"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
jueves, 4 de septiembre de 2025
MOSAB ABU TOHA
Se
fue a dormir a su cama
para
no despertar jamás.
Su
lecho fue su tumba,
una
lápida bajo los escombros de su cuarto,
bajo
los escombros un mausoleo.
No
hubo un nombre ni una fecha de nacimiento,
no
hay fecha de muerte, no hay epitafio.
Hay
solo sangre y el marco
de
un retrato hecho trizas
junto
a ella.
MARÍA LIMÓN
Amor,
es cierto,
yacimos juntas.
Miramos nuestro torso
descansamos en silencio
dijimos
yo nunca he tenido una hermana.
Amor,
ya no duermes a mi lado
y no tengo que distinguir
cuáles son mis piernas;
ando mucho, duermo poco
yazco sola
vine de una estirpe
de mujeres cuyos orificios
cicatrizarían para ocultar
que una vez buscaron
otro hueco frente al que mirarse.
De: “Los
bordes”
BLANCA MOREL
ha
amanecido
una
jauría de luz intenta penetrar los resquicios
la luz se filtra por
el envés de un pliego negro
este
error no
lo subsano si vieras…
es el firmamento
el
origen sucede en cualquier punto
De: “Suma
noche”
HENNING H. BERGSVÅG
No
creo que esto pueda seguir
En
lo profundo de tu boca, una oscuridad se dobla en sí misma, envuelve las
palabras, primero en forma de un titubeante murmullo, un movimiento en la
oscuridad, una materia indefinible en busca de forma. Luego un pequeño brote de
luz, creciendo paulatinamente, hasta que las palabras franquean, la boca se
abre y dices: No creo que esto pueda seguir.
De: “Tú
no estás aquí”
Versión
de Juan Gutiérrez-Maupomé
MINERVA SALADO
Postal
A Vivian, en su ciudad
Un
negro viejo lustra sus botas en el sillón del Hotel Plaza
y sabe que la ciudad yace
en esas botas.
Los turistas activan sus cámaras fotográficas
para recoger la imagen del caminante
urbano de La Habana
quien sonríe con un aire desdentado
que huele a la chaveta
con la que trabajó la hoja de tabaco
durante toda su vida.
Ahora
la silla del limpiabotas
es su más celoso placer
la confianza de los paseantes
amigos de ‘allá afuera’
donde otros ciudadanos
en ciudades que él no ha visto
exhiben de mil maneras
sus orígenes.
Hoy
por hoy
el negro Felipe
lustra sus botas en el sillón del Plaza
y se contenta.
RODOLFO HÄSLER
Berna
Desde
arriba contemplo a la bestia dentada
y recuerdo que en la infancia jugaba con una réplica
en peluche, mucho menos imponente,
presente en la formación sentimental de todo niño alpino.
El foso es la salida del laberinto medieval,
un camino sinuoso de piedra arenisca ocre
en la que han sido labradas las agujas más sorprendentes
y las ventanas de las viviendas.
En una de ellas, mi padre, que ahora es mi hijo,
tocaba la viola con método insistente
mientras yo aprendía el dialecto gótico de mis antepasados.
Los almacenes subterráneos de patatas y manzanas,
los barriles de mosto campesino, las sedes de los gremios
y sus emblemas, la cigüeña azul, el devorador de niños,
la carpa dorada, el ojo de la aguja,
acaban en la rueda de la muerte que acucia a los berneses
junto al símbolo del oso, el animal.
Desde la altura de la nieve desciendo a la casa de las bestias,
y apoyado en el borde, me asomo a ver sus fauces.
.jpg)