cuentos
sean los verdaderos relatos del mundo,
entonces una sola palabra secreta
desterrará las discordancias de la tierra entera.

 

DIEGO DE TORRES VILLARROEL

 

 

 

La casa de un Grande

 


Un Rodrigón que siempre está en pelea
con la de pajes lamerona junta
un pobre mayordomo que se unta
y un contador maldito que lardea

Una señora a quien el ocio asea
y otras que siempre están de blanco en punta
una dueña arrugada y cejijunta
que rellena de chismes la asamblea

Un conjurador que riñe roba y miente
un cocinero de esta misma masa
gran chusma de libreas insolente

Envidia mucha adulación sin tasa
y el gran señor que sirve solamente
de testigo del vicio de su casa.

 

PABLO VERLAINE

 

 

 

Mi sueño

 


Sueño a menudo el sueño sencillo y penetrante
de una mujer ignota que adoro y que me adora,
que, siendo igual, es siempre distinta a cada hora
y que las huellas siguen de mi existencia errante.

Se vuelve transparente mi corazón sangrante
para ella, que comprende lo que mi mente añora;
ella me enjuga el llanto del alma cuando llora
y lo perdona todo con su sonrisa amante.

¿Es morena ardorosa? ¿Frágil rubia? Lo ignoro.
¿Su nombre? Lo imagino por lo blando y sonoro,
el de virgen de aquellos que adorando murieron.

Como el de las estatuas es su mirada de suave
y tienen los acordes de su voz, lenta y grave,
un eco de las voces queridas que se fueron…

 

 

 

 

FRANÇOIS VILLON

   


Balada de los ahorcados

 


Hermanos humanos, que viven después de nosotros,
no tengan contra nosotros corazones endurecidos,
pues, teniendo piedad de nuestros pobres almas,
Dios la tendrá antes de ustedes.
Aquí nos ven atados, cinco o seis:
en cuanto a la carne, que hemos alimentado en demasía,
hace tiempo que está podrida y devorada
y los huesos, nosotros, ceniza y polvo nos volvemos.
De nuestros machos no se burle a nadie;
pero rueguen que a todos Dios nos quiera absolver.

Si hermanos nos llamamos, en nuestro clamor sin desdén
nos traten, aunque hayamos sido muertos
por Justicia. Pues deben entender
que no todos los hombres pueden ser sensatos;
perdónennos ahora, ya que hemos partido
hacia el hijo de la Virgen María;
que su gracia no nos sea negada
y pueda preservarnos del rayo infernal.
Muertos estamos, que nadie nos moleste:
pero rueguen que a todos Dios nos quiera absolver.

La lluvia nos ha limpiado y lavado,
y el sol desecado y ennegrecido;
urracas, cuervos, nos han cavado los ojos
y arrancado la barba y nuestras cejas.
Nunca jamás, ni un instante, pudimos sentarnos:
luego aquí, allá luego, como varía el viento,
a su placer sin cesar nos acarrea,
siendo más picoteados por los pájaros que dedales de coser.
De nuestra cofradía nadie sea:
pero rueguen que a todos Dios nos quiera absolver.

Príncipe Jesús, que sobre todo reinas,
guarda que el Infierno no tenga sobre nosotros dominio:
nada tenemos que hacer con él ni que pagarle.
Hombres, en esto no hay ninguna burla:
pero rueguen que a todos Dios nos quiera absolver.

 

 

 

OSCAR WILDE

 

  

 

Impresión: Le Réveillon

 


El cielo está manchado con espasmos de rojo,
huyen las brumas envolventes y las sombras;
el alba se levanta desde el mar
como una blanca dama de su lecho.

Y caen flechas melladas, insolentes
a través de las plumas de la noche,
y una ola larga de luz gualda
rompe en silencio sobre torre y casa,

y extendiéndose amplia sobre el campo inculto
un batir de alas que despiertan al vuelo,
castaños que se agitan en la copa
y ramas con estrías de oro.

 

ODYSSÉAS ELÝTIS

 

  

 

Dichosa Donna 

A la estrella de A.

 


¡Toma un polen de destello de queja
Un lugar que resplandezca en el infinito
Más arriba de la más alta esperanza tuya
Dichosa Donna! Y desde la punta del mundo de los rayos de sol
Rodó la esmeralda derretida
Olas para el céfiro de la música del austro

Olas para el céfiro de la música que toma
La virginidad de la noche lejos
Con viajes en inmensas cuevas
Con muchachas que aman los abrazos de los lirios
Y cantan la melodía de la hondura del cielo
Y sienten nostalgia de la santificación de la soledad del éter

¡Toma un lugar que relumbre en el infinito
Una muchacha de azul ojo inconmensurable
Con estambres de deseo en tu porte
Dichosa Donna! Y de un corazón consubstancial
Pasó para que veas de los años el fondo
Desparramado por los guijarros de la bonanza.