"Un poema si no es una pedrada -y en la sien- es un fiambre de palabras muertas" Ramón Irigoyen
miércoles, 18 de enero de 2023
CHRISTIAN DÍAZ YEPES
Bastaría
un poco de soledad
para hacer sonora tu alma.
¿Lo encontrarás, acaso, huyendo de los que esperan
con las manos abiertas en bajamar?
Perder
es la senda para encontrar
con los ojos en destello. Palabras
nunca bastan para afirmarnos
sobre el mar tan allá. Su partida
señala la presencia. Aquí mismo,
sin necesidad de seguir
…………………. ¿huellas?
que ya no, nunca más, desaparezcan
A lo hondo un ave nos recorre,
espera ser
liberada por quien ame.
WHIGMAN MONTOYA DELER
Limpieza
del alma
El
alma la he perdido, sobrevuelo
el palo de la escoba se ha partido
mi lengua a mis hermanos ha barrido
hoy vivo con la carga por el suelo.
Recojo piedra, leña; entonces muelo
la gran olla caliente: mi tranvía.
Carbones, agua, hierro abrasaría
ya tuve mi desplome y mi mostaza.
Quedó el jabón ardiente en esta taza
tragarlo es el remedio, cosa mía.
PATRICIA GUZMÁN
Cuando
me quiten
el corazón
dénselo
a mis hermanas
No sabrán
qué dice
a quién nombra
Pero le pegarán
la boca
le pasarán
las manos
Todas las noches
Dénselo
De: “Canto de oficio”
KHAI Q. NGUYEN
que
sea un sueño
las
madrugadas invernales
dejo tu cara tranquila guardada
en mi cabeza
para que no desaparezca
tu respiración intensa / una erección
la corriente de tu sangre
y semen
querido, ¿cómo guardarte para siempre?
tengo miedo de que me dejes huérfano
que sea un sueño
en el alféizar de la ventana, una libélula
y los rayos primeros del sol
por favor, querido, dime que no es un sueño
JUAN JOSÉ CASTRO MARTÍN
El Hayedo
(Schönbuch/Valvanera)
Hacia
lo azul, hacia el azul derrotado del mundo,
entre lo abierto y lo cerrado, el bosque es un silencio en fuga.
En la ascensión las hayas,
…………………………………………………………calígrafas del cielo,
escriben desde el antes al ahora sobre la cicatriz de las estrellas.
En la memoria de la savia fluyen
los troncos, en su extenderse hacia lo otro,
la sombra niegan para hurtar la luz,
peregrinan al ser de las raíces a las ramas.
Las hayas en su sordo crecimiento escapan transformadas
en temblor y crujido, agitación y vuelo.
Hacia lo incierto arroja su materia el torrente
y entre las piedras es largo su discurso
de la extinción, finge el claroscuro entre las hojas
en su estación de sombras y destellos.
…………………………………………………………………Cada claro es un despertar.
Sólo las sendas quiebran la densidad enajenada
de las formas inmóviles, y en el borde del bosque
quiere el ciervo arriesgarse, ser solamente límite
aunque no sepa que después de su huida
el tiempo fluya de repente y el sonido
prolongará el fragor bajo sus pasos:
sonido errante, frágil música del existir.
No seremos camino antes que huella.
Lugar
del que jamás hemos salido, signo que no hemos pronunciado,
los árboles sonámbulos cuando la nieve llegue,
furiosos en lo azul, osamentas del frío,
para
tocar la muerte en lo hondo de sí se adormecen.
Desde lo abierto a lo cerrado el bosque errante en su silencio
hace de su mudez laberinto.
…………………………………………………………Por alzarse a su forma,
todo duele para crecer entre el temblor y el éxtasis,
el hayedo será huella antes que camino
avanzando en lo incierto por el sonido de unos pasos.
CARLOS CALERO
Me
pregunto
Me
pregunto si tendré la suerte de estas piedras,
de estos fragmentos y raíces celtas,
de estas longitudes de sombras originarias,
de estos bosquejos de ciudades,
de estas maravillas ocultas bajo la tierra,
de estos recuerdos de lagunas
con peces de madera y humo,
de estas filosofías oprimentes,
de estos insectos de luz y sombras,
de estas taxonomías en el cielo
y un aullido inclemente,
de estos signos matemáticos invidentes,
de estas casas de hierba y riachuelos,
de estos tiempos en una mano,
de estas lecturas de las guerras,
de estos hijos atrapados por un destino en ciernes,
de estas longitudes del alma y el polen,
de estos imprevistos sin tumbas,
de estas diminutas pirámides de sal dulce,
de estos seres anclados en el tiempo,
de estas cápsulas en el agua y el oxígeno,
de estos desterrados con una patria
en círculos rotos por el aire,
de estas miniaturas de universo
bordadas con agujas en piel de cabras,
de estos buzones sin nombre
donde espera una carta congelada,
de estas insignificancias al flotar las palabras
mientras vuelve a tu boca el mundo.
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