"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
domingo, 19 de noviembre de 2017
IRMA TORREGROSA
Extraviarse
Nadie vuelve de vos a lo que fue, dice Gelman.
Nadie en esta sala se atreve a negarlo. Sin querer su voz dibuja tus pasos
bajando la escalera. La calle, doblando la esquina y nadie vuelve de vos a lo
que fue. Mis párpados dibujan tu sonrisa, lejana, verdadera. El frío nos hace
más sinceros, decías. Que tu habitación es mejor que la mía porque tiene vista
a la madrugada. Que cuando quisiera hallarte me sumergiera entre el desorden, y
que allí estarías, esperando. Entre las calles mías que ahora están repletas de
la voz de Gelman que dice que yo no vuelvo de vos a lo que fui. No hay
cartógrafo para nuestras voces, no hay respuesta para nuestras cartas.
Camino sobre tu silencio y llego al sillón, a la aventura de la incertidumbre.
Al instante en el que dudo si apagar el café o dejarlo consumir, para que al
menos la casa te recuerde conmigo cuando le platique lo que dice Gelman, pero
yo creo que nadie vuelve de vos.
Nadie pasa bajo la lluvia sin herirse.
ALEJANDRO REJÓN HUCHIN
Poema
Un tallo se derrama
verbalizando
los oídos que brotan
desde el ventanal
donde dialoga la luz.
CARILDA OLIVER LABRA
No sé cómo diablos te insulta la amapola...
No sé cómo diablos te insulta la amapola,
cómo palpita el tiburón donde te mueres.
Es posible secarse
y estar vivo en una célula terrible.
Parpadea, camina, fulge,
amenaza la música del día,
vete al frutero y ponte alguna. Masca.
Pero tú cruzas, rige la semilla,
va al mar con todo un parlamento mudo,
te estrellas contra mármoles
en el minuto que pare la ternura.
Ya no puedo cantarte:
está mi gente
-pues soy del que más llora,
de los rebeldes maniatados-
y se me va la tinta haciendo guerra.
LAURA SZWARC
Proporciones
Mi dedo
índice señala
al
verdugo
de
repente
no
alcanzan los dedos de las manos
comienzo
con los dedos de los pies
y pido
prestado otros dedos
manos y
pies
a punto
estuvimos
Del libro inédito: “Es tirar el dado”
ANDREA OCAMPO
Infinita
Los
primeros motores traen el alba a la rastra.
Cuerpos
como lazos en la burbuja azul eterna
fondo
de un mar perfecto para las caricias.
Tu
forma imaginada de animal prehistórico.
Todavía
el viento de la noche hace temblar
las
lámparas públicas y en el vaivén de sombra
fosforecen
las flores de los palos borrachos.
¿Si durara
esta noche para siempre?
Cubrimos
cada grieta, cada mínimo redondel
por
donde se filtran agudos gritos de luz.
Permanecemos
sin esperar, se sabe que
tarde o
temprano el día va a tirar la puerta abajo.
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