viernes, 7 de septiembre de 2012


MARUJA VIEIRA





Yo te amo



La sombra. Y el camino interminable.
El vacío que imita la forma de tus brazos.
El monótono ruido de la lluvia en el aire.

Con la espiga y la estrella,
con la piedra y el árbol,
con todo lo que guarda la verdad de la tierra
esta noche te amo.

Por lo que vive y canta.
Por los campos arados.
Por la mano de un niño, por su llanto,
por su eterno milagro.

Te amo porque amas el sueño del futuro
y tiendes al espacio tu nombre como un arco.

CRISTINA MAYA





Poema de la ausencia



Cómo golpea tu ausencia
cuando evoco tus pasos por la casa,
tus huellas en mi alcoba,
mi cotidiano empeño de tenerte.
Puedo palpar la luz de cada amanecer
con su luna desierta y congelada,
tu voz de agua
fluyendo por mi sangre
de magnolia encendida,
tu sombra fugitiva
que tejes y destejes,
por la escalera anónima
que hasta ti me conduce.
Puedo esperarte desvelada
en la noche profunda,
sembrar el horizonte
de voces que te nombran
desde mis sueños desolados.
Penetrar en un círculo etéreo
de niebla y lejanía
de polvo inerte y blanco
donde mi soledad de nieve
habita el más remoto sitio
de tu alma.
Allí donde tu imagen
en constante reflejo del silencio,
memoria impresa en el espejo.


ISRAEL CLARA






Un hombre entre los otros




Surgiste de un taller de arquitectura,
o quizá sólo fueras carpintero,
o artesano, o el dócil compañero
de las primeras vides. De la pura

canción del hortelano que murmura,
del esclavo que espera su madero
para ser conducido al matadero,
a aquel lugar que tu alma se figura.

Busqué entre mis recuerdos y enseñanzas,
entre mis años locos como potros,
el tiempo en que creí haberte olvidado.

Me abandoné a sus gritos y a sus danzas.
Tan sólo fuiste un hombre entre los otros.
Pero tu nombre sigue aquí a mi lado.



ANA ISTARÚ






Ábrete sexo



Ábrete sexo
como una flor que accede,
descorre las aldabas de tu ermita,
deja escapar
al nadador transido,
desiste, no retengas
sus frágiles cabriolas,
ábrete con arrojo,
como un balcón que emerge
y ostenta sobre el aire sus geranios.
Desenfunda,
oh poza de penumbra, tu misterio.
No detengas su viaje al navegante.
No importa que su adiós
te hiera como cierzo,
como rayo de hielo que en la pelvis
aloja sus astillas.
Ábrete sexo,
hazte cascada,
olvida tu tristeza.
Deja partir al niño
que vive en tu entresueño.
Abre gallardamente
tus cálidas compuertas
a este copo de mieles,
a este animal que tiembla
como un jirón de viento,
a este fruto rugoso
que va a hundirse en la luz con arrebato,
a buscar como un ciervo con los ojos cerrados
los pezones del aire, los dos senos del día.


De "Verbo madre" 1995



ELSA CROSS





Amor el más oscuro III 



A la desventura voy.
Algo en mí cada día te reconstruye
y me devuelve tu imagen.
Algo me lleva al lugar prohibido
en que te encuentras,
sitio que jamás debió tocar mi pensamiento.
Qué maleficio me extravía
y me oscurece todos los caminos.
A la desventura voy
y no quiero virtud que me confunda,
no quiero fortaleza ni mesura
que me aparten de ti.
Sean desoídas mis palabras
y viéndote
me sea dada tu menor ausencia.


De "Poemas escogidos"